2 Samuel 17 - 20
Cuando David escuchó: Ahitofel está entre los que conspiraron con Absalón (2 Samuel 15:31), David oró inmediatamente: Entorpece ahora, oh Jehová, el consejo de Ahitofel (2 Samuel 15:31). No es por accidente que el versículo próximo nos dice: Cuando David llegó a la cumbre del monte para adorar allí a Dios, he aquí Husai arquita que le salió al encuentro, rasgados sus vestidos, y tierra sobre la cabeza (2 Samuel 15:32). David le manda a la ciudad para que sirva de espía y contradiga el consejo de Ahitofel (2 Samuel 15:33-34), y en la lectura de hoy por la gracia de Jehová, cumple excepcionalmente la tarea. Mirémoslo en detalle.
Ahitofel empieza con otra muestra de sabiduría muy acertada: Entonces Ahitofel dijo a Absalón: Yo escogeré ahora doce mil hombres, y me levantaré y seguiré a David esta noche, y caeré sobre él mientras está cansado y débil de manos; lo atemorizaré, y todo el pueblo que está con él huirá, y mataré al rey solo (2 Samuel 17:1-2) – acciones rápidas y decisivas para lograr el objetivo: Así haré volver a ti todo el pueblo (pues tú buscas solamente la vida de un hombre); y cuando ellos hayan vuelto, todo el pueblo estará en paz (2 Samuel 17:3).
Todos reconocen que su consejo es excelente (2 Samuel 17:4), pero no ha hablado Jehová todavía. Absalón es movido a llamar a Husai por su consejo, y el plan de Jehová toma un paso decisivo adelante: El consejo que ha dado esta vez Ahitofel no es bueno (2 Samuel 17:7). Y mientras Ahitofel explicó todo su plan y sus resultados en solo tres versículos, Husai se alarga el suyo a seis. Añade descripciones de la naturaleza, contradice el retrato de David que hizo Ahitofel – pero en su punto más importante, se dirigió a la soberbia de Absalón. Ahitofel dijo: Yo escogeré… me levantaré y seguiré… caeré sobre él… lo atemorizaré… mataré… Así haré volver a ti todo el pueblo (2 Samuel 17:1-3), pero Husai insiste: Aconsejo, pues, que todo Israel se junte a ti, desde Dan hasta Beerseba, en multitud como la arena que está a la orilla del mar, y que tú en persona vayas a la batalla (2 Samuel 17:11). Así demostrará Absalón su mando sobre todo el pueblo: Entonces le acometeremos en cualquier lugar en donde se hallare, y caeremos sobre él como cuando el rocío cae sobre la tierra, y ni uno dejaremos de él y de todos los que están con él (2 Samuel 17:12). Por su consejo, Husai ha cambiado el objetivo de la batalla – de la captura rápida de David a la glorificación de Absalón al hacerlo. Y Jehová no va a tolerar que nadie le quite la gloria y el puesto a su ungido: Entonces Absalón y todos los de Israel dijeron: El consejo de Husai arquita es mejor que el consejo de Ahitofel. Porque Jehová había ordenado que el acertado consejo de Ahitofel se frustrara, para que Jehová hiciese venir el mal sobre Absalón (2 Samuel 17:14). Ahora que el objetivo ha cambiado a la glorificación del varón que está en contra al ungido, se ha preparado para su propia caída.
Husai no sabe todavía si van a seguir su consejo en 2 Samuel 17:15-16 cuando le manda el mensaje a David que cruce el río Jordán para poner esa gran barrera natural entre él y sus enemigos. Pero Ahitofel ve la mano de Jehová en todo lo que está pasando: Ahitofel, viendo que no se había seguido su consejo, enalbardó su asno, y se levantó y se fue a su casa a su ciudad; y después de poner su casa en orden, se ahorcó, y así murió, y fue sepultado en el sepulcro de su padre (2 Samuel 17:23). Llevó su rechazo del ungido de Jehová hasta a la tumba. Sabe que sólo es cuestión de tiempo antes de que el ungido de Jehová se levante en victoria otra vez.
Note que David todavía no ha capturado el significado completo de la batalla como el conflicto de la soberbia encarnada en rebelión contra Jehová y su ungido: El rey mandó a Joab, a Abisai y a Itai, diciendo: Tratad benignamente por amor de mí al joven Absalón (2 Samuel 18:5). Por eso Joab tiene que empujar la batalla a su conclusión, ambos por matar a Absalón y por reprender al rey para que felicitara a sus tropas por la victoria (2 Samuel 18:14-15; 19:5-7). De allí todos se apuran a ser los primeros para recibir al ungido de Jehová y ayudarle a cruzar el río Jordán de vuelta a Jerusalén y (como en el caso de Simei) de disfrutar su perdón abundante. Pero de la ofensa que tomó las 10 tribus por las palabras violentas de Judá, se surge otra rebelión, esta vez dirigida por Seba (2 Samuel 20:1).
