En más detalle: Los tres capítulos que terminan 1 Reyes se concentran en las fallas del rey Acab de Israel. Mientras lee, note las siguientes observaciones para entender mejor la lectura:
La gracia inmerecida de Jehová: En 1 Reyes 20, Acab no consulta a Jehová cuando le amenazan las fuerzas superiores de Ben-adad… pero Jehová en su gracia lo protege: He aquí un profeta vino a Acab rey de Israel, y le dijo: Así ha dicho Jehová: ¿Has visto esta gran multitud? He aquí yo te la entregaré hoy en tu mano, para que conozcas que yo soy Jehová (1 Reyes 20:13). Otro vez le anima después de la batalla: Vino luego el profeta al rey de Israel y le dijo: Ve, fortalécete, y considera y mira lo que hagas; porque pasado un año, el rey de Siria vendrá contra ti (1 Reyes 20:22). Vuelve de nuevo antes de la segunda batalla para testificar a todo Israel de su gracia: Vino entonces el varón de Dios al rey de Israel, y le habló diciendo: Así dijo Jehová: Por cuanto los sirios han dicho: Jehová es Dios de los montes, y no Dios de los valles, yo entregaré toda esta gran multitud en tu mano, para que conozcáis que yo soy Jehová (1 Reyes 20:28). Aunque Acab no lo busca, Jehová lo fortalece, lo salva y le da las victorias por amor a su pueblo escogido y en evidencia de su soberanía sobre las naciones.
La obligación de la gracia: Uno que recibe la gracia inmerecida de Jehová se queda obligado de vivir de acuerdo con este gran favor. Pero en vez de someterse humilde y gozosamente al dominio justo de Jehová sobre su pueblo, Acab decide manejar el gobierno a su manera, y otra vez sin consultarle a Jehová, decide soltar a Ben-adad (1 Reyes 20:32-33). En vez de ser un testimonio resonante a las naciones de la ira justa de Jehová contra sus enemigos, la victoria sobre el blasfemo Ben-adad sólo logra unos ajustes territoriales y económicos con un rey pagano no confiable (1 Reyes 20:34; véase también 1 Reyes 22:3). Igual como la desobediencia del rey Saúl en la destrucción parcial de los amalecitas en 1 Samuel 15, Acab no ha reaccionado de acuerdo con la santidad devastadora de Jehová y será castigado: Así ha dicho Jehová: Por cuanto soltaste de la mano el hombre de mi anatema, tu vida será por la suya, y tu pueblo por el suyo (1 Reyes 20:42). Note también la reacción de Acab – en vez del arrepentimiento, en vez del agradecimiento por la gracia inmerecida, sólo se enoja contra Jehová (1 Reyes 20:43). Nos deja la impresión de que Acab habría preferido ser un rey pagano que el rey del pueblo de Jehová.
La injusticia de los reyes paganos… y la justicia de Jehová: En 1 Reyes 21, Jezabel le enseña cómo los reyes paganos manipulan la justicia para lograr lo que desean al quitarle la vida y la viña a Nabot de Jezreel. Y Acab se queda conforme
con la lección: Oyendo Acab que Nabot era muerto, se levantó para descender a la
viña de Nabot de Jezreel, para tomar posesión de ella (1 Reyes 21:16). Pero así le abre paso a una lección fuerte de parte de Jehová sobre la justicia (1 Reyes 21:20-24). Note la importancia que da Jehová a la injusticia cometida contra un hombre común y corriente; las repercusiones a Jezabel, Acab y a sus descendientes serán
decisivas. Y note también la misericordia de Jehová que aún se extiende a Acab por arrepentirse (y no a Jezabel): ¿No has visto cómo Acab se ha humillado delante de mí? Pues por cuanto se ha humillado delante de mí, no traeré el mal en sus días; en los días de su hijo traeré el mal sobre su casa (1 Reyes 21:29).
El rechazo de la palabra de Jehová: ¡Quién sabe cómo fue la escena cuando los profetas de Acab insistieron en que Jehová le iba a dar la victoria en Ramot de Galaad, pero le provocó al rey Josafat a responder: ¿Hay aún aquí algún profeta de Jehová, por el cual consultemos? (1 Reyes 22:7)! Se revela el verdadero propósito de Acab en reunir tantos profetas falsos en el próximo versículo: Aún hay un varón
por el cual podríamos consultar a Jehová, Micaías hijo de Imla; mas yo le aborrezco, porque nunca me profetiza bien, sino solamente mal (1 Reyes 22:8). Si no le gusta lo que le dice la palabra de Jehová… pues, ¡busque a más profetas que le dicen lo que quiere escuchar! (¿No es ésta la triste situación de algunos que se congregan en las iglesias hoy… huyen de la palabra clara de Jehová predicada en una iglesia que les llama al arrepentimiento y a la salvación únicamente por la fe en la cruz de Jesucristo para ser consentidos en otra que les predica los anécdotas, los chistes y las boberías placenteras que quieren escuchar?) No hay duda que la batalla más básica no se pelea entre Acab y los sirios sino entre Acab y Jehová cuya palabra ha
menospreciado en varias ocasiones: Así ha dicho el rey: Echad a éste en la cárcel, y mantenedle con pan de angustia y con agua de aflicción, hasta que yo vuelva en paz. Y dijo Micaías: Si llegas a volver en paz, Jehová no ha hablado por mí. En seguida dijo: Oíd, pueblos todos (1 Reyes 22:27-28).
Otra vez, Acab cuenta con su astucia más que con la palabra de Jehová: El rey de Israel dijo a Josafat: Yo me disfrazaré, y entraré en la batalla; y tú ponte tus vestidos. Y el rey de Israel se disfrazó, y entró en la batalla (1 Reyes 22:30). Y como hemos visto en varias ocasiones, la palabra de juicio se cumple: Murió, pues, el rey, y fue traído a Samaria; y sepultaron al rey en Samaria. Y lavaron el carro en el estanque de Samaria; y los perros lamieron su sangre (y también las rameras se lavaban allí), conforme a la palabra que Jehová había hablado (1 Reyes 22:37-38). El intentar a apagar o a bajar el volumen a la palabra de Jehová es una acción de consecuencias graves.
La inquietud por la tolerancia de Josafat: Debemos preocuparnos: ¿qué está haciendo Josafat, el rey de Judá y la casa de David, en buscar alianza con un rey comprometido con el paganismo como Acab? Reconoce las señales que le deben preocupar – Acab se ha rodeado de profetas falsos y no quiere escuchar la palabra de Jehová… ¿por qué la reprensión tan suave, y el acuerdo de andar en batalla junto con él? ¿Será que también le llama la atención el éxito aparente de los reyes paganos? El cumplimiento de la palabra de Micaías debe ser una advertencia clara a Josafat contra una relación demasiada cercana con el paganismo de Acab y su
casa. Desafortunadamente veremos que Josafat no la recibe: Va a permitir que su hijo se case con una hija de Acab (2 Reyes 8:16-18), y la entrada de esta influencia pagana casi va a destruir por completo la casa de David.
La historia de Acab es impresionante. ¡Cuánta influencia puede ejercer un
hombre… contra la gracia de Jehová! Nos debe llamar de nuevo a la santidad, a la atención a la palabra de Jehová y la separación de cualquier influencia del paganismo que siempre está listo a apagar los beneficios del pacto de Jehová.