2 Crónicas 35 - 36 y Salmo 44
En resumen:
El cronista cierre la historia por contar la destrucción de Jerusalén y rápidamente lleva a sus lectores al nuevo desafío que tienen adelante – su repoblación.
El cronista cierre la historia por contar la destrucción de Jerusalén y rápidamente lleva a sus lectores al nuevo desafío que tienen adelante – su repoblación.
En más detalle:
En la lectura para hoy, el cronista solemnemente recuenta la celebración de la Pascua en el reinado de Josías. Es interesante que dedica casi igual de espacio a ese evento singular como a toda la narrativa de los últimos cuatro reyes de Judá en su declive al exilio. La Pascua de Josías es el canto de cisne del reino de Judá. Empieza con las instrucciones de preparación a los levitas (2 Crónicas 35:2-6). Generosamente dan Josías y sus príncipes al pueblo por la celebración (2 Crónicas 35:7-9). Desde los sacerdotes a los levitas y de los levitas al pueblo se celebra todo conforme a lo que ordenó Moisés (2 Crónicas 35:10-13). Aun da los detalles de la preparación de la comida por los sacerdotes y los cantores mientras ministraban en el templo (2 Crónicas 35:14-15). Observa también que habían israelitas devotos presentes (2 Crónicas 35:17; acuérdese que ellos habían perdido su reino ya en la época de Ezequías). Casi le falta palabras para comunicar la solemnidad de esta ocasión: Nunca fue celebrada una pascua como esta en Israel desde los días de Samuel el profeta; ni ningún rey de Israel celebró pascua tal como la que celebró el rey Josías, con los sacerdotes y levitas, y todo Judá e Israel, los que se hallaron allí, juntamente con los moradores de Jerusalén (2 Crónicas 35:18). Como un cuerpo: bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente (Efesios 4:16), el pueblo unido conmemora las grandes proezas y el dominio justo de Jehová por poner en práctica la obediencia al pacto con Moisés.
Pero con la muerte de Josías se cierra la época de la independencia de Judá. El cronista recorre rápidamente los eventos que vimos en mucho más detalle en 2 Reyes 23:31 – 25:30 (si desea ver otra vez el resumen histórico de estos eventos, haga clic aquí.) Note que no culpa sólo a los reyes sino que: También todos los principales sacerdotes, y el pueblo, aumentaron la iniquidad, siguiendo todas las abominaciones de las naciones, y contaminando la casa de Jehová, la cual él había santificado en Jerusalén (2 Crónicas 36:14). En medio del juicio justo de Jehová aún se destaca su misericordia: Y Jehová Dios de sus padres envió constantemente palabra a ellos por medio de sus mensajeros, porque él tenía misericordia de su pueblo y de su habitación (2 Crónicas 36:15). Y no hay duda de su justicia en castigar a su pueblo: Mas ellos hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaban sus palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió la ira de Jehová contra su pueblo, y no hubo ya remedio (2 Crónicas 36:16).
Note que el exilio no representa ninguna falta en la soberanía de Jehová; en cambio, se cumple la profecía de Jeremías sobre los 70 años de reposo a la tierra. Esta temporada se basa en Levítico 25:1-5 donde Jehová le mandó a Israel un séptimo año de reposo de sembrar la tierra: El séptimo año la tierra tendrá descanso, reposo para Jehová; no sembrarás tu tierra, ni podarás tu viña (Levítico 25:4). Era para el descanso de la tierra, de los siervos y los animales y mostraría la dependencia en Jehová por la provisión (Levítico 25:6-7). Entre los castigos por la rebelión en Levítico 26, Jehová anunció el cumplimiento de los años de reposo no guardados: Y a vosotros os esparciré entre las naciones, y desenvainaré espada en pos de vosotros; y vuestra tierra estará asolada, y desiertas vuestras ciudades. Entonces la tierra gozará sus días de reposo, todos los días que esté asolada, mientras vosotros estéis en la tierra de vuestros enemigos; la tierra descansará entonces y gozará sus días de reposo. Todo el tiempo que esté asolada, descansará por lo que no reposó en los días de reposo cuando habitabais en ella (Levítico 26:33-35). Siglos después en los eventos que culminan en el exilio en Babilonia, el profeta Jeremías anuncia que el exilio durará 70 años (Jeremías 25:8-14; 29:10). El cronista conecta el castigo de Levítico 26 con el tiempo de la profecía de Jeremías: Los que escaparon de la espada fueron llevados cautivos a Babilonia, y fueron siervos de él y de sus hijos, hasta que vino el reino de los persas; para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, hasta que la tierra hubo gozado de reposo; porque todo el tiempo de su asolamiento reposó, hasta que los setenta años fueron cumplidos (2 Crónicas 36:20-21). Así que el cronista ve en el exilio no una pausa en la soberanía de Jehová sino el cumplimiento de su juicio justo.
El autor de 2 Reyes terminó su historia con esperanza por contarnos de la misericordia a Joaquín rey de Judá (2 Reyes 25:27-30). Después de contar muy concisa y brevemente de la destrucción de Jerusalén, el cronista lo supera en esperanza al contar el hecho siguiente: Mas al primer año de Ciro rey de los persas, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, Jehová despertó el espíritu de Ciro rey de los persas, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito, por todo su reino, diciendo: Así dice Ciro, rey de los persas: Jehová, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra; y él me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. Quien haya entre vosotros de todo su pueblo, sea Jehová su Dios con él, y suba (2 Crónicas 36:22-23). Se les ha abierto camino al pueblo de Jehová a fundar su ciudad de nuevo, de poner en práctica la devoción a Jehová otra vez como su pueblo unido. ¿Van a trabajar diligentemente para poner en práctica las lecciones que el cronista les ha enseñado en su historia? Veremos en la unidad de la Biblia que sigue.