Note que David le castiga a Joab por la desobediencia a sus órdenes sobre Absalón cuando le quita el puesto de general y lo ofrece en perdón permanentemente a Amasa, el que había dirigido las tropas de Absalón (2 Samuel 17:25; 19:13). Y note también que cuando Amasa tarda en reunir las tropas contra Seba, Joab se junta con su parte del ejército otra vez, traiciona y mata a Amasa y toma la carga de general otra vez (2 Samuel 20:6-11). Joab demuestra un apoyo firme al ungido, pero en sus propios términos, sometido a la persona del ungido pero no a su autoridad.
Y así se queda en su puesto de general al apagar la rebelión de Seba: Así quedó Joab sobre todo el ejército de Israel, y Benaía hijo de Joiada sobre los cereteos y peleteos, y Adoram sobre los tributos, y Josafat hijo de Ahilud era el cronista. Seva era escriba, y Sadoc y Abiatar, sacerdotes, e Ira jaireo fue también sacerdote de David (2 Samuel 20:23-26). Todo el gobierno del ungido de Jehová se pone en orden y funciona otra vez, y la rebelión de Absalón ya pasa a la historia… pero no sin revelar algunos elementos preocupantes:
1) Hay una rotura entre las 10 tribus del norte y Judá; ésas muestran una tendencia de no querer ser gobernados por la casa de David. La división que temía la generación de la conquista en Josué 22 no cayó en la geografía del río Jordán sino en la falta de sumisión al cetro que lleva la tribu de Judá.
2) Todavía hay una parte del pueblo representado por Simei que anhela la vuelta del reino a la casa de Saúl.
3) Ahora que han muerto los dos herederos indicados para el trono de David (Amnón, el primogénito asesinado por Absalón y luego Absalón mismo), ¿quién será el heredero del reino?
4) David no es el ejemplo perfecto de la justicia y la sabiduría. ¿Habrá otro rey después de él que sea ejemplar en la justicia, la rectitud y la sabiduría?
Pero a pesar de estas preocupaciones, otros elementos positivos se ponen en evidencia:
1) Jehová en su celo preserva la autoridad de su ungido y derrama su ira sobre los que lo oponen.
2) Jehová maneja aún los planes y consejos de los poderosos, sin violar sus voluntades personales individuales, de acuerdo con su voluntad perfecta.
3) Los que se identifican con el ungido en sus tribulaciones al fin encontrarán la paz y la amplia recompensa por sus labores.
Por eso: Oh reyes, sed prudentes; admitid amonestación, jueces de la tierra. Servid a Jehová con temor,
y alegraos con temblor. Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino; pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en él confían (Salmo 2:10-12).
Ahitofel empieza con otra muestra de sabiduría muy acertada: Entonces Ahitofel dijo a Absalón: Yo escogeré ahora doce mil hombres, y me levantaré y seguiré a David esta noche, y caeré sobre él mientras está cansado y débil de manos; lo atemorizaré, y todo el pueblo que está con él huirá, y mataré al rey solo (2 Samuel 17:1-2) – acciones rápidas y decisivas para lograr el objetivo: Así haré volver a ti todo el pueblo (pues tú buscas solamente la vida de un hombre); y cuando ellos hayan vuelto, todo el pueblo estará en paz (2 Samuel 17:3).
Todos reconocen que su consejo es excelente (2 Samuel 17:4), pero no ha hablado Jehová todavía. Absalón es movido a llamar a Husai por su consejo, y el plan de Jehová toma un paso decisivo adelante: El consejo que ha dado esta vez Ahitofel no es bueno (2 Samuel 17:7). Y mientras Ahitofel explicó todo su plan y sus resultados en solo tres versículos, Husai se alarga el suyo a seis. Añade descripciones de la naturaleza, contradice el retrato de David que hizo Ahitofel – pero en su punto más importante, se dirigió a la soberbia de Absalón. Ahitofel dijo: Yo escogeré… me levantaré y seguiré… caeré sobre él… lo atemorizaré… mataré… Así haré volver a ti todo el pueblo (2 Samuel 17:1-3), pero Husai insiste: Aconsejo, pues, que todo Israel se junte a ti, desde Dan hasta Beerseba, en multitud como la arena que está a la orilla del mar, y que tú en persona vayas a la batalla (2 Samuel 17:11). Así demostrará Absalón su mando sobre todo el pueblo: Entonces le acometeremos en cualquier lugar en donde se hallare, y caeremos sobre él como cuando el rocío cae sobre la tierra, y ni uno dejaremos de él y de todos los que están con él (2 Samuel 17:12). Por su consejo, Husai ha cambiado el objetivo de la batalla – de la captura rápida de David a la glorificación de Absalón al hacerlo. Y Jehová no va a tolerar que nadie le quite la gloria y el puesto a su ungido: Entonces Absalón y todos los de Israel dijeron: El consejo de Husai arquita es mejor que el consejo de Ahitofel. Porque Jehová había ordenado que el acertado consejo de Ahitofel se frustrara, para que Jehová hiciese venir el mal sobre Absalón (2 Samuel 17:14). Ahora que el objetivo ha cambiado a la glorificación del varón que está en contra al ungido, se ha preparado para su propia caída.
