Dios mediante, se terminará todas las explicaciones y sus enlaces para el final del año. Con tiempo, espero añadir citas de otros autores sobre las lecturas y preguntas comúnes y sus respuestas sobre cada lectura. Visite a menudo para ver cómo sigue en desarrollo este sitio web por la gracia de Dios y por su gloria.
Hoy empiezo a subir nuevos enlaces en el calendario entitulado: ¡Empieza hoy! Sólo tiene que hacer clic en las unidades o las lecturas subrayadas de ese calendario para llegar a una nueva página con la explicación de la lectura. De esta forma, no hay que buscarlas en los archivos del blog.
Dios mediante, se terminará todas las explicaciones y sus enlaces para el final del año. Con tiempo, espero añadir citas de otros autores sobre las lecturas y preguntas comúnes y sus respuestas sobre cada lectura. Visite a menudo para ver cómo sigue en desarrollo este sitio web por la gracia de Dios y por su gloria.
0 Comentarios
Aquí en Nehemías 1 conocemos a otro hombre como Esdras, otro que fue formado por la palabra de Dios y cuyo anhelo más profundo fue derramado en oración devota delante de Jehová.
Note las noticias que inspiraron su oración: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego (Nehemías 1:3). Ha pasado más de un siglo desde que Ciro decretó que los judíos pudieran volver a reconstruir a Jerusalén, y todavía una gran parte de la ciudad se queda en ruinas y sin defensa. Aunque el grupo que vino con Zorobabel pudo terminar la construcción del templo y el grupo que vino con Esdras fue confirmado en la ley de Moisés, se queda Jerusalén físicamente insegura y en vergüenza. Parte de la razón se encuentra en el éxito de los enemigos en estorbar la reconstrucción de la ciudad. Ya leímos una carta escrita a Artajerjes, el rey durante el libro de Nehemías, más temprano en su reinado: Sea notorio al rey, que los judíos que subieron de ti a nosotros vinieron a Jerusalén; y edifican la ciudad rebelde y mala, y levantan los muros y reparan los fundamentos. Ahora sea notorio al rey, que si aquella ciudad fuere reedificada, y los muros fueren levantados, no pagarán tributo, impuesto y rentas, y el erario de los reyes será menoscabado (Esdras 4:12-13). Con la respuesta de Artajerjes, pudieron parar a fuerzas la reconstrucción de los muros (Esdras 4:23). Nehemías se queda afectado por las noticias y presenta su petición, no delante del rey Artajerjes como hicieron sus enemigos, sino delante del Dios que tiene toda autoridad aún sobre Artajerjes: Ayuné y oré delante del Dios de los cielos (Nehemías 1:4). Su descripción de Jehová en Nehemías 1:5 hace eco de su revelación a Moisés en Éxodo 34:5-7 cuando éste le intercedió por misericordia después de la idolatría con el becerro de oro en el Monte Sinaí. Por esta referencia y por su referencia al pacto, Nehemías coloca su nueva petición en el molde de la intercesión de Moisés, pidiendo que Jehová le perdone a su pueblo por sus idolatrías más recientes. Igual que la confesión de pecados por Esdras en la lectura pasada, Nehemías se identifica con el pecado de su pueblo: Confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado. En extremo nos hemos corrompido contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés tu siervo (Nehemías 1:6-7). ¿Cómo se atreve Nehemías a pedir perdón por su pueblo cuando merece la ira justa de Jehová por sus pecados? Cita el pacto de Jehová, un resumen de Deuteronomio 30:1-5: Acuérdate ahora de la palabra que diste a Moisés tu siervo, diciendo: Si vosotros pecareis, yo os dispersaré por los pueblos; pero si os volveréis a mí, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, aunque vuestra dispersión fuere hasta el extremo de los cielos, de allí os recogeré, y os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre (Nehemías 1:8-9). Descansa en la seguridad de que las misericordias pasadas de Jehová en la redención de la esclavitud en Egipto significan que los visitará en misericordia otra vez: Ellos, pues, son tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con tu gran poder, y con tu mano poderosa (Nehemías 1:10). Cierre su oración con su petición más inmediata: Concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón (Nehemías 1:11). “Aquel varón” es Artajerjes, el rey más temible en toda la tierra, que tiene dominio sobre numerosos pueblos y naciones; pero ante Jehová, es simplemente “aquel varón”. En pocos meses, Jehová responde por medio de Artajerjes, y después de un siglo de espera, los muros de Jerusalén son reconstruidos en relativamente poco tiempo. La oración eficaz del justo puede mucho (Santiago 5:16). Cuando uno estudia la palabra de Jehová en la forma que vimos descrita ayer en Esdras 7:10, se despierta una alta sensibilidad al pecado: Cuando oí esto [del pecado de Israel y sus líderes], rasgué mi vestido y mi manto, y arranqué pelo de mi cabeza y de mi barba, y me senté angustiado en extremo… Yo estuve muy angustiado hasta la hora del sacrificio de la tarde (Esdras 9:3, 4).
