Pero la obra nueva del evangelio encontró un estorbo casi inmediatamente: Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo… Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea (Hechos 17:5, 10). ¡Tan poco tiempo para confirmar y enseñar a los nuevos creyentes tesalonicenses en el Señor Jesús! Con sólo tres semanas de instrucción en el evangelio, ¿iban a seguir firmes en su nueva fe?
Pasaron meses sin que Pablo recibiera ninguna noticia directamente de los nuevos creyentes tesalonicenses: Quisimos ir a vosotros, yo Pablo ciertamente una y otra vez, pero Satanás nos estorbó (1 Tesalonicenses 2:18). Por fin mandó a Timoteo que dejara de acompañarle en la obra en Atenas para regresar a Tesalónica y enterarse de esa congregación recién nacida. Y cuando Timoteo volvió varias semanas después con buenas noticias, Pablo las celebró: Cuando Timoteo volvió de vosotros a nosotros, y nos dio buenas noticias de vuestra fe y amor, y que siempre nos recordáis con cariño, deseando veros, como también nosotros a vosotros, por ello, hermanos, en medio de toda nuestra necesidad y aflicción fuimos consolados de vosotros por medio de vuestra fe; porque ahora vivimos, si vosotros estáis firmes en el Señor (1 Tesalonicenses 3:6-8).
Note algunas de las características sobresalientes de la situación en Tesalónica.
1) Hay muchos nuevos creyentes con poco tiempo en el evangelio y sin contacto con ningún cristiano maduro para dirigirlos.
2) Están en medio de la persecución abierta por sus vecinos por seguir el evangelio.
3) Están en medio de la guerra espiritual contra fuerzas malignas.
En tanta tribulación e incertidumbre, hay que concentrar en lo que más importa. No es el momento para planear lindas obras de construcción. No es el momento de discutir el presupuesto anual para el ministerio de jóvenes. No es la hora para organizar un retiro para matrimonios. En esta situación sólo hay una preocupación: ¿Va a vivir o morir esta nueva iglesia? Sólo hay una pregunta: ¿Qué hacemos para que viva?
Pablo responde a esta situación con un arma muy eficaz: Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones (1 Tesalonicenses 1:2). Responde con oración persistente en intercesión por los nuevos creyentes delante del Todopoderoso. Por las referencias de Pablo a sus oraciones en sus otras cartas, vemos que la oración aquí no es simplemente la última opción, como si a causa de la situación imposible tesalonicense se rindiera a la oración como el último recurso. Vemos que la oración siempre es la prioridad en todo su ministerio, un ejercicio constante y gozoso de comunión con Dios que pone la fundación para toda la obra del evangelio y que intercede por todos los creyentes.
Segundo, note de qué ora por los tesalonicenses bajo tribulación: Acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo (1 Tesalonicenses 1:3). Pide por su fe en Cristo Jesús; pide que el amor se manifieste y crezca entre los hermanos; pide que su visión y su diario vivir sean dirigidos por la seguridad de la segunda venida de Jesucristo.
La fe en Cristo, el amor de Cristo y la esperanza en su segunda venida: las tres evidencias más importantes del evangelio en un creyente. Que nuestra atención, nuestro caminar diario y nuestra oración por los demás no pasen por encima de los tres elementos más importantes en nuestra relación con el Señor.