Husai no sabe todavía si van a seguir su consejo en 2 Samuel 17:15-16 cuando le manda el mensaje a David que cruce el río Jordán para poner esa gran barrera natural entre él y sus enemigos. Pero Ahitofel ve la mano de Jehová en todo lo que está pasando: Ahitofel, viendo que no se había seguido su consejo, enalbardó su asno, y se levantó y se fue a su casa a su ciudad; y después de poner su casa en orden, se ahorcó, y así murió, y fue sepultado en el sepulcro de su padre (2 Samuel 17:23). Llevó su rechazo del ungido de Jehová hasta a la tumba. Sabe que sólo es cuestión de tiempo antes de que el ungido de Jehová se levante en victoria otra vez.
Note que David todavía no ha capturado el significado completo de la batalla como el conflicto de la soberbia encarnada en rebelión contra Jehová y su ungido: El rey mandó a Joab, a Abisai y a Itai, diciendo: Tratad benignamente por amor de mí al joven Absalón (2 Samuel 18:5). Por eso Joab tiene que empujar la batalla a su conclusión, ambos por matar a Absalón y por reprender al rey para que felicitara a sus tropas por la victoria (2 Samuel 18:14-15; 19:5-7). De allí todos se apuran a ser los primeros para recibir al ungido de Jehová y ayudarle a cruzar el río Jordán de vuelta a Jerusalén y (como en el caso de Simei) de disfrutar su perdón abundante. Pero de la ofensa que tomó las 10 tribus por las palabras violentas de Judá, se surge otra rebelión, esta vez dirigida por Seba (2 Samuel 20:1).
Note que David le castiga a Joab por la desobediencia a sus órdenes sobre Absalón cuando le quita el puesto de general y lo ofrece en perdón permanentemente a Amasa, el que había dirigido las tropas de Absalón (2 Samuel 17:25; 19:13). Y note también que cuando Amasa tarda en reunir las tropas contra Seba, Joab se junta con su parte del ejército otra vez, traiciona y mata a Amasa y toma la carga de general otra vez (2 Samuel 20:6-11). Joab demuestra un apoyo firme al ungido, pero en sus propios términos, sometido a la persona del ungido pero no a su autoridad.
Y así se queda en su puesto de general al apagar la rebelión de Seba: Así quedó Joab sobre todo el ejército de Israel, y Benaía hijo de Joiada sobre los cereteos y peleteos, y Adoram sobre los tributos, y Josafat hijo de Ahilud era el cronista. Seva era escriba, y Sadoc y Abiatar, sacerdotes, e Ira jaireo fue también sacerdote de David (2 Samuel 20:23-26). Todo el gobierno del ungido de Jehová se pone en orden y funciona otra vez, y la rebelión de Absalón ya pasa a la historia… pero no sin revelar algunos elementos preocupantes:
1) Hay una rotura entre las 10 tribus del norte y Judá; ésas muestran una tendencia de no querer ser gobernados por la casa de David. La división que temía la generación de la conquista en Josué 22 no cayó en la geografía del río Jordán sino en la falta de sumisión al cetro que lleva la tribu de Judá.
2) Todavía hay una parte del pueblo representado por Simei que anhela la vuelta del reino a la casa de Saúl.
3) Ahora que han muerto los dos herederos indicados para el trono de David (Amnón, el primogénito asesinado por Absalón y luego Absalón mismo), ¿quién será el heredero del reino?
4) David no es el ejemplo perfecto de la justicia y la sabiduría. ¿Habrá otro rey después de él que sea ejemplar en la justicia, la rectitud y la sabiduría?
Pero a pesar de estas preocupaciones, otros elementos positivos se ponen en evidencia:
1) Jehová en su celo preserva la autoridad de su ungido y derrama su ira sobre los que lo oponen.
2) Jehová maneja aún los planes y consejos de los poderosos, sin violar sus voluntades personales individuales, de acuerdo con su voluntad perfecta.
3) Los que se identifican con el ungido en sus tribulaciones al fin encontrarán la paz y la amplia recompensa por sus labores.
Por eso: Oh reyes, sed prudentes; admitid amonestación, jueces de la tierra. Servid a Jehová con temor,
y alegraos con temblor. Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino; pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en él confían (Salmo 2:10-12).