Esdras ha sido tocado por la santidad de Jehová a tal punto que se siente algo de su intolerancia hacia el pecado. Todo su espíritu reacciona en rechazo al pecado; reconoce la imposibilidad de que exista la inmundicia junta con la santidad. Note que aquí, esta alta sensibilidad reacciona por el pecado de otros, no cometido contra uno personalmente sino contra la santidad de Jehová. Es una reacción que Jesucristo describe como “hambre y sed de justicia”, y puede aparecer o por el reconocimiento del pecado que uno mismo ha cometido o por los pecados de la comunidad contra Dios. Note también que esta sensibilidad se desahoga en oración: Me postré de rodillas, y extendí mis manos a Jehová mi Dios (Esdras 9:5). Incluye: 1) La confesión de los pecados y la identificación personal con los pecados de los otros: Dios mío, confuso y avergonzado estoy para levantar, oh Dios mío, mi rostro a ti, porque nuestras iniquidades se han multiplicado sobre nuestra cabeza, y nuestros delitos han crecido hasta el cielo (Esdras 9:6). 2) Reconoce la ofensa del pecado contra las manifestaciones más recientes de la gracia de Jehová: Ahora por un breve momento ha habido misericordia de parte de Jehová nuestro Dios, para hacer que nos quedase un remanente libre, y para darnos un lugar seguro en su santuario, a fin de alumbrar nuestro Dios nuestros ojos y darnos un poco de vida en nuestra servidumbre (Esdras 9:8). 3) Por este fondo de gracia, el pecado no tiene sentido – es una ofensa, una rebelión incomprensible contra la gracia de Jehová: ¿Qué diremos, oh Dios nuestro, después de esto?... No nos has castigado de acuerdo con nuestras iniquidades, y nos diste un remanente como este, ¿hemos de volver a infringir tus mandamientos, y a emparentar con pueblos que cometen estas abominaciones? (Esdras 9:10, 13-14) 4) Reconoce el castigo que merece el pecado: ¿No te indignarías contra nosotros hasta consumirnos, sin que quedara remanente ni quien escape? (Esdras 9:14) 5) Reconoce la justicia completa de Jehová y la culpabilidad completa de los pecadores: Oh Jehová Dios de Israel, tú eres justo, puesto que hemos quedado un remanente que ha escapado, como en este día. Henos aquí delante de ti en nuestros delitos; porque no es posible estar en tu presencia a causa de esto (Esdras 9:15). Jesucristo promete en esta situación: Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados (Mateo 5:6). Por el poder del Espíritu de Jehová, el hambre y la sed de Esdras por la justicia se sacian inmediatamente: Mientras oraba Esdras y hacía confesión, llorando y postrándose delante de la casa de Dios, se juntó a él una muy grande multitud de Israel, hombres, mujeres y niños; y lloraba el pueblo amargamente. Entonces respondió Secanías hijo de Jehiel, de los hijos de Elam, y dijo a Esdras: Nosotros hemos pecado contra nuestro Dios, pues tomamos mujeres extranjeras de los pueblos de la tierra; mas a pesar de esto, aún hay esperanza para Israel. Ahora, pues, hagamos pacto con nuestro Dios, que despediremos a todas las mujeres y los nacidos de ellas, según el consejo de mi señor y de los que temen el mandamiento de nuestro Dios; y hágase conforme a la ley. Levántate, porque esta es tu obligación, y nosotros estaremos contigo; esfuérzate, y pon mano a la obra (Esdras 10:1-4). Por la enseñanza de la palabra de Jehová a largo plazo y por la obra del Espíritu de Jehová, la alta sensibilidad al pecado se ha extendido a los demás de la comunidad. En vez de la resistencia a la palabra, la comunidad acompaña a Esdras en el arrepentimiento. Tal vez hoy uno reacciona a la lectura por decir: ¡Pobres mujeres y niños que se quedan abandonados por el