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2 Crónicas 8 - 10 y Salmo 125


En resumen:
         La historia de Israel cambia por completo de la gloria de Salomón a la necedad de Roboam.

En más detalle:
         Como ha hecho en muchas ocasiones en su narrativa, el cronista omite o presenta detalles diferentes que el autor de 1 Reyes para presentar a David y Salomón como reyes ejemplares para la comunidad que vuelve del exilio.  De la lectura hoy en 2 Crónicas se desaparecen las muchas esposas y concubinas de Salomón que desviaron su corazón a la idolatría.  No hay mención de los enemigos extranjeros que levantó Jehová como castigo.  La fuga de Jeroboam casi se desaparece también.  Note otra vez que el cronista no niega estos eventos – de hecho, podemos decir que simplemente los pone como apuntes al pie de la página al decir: Los demás hechos de Salomón, primeros y postreros, ¿no están todos escritos en los libros del profeta Natán, en la profecía de Ahías silonita, y en la profecía del vidente Iddo contra Jeroboam hijo de Nabat? (2 Crónicas 9:29).  Pero esa información no sirve su propósito de retratar las características que los nuevos moradores de Jerusalén y Judá deben imitar y el darles una visión de lo que Jehová puede lograr por ellos si se entregan en devoción completa a él.
         Por eso, luce las cosas positivas del reino de Salomón.  Hay muchas referencias a su construcción y la extensión geográfica de sus proyectos, información para animar y dirigir a los exiliados que vuelven a levantar nuevas ciudades en la tierra prometida.  Pero de acuerdo con el ejemplo de Salomón, no deben oprimir a sus hermanos para lograrlas (2 Crónicas 8:7-9).  Menciona a la esposa egipcia de Salomón, y añade la razón por la cual le construyó una casa aparte: Mi mujer no morará en la casa de David rey de Israel, porque aquellas habitaciones donde ha entrado el arca de Jehová, son sagradas (2 Crónicas 8:11).  La nueva comunidad también tiene que respetar la santidad y no permitir la entrada de los gentiles (como veremos en Nehemías 13).  Igual como Salomón, tienen que poner de prioridad la organización del ministerio diario del templo (2 Crónicas 8:12-16).  Y después de poner en práctica estos ejemplos, tal vez Jehová les bendecirá con el éxito económico y diplomático que ven en el resto del reinado de Salomón.
         Y una parte clave de esta nueva sociedad será la consideración y la misericordia a los hermanos bajo su autoridad.  Ahora alivia algo de la dura servidumbre y del pesado yugo con que tu padre nos apremió, y te serviremos (2 Crónicas 10:4).  Al rechazar Roboam esta petición, una gran parte de la gloria del reinado de Salomón se deshizo para nunca ser recobrada.  Claro que la mano divina dirigió esos eventos: No escuchó el rey al pueblo; porque la causa era de Dios, para que Jehová cumpliera la palabra que había hablado por Ahías silonita a Jeroboam hijo de Nabat (2 Crónicas 10:15).  Pero el cronista no entra en más detalles para echarle la culpa a Salomón; sólo nos cuenta de la respuesta áspera de Roboam y el intento fracasado de imponer su autoridad sobre las tribus del norte.  La lección para los nuevos moradores será que al levantar su nueva sociedad, que no sea a expensas de la compasión y la hermandad.  La dureza contra los hermanos sólo servirá a derrumbar sus planes.  Volveremos a ver la necesidad por esta lección en Nehemías 5.
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