En la lectura para hoy, el cronista solemnemente recuenta la celebración de la Pascua en el reinado de Josías. Es interesante que dedica casi igual de espacio a ese evento singular como a toda la narrativa de los últimos cuatro reyes de Judá en su declive al exilio. La Pascua de Josías es el canto de cisne del reino de Judá. Empieza con las instrucciones de preparación a los levitas (2 Crónicas 35:2-6). Generosamente dan Josías y sus príncipes al pueblo por la celebración (2 Crónicas 35:7-9). Desde los sacerdotes a los levitas y de los levitas al pueblo se celebra todo conforme a lo que ordenó Moisés (2 Crónicas 35:10-13). Aun da los detalles de la preparación de la comida por los sacerdotes y los cantores mientras ministraban en el templo (2 Crónicas 35:14-15). Observa también que habían israelitas devotos presentes (2 Crónicas 35:17; acuérdese que ellos habían perdido su reino ya en la época de Ezequías). Casi le falta palabras para comunicar la solemnidad de esta ocasión: Nunca fue celebrada una pascua como esta en Israel desde los días de Samuel el profeta; ni ningún rey de Israel celebró pascua tal como la que celebró el rey Josías, con los sacerdotes y levitas, y todo Judá e Israel, los que se hallaron allí, juntamente con los moradores de Jerusalén (2 Crónicas 35:18). Como un cuerpo: bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente (Efesios 4:16), el pueblo unido conmemora las grandes proezas y el dominio justo de Jehová por poner en práctica la obediencia al pacto con Moisés.
Pero con la muerte de Josías se cierra la época de la independencia de Judá. El cronista recorre rápidamente los eventos que vimos en mucho más detalle en 2 Reyes 23:31 – 25:30 (si desea ver otra vez el resumen histórico de estos eventos, haga clic aquí.) Note que no culpa sólo a los reyes sino que: También todos los principales sacerdotes, y el pueblo, aumentaron la iniquidad, siguiendo todas las abominaciones de las naciones, y contaminando la casa de Jehová, la cual él había santificado en Jerusalén (2 Crónicas 36:14). En medio del juicio justo de Jehová aún se destaca su misericordia: Y Jehová Dios de sus padres envió constantemente palabra a ellos por medio de sus mensajeros, porque él tenía misericordia de su pueblo y de su habitación (2 Crónicas 36:15). Y no hay duda de su justicia en castigar a su pueblo: Mas ellos hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaban sus palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió la ira de Jehová contra su pueblo, y no hubo ya remedio (2 Crónicas 36:16).
Note que el exilio no representa ninguna falta en la soberanía de Jehová; en cambio, se cumple la profecía de Jeremías sobre los 70 años de reposo a la tierra. Esta temporada se basa en Levítico 25:1-5 donde Jehová le mandó a Israel un séptimo año de reposo de sembrar la tierra: El séptimo año la tierra tendrá descanso, reposo para Jehová; no sembrarás tu tierra, ni podarás tu viña (Levítico 25:4). Era para el descanso de la tierra, de los siervos y los animales y mostraría la dependencia en Jehová por la provisión (Levítico 25:6-7). Entre los castigos por la rebelión en Levítico 26, Jehová anunció el cumplimiento de los años de reposo no guardados: Y a vosotros os esparciré entre las naciones, y desenvainaré espada en pos de vosotros; y vuestra tierra estará asolada, y desiertas vuestras ciudades. Entonces la tierra gozará sus días de reposo, todos los días que esté asolada, mientras vosotros estéis en la tierra de vuestros enemigos; la tierra descansará entonces y gozará sus días de reposo. Todo el tiempo que esté asolada, descansará por lo que no reposó en los días de reposo cuando habitabais en ella (Levítico 26:33-35). Siglos después en los eventos que culminan en el exilio en Babilonia, el profeta Jeremías anuncia que el exilio durará 70 años (Jeremías 25:8-14; 29:10). El cronista conecta el castigo de Levítico 26 con el tiempo de la profecía de Jeremías: Los que escaparon de la espada fueron llevados cautivos a Babilonia, y fueron siervos de él y de sus hijos, hasta que vino el reino de los persas; para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, hasta que la tierra hubo gozado de reposo; porque todo el tiempo de su asolamiento reposó, hasta que los setenta años fueron cumplidos (2 Crónicas 36:20-21). Así que el cronista ve en el exilio no una pausa en la soberanía de Jehová sino el cumplimiento de su juicio justo.
El autor de 2 Reyes terminó su historia con esperanza por contarnos de la misericordia a Joaquín rey de Judá (2 Reyes 25:27-30). Después de contar muy concisa y brevemente de la destrucción de Jerusalén, el cronista lo supera en esperanza al contar el hecho siguiente: Mas al primer año de Ciro rey de los persas, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, Jehová despertó el espíritu de Ciro rey de los persas, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito, por todo su reino, diciendo: Así dice Ciro, rey de los persas: Jehová, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra; y él me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. Quien haya entre vosotros de todo su pueblo, sea Jehová su Dios con él, y suba (2 Crónicas 36:22-23). Se les ha abierto camino al pueblo de Jehová a fundar su ciudad de nuevo, de poner en práctica la devoción a Jehová otra vez como su pueblo unido. ¿Van a trabajar diligentemente para poner en práctica las lecciones que el cronista les ha enseñado en su historia? Veremos en la unidad de la Biblia que sigue.