afán religioso de un hombre! Pero esta reacción no ha considerado bien la situación. Esdras no le culpa a esa gente por diferencias raciales sino que confiesa que Israel se ha emparentado: Con pueblos que cometen [note el tiempo presente] estas abominaciones (Esdras 9:14). Las historias de Rahab en Josué 2 y 6:22-25 y de Rut demuestran que los israelitas podían recibir a gente de otros pueblos que se convirtió a Jehová. Esdras 9 – 10 se trata de mujeres que activamente practican otras religiones y levantan una generación que hará lo mismo. Se supone que podrían convertirse a Jehová como Rahab o Rut y ser aceptadas por el pueblo judío. Si no, los varones judíos no tenían motivo por casarse con ellas sabiendo que desobedecieron la ley de Jehová por eso y pusieron a riesgo las futuras generaciones del remanente de Jehová. La alta sensibilidad al pecado causada por el estudio de la palabra de Jehová con devoción y compromiso incomoda. Nos urge a tomar decisiones muy difíciles, a veces totalmente en contra el pensar común y corriente. Pero hechas en arrepentimiento y en obediencia a la palabra de Jehová, producen el fruto apacible de la justicia (Hebreos 12:11). Con Esdras 7 empezamos a ver la segunda ola de judíos que vuelven a Israel del exilio, esta vez en 458 a.C. Son dirigidos por Esdras que: Era escriba diligente en la ley de Moisés, que Jehová Dios de Israel había dado; y le concedió el rey todo lo que pidió, porque la mano de Jehová su Dios estaba sobre Esdras (Esdras 7:6).
Note la preparación de Esdras por esta obra de Jehová: Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos (Esdras 7:10). Esdras había preparado – La formación de Esdras no fue al azar sino con un propósito fijo. Podemos imaginar horas que parecían innumerables, horas de lectura y estudio de la Sagrada Escritura por años, horas bañadas en oración y ayuno y puntuadas con clamores a Jehová por el discernimiento y la sabiduría en lo que estudiaba. Esdras había preparado su corazón – Su preparación consumía todo su ser en devoción a Jehová. Fue organizada para que todo su intelecto, su voluntad, sus emociones y su alma fueran dirigidos por la pasión de conocer más íntimamente a Jehová. Para inquirir la ley de Jehová – Fue un estudio cuidadoso, para examinar con atención todos los detalles de la revelación de Jehová desde Génesis a Deuteronomio. Examinaba la fundación y los enlaces de la gracia en que dependía su propia relación con Él, y se maravillaba de la gracia con que su pueblo fue establecido como el tesoro especial de Jehová. Y para cumplirla – El propósito de esta formación fue mucho más que satisfacer una curiosidad intelectual o prepararse por una carrera académica. Antes de enseñar a los demás, su propio corazón tuvo que ser purificado y moldeado por la palabra de Jehová. Su pasión y devoción tuvieron que ser dirigidos para manifestarse en obediencia. Tuvo que acostumbrarse al camino del arrepentimiento y la obediencia antes de poder dirigir los pasos de otros en el mismo. Y para enseñar en Israel – Con su corazón transformado por la palabra de Jehová, Esdras ahora estaba listo a anunciarla a los demás, a explicársela a los demás para que fueran transformados a la obediencia al Señor también. Sus estatutos y decretos – Y Esdras va a enseñar con autoridad. No sólo enseñará para informar sino como la portavoz de Jehová, para exigir una respuesta de sumisión y obediencia de parte de los oyentes. La autoridad con que predica va a superar su propia influencia y aún la del rey de Persia para encubrirse con la autoridad que viene de lo alto, la de Jehová que tronó en el Monte Sinaí a tal punto que el pueblo respondió a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos (Éxodo 20:19). Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos (Esdras 7:10). Que el Señor continúe a levantar tales predicadores y maestros de su palabra en nuestra generación, que bien preparados en la palabra, con corazones sumisos y obedientes, enseñen con autoridad para dirigir a nuestro pueblo en arrepentimiento y en obediencia a Jehová. ¿Puede obrar Jehová aún por medio de las burocracias? Esdras 4 – 6 nos
