2 Crónicas 11 - 13
En resumen:
Los reyes Roboam y Abías encuentran bendición mientras se humillan y dependen en Jehová.
Los reyes Roboam y Abías encuentran bendición mientras se humillan y dependen en Jehová.
En más detalle:
Al continuar su narrativa después de la división de Israel, el cronista se concentra en el reino de Judá. No escribe del reino de Israel (del norte) a menos que se relacione con Judá. De vez en cuando hace referencias a eventos del norte de que sus lectores deben saber (como la fabricación de los becerros de oro por Jeroboam en 1 Reyes 12:26-33, y repetida varias veces más, pero aquí sólo mencionado en tres versículos, 2 Crónicas 11:15 y 13:8-9). Como ha hecho hasta esta lectura, el cronista se concentra en la casa de David, en el culto a Jehová en el templo y el liderazgo del territorio de Jerusalén y Judá como los tres factores principales que dirigirán también el renacimiento en la época después del exilio.
El cronista también nos da más información sobre Roboam que no encontramos en 1 Reyes, información que concuerda con sus intereses constantes – la edificación y el fortalecimiento de ciudades (2 Crónicas 11:5-12), la prosperidad familiar real (2 Crónicas 11:18-21, 23) y la llegada de los verdaderos adoradores de Jehová a Jerusalén. Como ejemplo de este último dice: Los levitas dejaban sus ejidos y sus posesiones, y venían a Judá y a Jerusalén; pues Jeroboam y sus hijos los excluyeron del ministerio de Jehová. Y él designó sus propios sacerdotes para los lugares altos, y para los demonios, y para los becerros que él había hecho. Tras aquellos acudieron también de todas las tribus de Israel los que habían puesto su corazón en buscar a Jehová Dios de Israel; y vinieron a Jerusalén para ofrecer sacrificios a Jehová, el Dios de sus padres (2 Crónicas 11:13-16). ¡Un ejemplo excelente para los israelitas en exilio en Babilonia mientras sus hermanos vuelven a
edificar Jerusalén!
También como es su costumbre, el cronista enfatiza la devoción completa a la ley de Jehová y las consecuencias por no cumplirla: Cuando Roboam había consolidado el reino, dejó la ley de Jehová, y todo Israel con él. Y por cuanto se habían rebelado contra Jehová, en el quinto año del rey Roboam subió Sisac rey de Egipto contra Jerusalén (2 Crónicas 12:1-2). La salvación de esta emergencia se encuentra en el arrepentimiento: Los príncipes de Israel y el rey se humillaron, y dijeron: Justo es Jehová. Y cuando Jehová vio que se habían humillado, vino palabra de Jehová a Semaías, diciendo: Se han humillado; no los destruiré; antes los salvaré en breve, y no se derramará mi ira contra Jerusalén por mano de Sisac (2 Crónicas 12:6-7). Pero sigue una lección fuerte todavía: Pero serán sus siervos, para que sepan lo que es servirme a mí, y qué es servir a los reinos de las naciones (2 Crónicas 12:8). También es una lección fuerte para los que vuelven del exilio porque continúan a ser siervos de los persas en Babilonia. Si desean la independencia, que nunca se olviden que la independencia sólo tiene valor cuando uno se somete voluntariamente a Jehová.
Hoy también leemos del ejemplo de Abías, el próximo rey de Judá. De él los recién venidos del exilio deben aprender a levantar a Jehová como bandera: Jehová es nuestro Dios, y no le hemos dejado… He aquí Dios está con nosotros por jefe, y sus sacerdotes con las trompetas del júbilo para que suenen contra vosotros. Oh hijos de Israel, no peleéis contra Jehová el Dios de vuestros padres, porque no prosperaréis (2 Crónicas 13:10, 12). Abías y todo Judá ganan la victoria contra las fuerzas superiores de Jeroboam porque Jehová los entregó en sus manos (2 Crónicas 13:16).
