2 Crónicas 17 - 19
En resumen:
El rey Josafat sirve como otro ejemplo de la devoción a Jehová… y una advertencia contra la alianza con sus enemigos.
El rey Josafat sirve como otro ejemplo de la devoción a Jehová… y una advertencia contra la alianza con sus enemigos.
En más detalle:
En el rey Josafat vemos otro ejemplo de la devoción que tanto recomienda el cronista. Fortalece las ciudades (2 Crónicas 17:2) y busca a Jehová (2 Crónicas 17:4); otra vez, Jehová responde: Jehová, por tanto, confirmó el reino en su mano, y toda Judá dio a Josafat presentes; y tuvo riquezas y gloria en abundancia (2 Crónicas 17:5).
También añade dos facetas más a la devoción a Jehová. Primero: Al tercer año de su reinado envió sus príncipes Benhail, Abdías, Zacarías, Natanael y Micaías, para que enseñasen en las ciudades de Judá… Y enseñaron en Judá, teniendo consigo el libro de la ley de Jehová, y recorrieron todas las ciudades de Judá enseñando al pueblo (2 Crónicas 17:7, 9). Jehová aprueba la devoción y le bendice de una forma que se extiende más allá de sus fronteras: Y cayó el pavor de Jehová sobre todos los reinos de las tierras que estaban alrededor de Judá, y no osaron hacer guerra contra Josafat. Y traían de los filisteos presentes a Josafat, y tributos de plata. Los árabes también le trajeron ganados, siete mil setecientos carneros y siete mil setecientos machos cabríos (2 Crónicas 17:10-11). Note la política tan diferente que la de Asa que en la lectura de ayer se empobreció e hizo alianza con los gentiles para ganar la protección de sus vecinos. Josafat en cambio enseña
la devoción a Jehová a su propio pueblo, y Jehová le da paz con sus vecinos a tal punto que le enriquecen a Josafat.
Segundo: Además de la enseñanza, visitaba al pueblo y afirmó la instrucción: Habitó, pues, Josafat en Jerusalén; pero daba vuelta y salía al pueblo, desde Beerseba hasta el monte de Efraín, y los conducía a Jehová el Dios de sus padres. Y puso jueces en todas las ciudades fortificadas de Judá, por todos los lugares (2 Crónicas 19:4-5). Estos jueces tienen que ser ejemplos de la integridad – no una autoridad por sí mismos sino instrumentos sometidos al dominio justo de Jehová: Mirad lo que hacéis; porque no juzgáis en lugar de hombre, sino en lugar de Jehová, el cual está con vosotros cuando juzgáis. Sea, pues, con vosotros el temor de Jehová; mirad lo que hacéis, porque con Jehová nuestro Dios no hay injusticia, ni acepción de personas, ni admisión de cohecho (2 Crónicas 19:6-7). Claro que estos ejemplos de la educación y la misión de los jueces resonarían en la comunidad que vuelve a redificar Jerusalén y Judá.
Por más sobre Acab y Josafat en 2 Crónicas 18, puede encontrar la explicación de la lectura de 1 Reyes 20 – 22 aquí.
En el rey Josafat vemos otro ejemplo de la devoción que tanto recomienda el cronista. Fortalece las ciudades (2 Crónicas 17:2) y busca a Jehová (2 Crónicas 17:4); otra vez, Jehová responde: Jehová, por tanto, confirmó el reino en su mano, y toda Judá dio a Josafat presentes; y tuvo riquezas y gloria en abundancia (2 Crónicas 17:5).
También añade dos facetas más a la devoción a Jehová. Primero: Al tercer año de su reinado envió sus príncipes Benhail, Abdías, Zacarías, Natanael y Micaías, para que enseñasen en las ciudades de Judá… Y enseñaron en Judá, teniendo consigo el libro de la ley de Jehová, y recorrieron todas las ciudades de Judá enseñando al pueblo (2 Crónicas 17:7, 9). Jehová aprueba la devoción y le bendice de una forma que se extiende más allá de sus fronteras: Y cayó el pavor de Jehová sobre todos los reinos de las tierras que estaban alrededor de Judá, y no osaron hacer guerra contra Josafat. Y traían de los filisteos presentes a Josafat, y tributos de plata. Los árabes también le trajeron ganados, siete mil setecientos carneros y siete mil setecientos machos cabríos (2 Crónicas 17:10-11). Note la política tan diferente que la de Asa que en la lectura de ayer se empobreció e hizo alianza con los gentiles para ganar la protección de sus vecinos. Josafat en cambio enseña
la devoción a Jehová a su propio pueblo, y Jehová le da paz con sus vecinos a tal punto que le enriquecen a Josafat.
Segundo: Además de la enseñanza, visitaba al pueblo y afirmó la instrucción: Habitó, pues, Josafat en Jerusalén; pero daba vuelta y salía al pueblo, desde Beerseba hasta el monte de Efraín, y los conducía a Jehová el Dios de sus padres. Y puso jueces en todas las ciudades fortificadas de Judá, por todos los lugares (2 Crónicas 19:4-5). Estos jueces tienen que ser ejemplos de la integridad – no una autoridad por sí mismos sino instrumentos sometidos al dominio justo de Jehová: Mirad lo que hacéis; porque no juzgáis en lugar de hombre, sino en lugar de Jehová, el cual está con vosotros cuando juzgáis. Sea, pues, con vosotros el temor de Jehová; mirad lo que hacéis, porque con Jehová nuestro Dios no hay injusticia, ni acepción de personas, ni admisión de cohecho (2 Crónicas 19:6-7). Claro que estos ejemplos de la educación y la misión de los jueces resonarían en la comunidad que vuelve a redificar Jerusalén y Judá.
Por más sobre Acab y Josafat en 2 Crónicas 18, puede encontrar la explicación de la lectura de 1 Reyes 20 – 22 aquí.