demuestra que sí. Para gobernar un imperio tan grande y multiétnico, los caldeos y luego los persas desarrollaron una burocracia impresionante. Su sistema de archivos recopilaba datos de todas las partes del imperio y conservaba ordenadamente los muchos decretos necesarios para gobernar a tanta gente por épocas largas. Vemos la burocracia persa en acción en Esdras 4 – 6. Como los judíos y sus vecinos ya no son independientes y no tienen reyes, tienen que mandar sus peticiones a una de las capitales persas lejanas y esperar pacientemente su respuesta. Se suponían que las autoridades iban a responder en justicia, pero a veces la justicia fue trastornada al pasar por tantas manos administrativas: Sobornaron además contra ellos a los consejeros para frustrar sus propósitos, todo el tiempo de Ciro rey de Persia y hasta el reinado de Darío rey de Persia (Esdras 4:5). Pero el poder de Jehová supera toda intención de distorsionar su justicia, aún en las burocracias: Dejad que se haga la obra de esa casa de Dios; que el gobernador de los judíos y sus ancianos reedifiquen esa casa de Dios en su lugar… que de la hacienda del rey, que tiene del tributo del otro lado del río, sean dados puntualmente a esos varones los gastos, para que no cese la obra… También por mí es dada orden, que cualquiera que altere este decreto, se le arranque un madero de su casa, y alzado, sea colgado en él, y su casa hecha muladar por esto (Esdras 6:7-8, 9, 11). Las burocracias pueden servir como instrumentos de la justicia de Jehová, como en este caso cuando sirven para la edificación del nuevo templo. En esta lectura salen algunos detalles históricos que dejan confundidos a algunos lectores. Primero, a primera vista parece muy larga la espera por el permiso de redificar el templo, como Esdras 4:5-7 menciona los reyes persas Ciro, Darío, Asuero y Artajerjes cuyos reinados desde el decreto de 539 a.C. cubren más de 100 años. Luego Esdras 6:14 menciona que edificaron y terminaron el templo por orden de Ciro, de Darío y de Artajerjes. Pero terminaron la construcción en el sexto año del rey Darío, en 516 a.C., después de 23 años, no después de 100. ¿Puede ser que el autor bíblico se equivocó de la cronología y la lista de reyes persas? No; no hay confusión de parte del autor bíblico si reconocemos que Esdras 4:6-23 es un paréntesis en la narrativa sobre la construcción del templo. Las acusaciones escritas para Asuero en Esdras 4:6, para Artajerjes en Esdras 4:7-16 y la respuesta de éste en Esdras 4:17-23 no son directamente relacionadas con la construcción del templo. Son ejemplos de las tácticas generales de los enemigos de los judíos para que se quedaran mal vistos por las autoridades persas. Note en particular que la carta a Artajerjes se trata de la construcción de los muros (Esdras 4:12), no de la reconstrucción del templo. Aunque fueron escritas mucho más tarde y por otros asuntos, las acusaciones de Esdras 4:6-23 son ejemplos de las tácticas por las cuales los vecinos de los judíos intentaron a estorbar la reconstrucción del templo también. El paréntesis termina cuando el autor entra en Esdras 4:24 y vuelve a la época de la