Así es el mensaje del cronista: Si los israelitas vuelven a Jehová, si se mantienen en una devoción completa a su ley, si su relación con Jehová los identifica y los define… ¿quién puede imaginar todo lo que Jehová lograría por ellos?
Al continuar su narrativa después de la división de Israel, el cronista se concentra en el reino de Judá. No escribe del reino de Israel (del norte) a menos que se relacione con Judá. De vez en cuando hace referencias a eventos del norte de que sus lectores deben saber (como la fabricación de los becerros de oro por Jeroboam en 1 Reyes 12:26-33, y repetida varias veces más, pero aquí sólo mencionado en tres versículos, 2 Crónicas 11:15 y 13:8-9). Como ha hecho hasta esta lectura, el cronista se concentra en la casa de David, en el culto a Jehová en el templo y el liderazgo del territorio de Jerusalén y Judá como los tres factores principales que dirigirán también el renacimiento en la época después del exilio.
El cronista también nos da más información sobre Roboam que no encontramos en 1 Reyes, información que concuerda con sus intereses constantes – la edificación y el fortalecimiento de ciudades (2 Crónicas 11:5-12), la prosperidad familiar real (2 Crónicas 11:18-21, 23) y la llegada de los verdaderos adoradores de Jehová a Jerusalén. Como ejemplo de este último dice: Los levitas dejaban sus ejidos y sus posesiones, y venían a Judá y a Jerusalén; pues Jeroboam y sus hijos los excluyeron del ministerio de Jehová. Y él designó sus propios sacerdotes para los lugares altos, y para los demonios, y para los becerros que él había hecho. Tras aquellos acudieron también de todas las tribus de Israel los que habían puesto su corazón en buscar a Jehová Dios de Israel; y vinieron a Jerusalén para ofrecer sacrificios a Jehová, el Dios de sus padres (2 Crónicas 11:13-16). ¡Un ejemplo excelente para los israelitas en exilio en Babilonia mientras sus hermanos vuelven a
edificar Jerusalén!
También como es su costumbre, el cronista enfatiza la devoción completa a la ley de Jehová y las consecuencias por no cumplirla: Cuando Roboam había consolidado el reino, dejó la ley de Jehová, y todo Israel con él. Y por cuanto se habían rebelado contra Jehová, en el quinto año del rey Roboam subió Sisac rey de Egipto contra Jerusalén (2 Crónicas 12:1-2). La salvación de esta emergencia se encuentra en el arrepentimiento: Los príncipes de Israel y el rey se humillaron, y dijeron: Justo es Jehová. Y cuando Jehová vio que se habían humillado, vino palabra de Jehová a Semaías, diciendo: Se han humillado; no los destruiré; antes los salvaré en breve, y no se derramará mi ira contra Jerusalén por mano de Sisac (2 Crónicas 12:6-7). Pero sigue una lección fuerte todavía: Pero serán sus siervos, para que sepan lo que es servirme a mí, y qué es servir a los reinos de las naciones (2 Crónicas 12:8). También es una lección fuerte para los que vuelven del exilio porque continúan a ser siervos de los persas en Babilonia. Si desean la independencia, que nunca se olviden que la independencia sólo tiene valor cuando uno se somete voluntariamente a Jehová.
Hoy también leemos del ejemplo de Abías, el próximo rey de Judá. De él los recién venidos del exilio deben aprender a levantar a Jehová como bandera: Jehová es nuestro Dios, y no le hemos dejado… He aquí Dios está con nosotros por jefe, y sus sacerdotes con las trompetas del júbilo para que suenen contra vosotros. Oh hijos de Israel, no peleéis contra Jehová el Dios de vuestros padres, porque no prosperaréis (2 Crónicas 13:10, 12). Abías y todo Judá ganan la victoria contra las fuerzas superiores de Jeroboam porque Jehová los entregó en sus manos (2 Crónicas 13:16).
Así es el mensaje del cronista: Si los israelitas vuelven a Jehová, si se mantienen en una devoción completa a su ley, si su relación con Jehová los identifica y los define… ¿quién puede imaginar todo lo que Jehová lograría por ellos?