reconstrucción del templo: Entonces cesó la obra de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y quedó suspendida hasta el año segundo del reinado de Darío rey de Persa. (F. Charles Fensham, The Books of Ezra and Nehemiah, New International Commentary on the Old Testament; 1982, Eerdmans, pág. 69-70) Segundo, la referencia al rey de Asiria en Esdras 6:22 puede causar confusión también. Asiria dejó de existir como un imperio después de la destrucción de Nínive en 612 a.C. y de Harrán en 610 a.C.; la Pascua en Esdras 6:22 fue celebrada en 516 a.C. Técnicamente, hacía casi 100 años que no existía ningún rey de Asiria. ¿Cómo puede decir entonces: Jehová los había alegrado, y había vuelto el corazón del rey de Asiria hacia ellos (Esdras 6:22)? La razón se encuentra en la costumbre de nuevos emperadores de ligarse a la cadena de emperadores previos para justificar la legitimidad de su nuevo reino. A pesar del cambio de reinos, un nuevo emperador se presentaba como otro eslabón en una cadena de emperadores pasados famosos y reconocidos. Así un rey persa como Darío podía presentarse también como rey de Asiria aunque ese imperio dejó de existir, porque gobernaba sobre los mismos lugares geográficos y la misma gente que los reyes asirios, y porque le daba más prestigio (Fensham, The Books of Ezra and Nehemiah, pág. 96; hace referencia a una lista de los reyes de Babilonia reproducida en Ancient Near Eastern Texts, pág. 566, que empieza con un rey asirio, menciona a reyes caldeos, incluye a los reyes persas Ciro, Cambises y Darío, y termina por los reyes seléucidas, los que tomaron autoridad después de la muerte de Alejandro Magno. Los reyes son de cuatro imperios distintos, pero vistos como una cadena no quebrantada por su dominio sobre el mismo lugar geográfico). Entendido así, la frase: Jehová los había alegrado, y había vuelto el corazón del rey de Asiria hacia ellos (Esdras 6:22) no es un error histórico sino una declaración de la fidelidad de Jehová, que cambió el corazón de la misma cadena de autoridad que exilió a su pueblo Israel en 722 a.C. para que ahora fortaleciera a su pueblo que vuelve del exilio a redificar a Jerusalén. Este título nos permite ver la misericordia de Jehová a través de los siglos; aunque castiga, es misericordioso y nunca abandonará a su pueblo. Ahora que Jehová ha castigado a su pueblo por la destrucción de Jerusalén y el exilio en 586 a.C., ¿volverá a tener misericordia de ellos? La décima unidad de la
Biblia – los libros de Esdras, Nehemías y Ester – afirman que sí. Estos libros narran la historia de las primeras generaciones del pueblo de Jehová después del exilio. En el libro de Ester, leemos de su redención aún en tierra extranjera. En Esdras y Nehemías, vemos su restablecimiento en la tierra prometida. Vamos a cubrir esta unidad en aproximadamente una semana y media, este año en las lecturas del 15 al 26 de mayo. Mientras lee, guarde en mente las siguientes observaciones: 1) Los eventos principales de la unidad: La redención y la protección del pueblo amenazado de Jehová en tierra extranjera (Ester) y su restablecimiento en la tierra prometida a través de muchas pruebas (Esdras y Nehemías). 2) Los atributos de Jehová que resaltan: Su fidelidad, su misericordia en perdonar, su soberanía 3) La obra principal de Jehová: Preserva, redime, bendice y restablece a su remanente escogido. 4) Los participantes principales: Zorobabel, Esdras, Nehemías, Ester, Mardoqueo y otros de las generaciones del pueblo de Jehová después del exilio. 5) La referencia principal a Jesucristo y el evangelio: Les diste pan del cielo en su hambre, y en su sed les sacaste aguas de la peña (Nehemías 9:15; lea también Juan 6:31-35 y 1 Corintios 10:1-4). Observaciones clave: En un versículo, el cronista resume varias décadas de historia y nos prepara por la unidad de la Biblia que vamos a leer ahora: Los que escaparon de la espada fueron llevados cautivos a Babilonia [en el año 586 a.C.], y fueron siervos de él y de sus hijos, hasta que vino el reino de los persas [en el año 539 a.C.] (2 Crónicas 36:20). Este último evento refiere a la victoria de los medos y los persas dirigidos por Ciro sobre los caldeos en Babilonia. Con esta victoria, la autoridad sobre los judíos exiliados pasó al imperio persa. Los persas tenían una política muy distinta que los asirios y los caldeos hacia las minorías conquistadas. En vez de mantenerlas en el exilio, los persas promocionaban el restablecimiento de sus ciudades de origen y sus templos. Esta nueva política benefició al pueblo de Jehová: Mas al primer año de Ciro rey de los persas, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, Jehová despertó el espíritu de Ciro rey de los persas, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito, por todo su reino, diciendo: Así dice Ciro, rey de los persas: Jehová, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra; y él me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. Quien haya entre vosotros de todo su pueblo, sea Jehová su Dios con él, y suba (2 Crónicas 36:22-23; véase también Esdras 1:1-4). Igual como la deportación a Babilonia ocurrió en tres etapas (en los años 605, 597 y 586 a.C.), la vuelta del exilio y el restablecimiento de Jerusalén ocurren en tres etapas también. El primer grupo vuelve poco después del decreto de Ciro en 539 a.C. Encabezados por el gobernador Zorobabel, concentran en la redificación del templo que por fin dedican en 516 a.C. Leemos su historia en Esdras 1 – 6 y en los libros de los profetas Ageo y Zacarías. Vuelve el segundo grupo más de 50 años después, en 458 a.C. Encabezados por Esdras, concentran en la confirmación del pueblo en la ley de Moisés. Leemos su historia en Esdras 7 – 10. Vuelve el tercer grupo poco después, en 444 a.C. Encabezados por Nehemías, concentran en la edificación de los muros para la protección de la ciudad. Su historia encontramos en el libro de Nehemías. Por eso, cuando lee Esdras y Nehemías, acuérdese de que está leyendo una narrativa histórica que cubre más de 100 años. No se quede frustrado si los nombres principales de Esdras 1 – 6 no aparecen en Esdras 7 – Nehemías 13. En los libros de Esdras y Nehemías vemos que Jehová bendice al remanente de su pueblo que vuelve a redificar a Jerusalén. Pero, ¿qué le pasará a su pueblo escogido que no vuelve del exilio? ¿Será abandonado por Jehová? El libro de Ester nos cuenta que no, sino que Jehová continuará su protección y redención a su pueblo radicado en tierra extranjera. Aunque lo leemos después de Esdras y Nehemías, históricamente ocurre en el reinado de Jerjes (o Asuero; entre 486 –465 a.C.), es decir, durante los más de 50 años de silencio entre Esdras 6 y 7. Así que, si queremos entender el hilo cronológico, vemos: 1) Esdras 1 – 6, Ageo y Zacarías (539 – 516 a.C.) 2) Ester (probablemente entre 480 – 475 a.C.) 3) Esdras 7 – 10 (458 –aproximadamente 433 a.C.) 4) Nehemías (444 –aproximadamente 430 a.C.) Pero en tanto movimiento histórico y geográfico, el que se mantiene seguro y fiel es Jehová. Alábelo por su soberanía y su fidelidad a pesar de la distancia y el tiempo mientras lee los libros de Esdras, Nehemías y Ester. Doy gracias a Dios por las nuevas páginas que permiten que los lectores empiecen cualquier día del año y no sólo el primero de enero.
Si continúa con nosotros en las lecturas que empezamos el primero de enero, siga el calendario en la página entitulada "Calendario 2012". Si desea empezar hoy con Génesis 1 para terminar la Biblia en 365 días, mire el calendario en la página "¡Empiece hoy!" ¡Que Dios les siga dando mucha sabiduría y bendición en su deseo de leer toda la Biblia en un año! ¿Cómo debemos responder a la salvación de Jehová? El cronista contesta en
esta lectura: ¡Con más devoción todavía! Cuando el rey Asa tiene que enfrentar la invasión etíope, no se atreve a hacerlo solo: Y clamó Asa a Jehová su Dios, y dijo: ¡Oh Jehová, para ti no hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, oh Jehová Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre venimos contra este ejército. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti el hombre (2 Crónicas 14:11). Otra vez Jehová les da victoria sobre un ejército superior: Y Jehová deshizo a los etíopes delante de Asa y delante de Judá; y huyeron los etíopes (2 Crónicas 14:12). ¿Y cómo responde Asa? Con más devoción todavía: Se reunieron, pues, en Jerusalén, en el mes tercero del año decimoquinto del reinado de Asa… Entonces prometieron solemnemente que buscarían a Jehová el Dios de sus padres, de todo su corazón y de toda su alma; y que cualquiera que no buscase a Jehová el Dios de Israel, muriese, grande o pequeño, hombre o mujer. Y juraron a Jehová con gran voz y júbilo, al son de trompetas y de bocinas (2 Crónicas 15:10, 12-14). Pero cuando desconfía Asa en Jehová años después en 2 Crónicas 16, encuentra la salvación también, pero a un precio muy grande: Por cuanto te has apoyado en el rey de Siria, y no te apoyaste en Jehová tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria ha escapado de tus manos (2 Crónicas 16:7). Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él. Locamente has hecho en esto; porque de aquí en adelante habrá más guerra contra ti (2 Crónicas 16:9). En respuesta, Asa demuestra su corazón espiritualmente endurecido: Entonces se enojó Asa contra el vidente y lo echó en el cárcel, porque se encolerizó grandemente a causa de esto (2 Crónicas 16:10). En vez del arrepentimiento, Asa reacciona por intentar a apagar el ministerio de la palabra de Jehová. Por las dos caras del rey Asa, podemos observar que nuestra devoción a Jehová siempre está en movimiento: o estamos acercándonos a él con más arrepentimiento, más humildad y más devoción apasionada a su palabra para gozarnos más de su salvación, o estamos alejándonos de él con más soberbia, más seguridad en nuestros propios planes y más fastidio y desesperación con el pueblo de Jehová y su palabra. Vale la pena parar y reflexionar: ¿Me muevo hoy hacia Jehová o me estoy alejando de Él? El cronista incluye tres consejos históricos para los israelitas de su época que vuelven del exilio:
Que salgan de los lugares de la idolatría y la apostasía para volver a la adoración aprobada en Jerusalén: Los levitas dejaban sus ejidos y sus posesiones, y venían a Judá y a Jerusalén; pues Jeroboam y sus hijos los excluyeron del ministerio de Jehová. Y él designó sus propios sacerdotes para los lugares altos, y para los demonios, y para los becerros que él había hecho. Tras aquellos acudieron también de todas las tribus de Israel los que habían puesto su corazón en buscar a Jehová Dios de Israel; y vinieron a Jerusalén para ofrecer sacrificios a Jehová, el Dios de sus padres (2 Crónicas 11:13-16). ¡Un ejemplo excelente para los israelitas en exilio en Babilonia mientras sus hermanos vuelven a edificar Jerusalén! Que sus líderes se mantengan en devoción completa a la ley de Jehová: Cuando Roboam había consolidado el reino, dejó la ley de Jehová, y todo Israel con él. Y por cuanto se habían rebelado contra Jehová, en el quinto año del rey Roboam subió Sisac rey de Egipto contra Jerusalén (2 Crónicas 12:1-2). La salvación de esta emergencia se encontró en el arrepentimiento: Los príncipes de Israel y el rey se humillaron, y dijeron: Justo es Jehová. Y cuando Jehová vio que se habían humillado, vino palabra de Jehová a Semaías, diciendo: Se han humillado; no los destruiré; antes los salvaré en breve, y no se derramará mi ira contra Jerusalén por mano de Sisac (2 Crónicas 12:6-7). Pero sigue una lección fuerte todavía: Pero serán sus siervos, para que sepan lo que es servirme a mí, y qué es servir a los reinos de las naciones (2 Crónicas 12:8). Es una lección fuerte para los que vuelven del exilio porque continúan a ser siervos de los persas en Babilonia. Si desean la independencia, que nunca se olviden que la independencia sólo tiene valor cuando uno se somete voluntariamente a Jehová. Que Jehová sea su bandera: Jehová es nuestro Dios, y no le hemos dejado… He aquí Dios está con nosotros por jefe, y sus sacerdotes con las trompetas del júbilo para que suenen contra vosotros. Oh hijos de Israel, no peleéis contra Jehová el Dios de vuestros padres, porque no prosperaréis (2 Crónicas 13:10, 12). Abías y todo Judá ganan la victoria contra las fuerzas superiores de Jeroboam porque Jehová los entregó en sus manos (2 Crónicas 13:16). Así es el mensaje del cronista: Si los israelitas vuelven a Jehová, si se mantienen en una devoción completa a su ley y si su relación con Jehová los identifica y los define, ¿quién puede imaginar todo lo que Jehová lograría por ellos? El cronista quiere que nos quedemos impresionados con la gloria del reinado de Salomón. Enfatiza sus logros positivos, su riqueza y la alabanza por la reina de
Sabá a Jehová. No menciona a las muchas esposas y concubinas de Salomón que desviaron su corazón a la idolatría, ni el castigo de sus enemigos que le mandó Jehová en 1 Reyes 11. Otra vez, la razón por no incluir este material no es por elogiar falsamente a Salomón sino por retratar una visión de lo que Jehová puede lograr por la comunidad después del exilio si se entregan en devoción completa a él. El pueblo de Jehová puede disfrutar otra vez la bendición de riquezas en abundancia a tal punto que aún los líderes paganos se sentirán otra vez la atracción a la santidad y la justicia de Jehová (2 Crónicas 9:7-8). Y este renacimiento concebido por el cronista estará radicado en la unidad israelita bajo la casa de David y centrada en la devoción a la ley de Jehová en el templo (2 Crónicas 8:12-16). Mientras tanto, la división en el pueblo de Jehová, la aspereza entre sus súbditos, el rechazo al gobierno de la casa de David y la falta de atención a la adoración por el templo caracterizaron la época de Roboam y Jeroboam y causaron la pérdida de toda esa gloria. Pero el pueblo no debe desesperarse: No escuchó el rey al pueblo; porque la causa era de Dios, para que Jehová cumpliera la palabra que había hablado por Ahías silonita a Jeroboam hijo de Nabat (2 Crónicas 10:15). Si el pueblo vuelve a someterse completamente a Jehová y le clama, puede ser que le responde con hacer renacer la gloria pasada. |
AutorRev. Ken Kytle, pastor de la Iglesia bautista La fe en Cristo cerca de Atlanta, Georgia, EEUU. Archivos
Abril 2014
Categorías
Todo
|