Que salgan de los lugares de la idolatría y la apostasía para volver a
la adoración aprobada en Jerusalén: Los levitas dejaban sus ejidos y sus posesiones, y venían a Judá y a Jerusalén; pues Jeroboam y sus hijos los excluyeron del ministerio de Jehová. Y él designó sus propios sacerdotes para los lugares altos, y para los demonios, y para los becerros que él había hecho. Tras aquellos acudieron también de todas las tribus de Israel los que habían puesto su corazón en buscar a Jehová Dios de Israel; y vinieron a Jerusalén para ofrecer sacrificios a Jehová, el Dios de sus padres (2 Crónicas 11:13-16). ¡Un ejemplo excelente para los israelitas en exilio en Babilonia mientras sus hermanos vuelven a edificar Jerusalén!
Que sus líderes se mantengan en devoción completa a la ley de Jehová: Cuando Roboam había consolidado el reino, dejó la ley de Jehová, y todo Israel con él. Y por cuanto se habían rebelado contra Jehová, en el quinto año del rey Roboam subió Sisac rey de Egipto contra Jerusalén (2 Crónicas 12:1-2). La salvación de esta emergencia se encontró en el arrepentimiento: Los príncipes de Israel y el rey se humillaron, y dijeron: Justo es Jehová. Y cuando Jehová vio que se habían humillado, vino palabra de Jehová a Semaías, diciendo: Se han humillado; no los
destruiré; antes los salvaré en breve, y no se derramará mi ira contra Jerusalén por mano de Sisac (2 Crónicas 12:6-7). Pero sigue una lección fuerte todavía: Pero serán sus siervos, para que sepan lo que es servirme a mí, y qué es servir a los reinos de las naciones (2 Crónicas 12:8). Es una lección fuerte para los que vuelven del exilio porque continúan a ser siervos de los persas en Babilonia. Si desean la independencia, que nunca se olviden que la independencia sólo tiene valor cuando
uno se somete voluntariamente a Jehová.
Que Jehová sea su bandera: Jehová es nuestro Dios, y no le hemos dejado…
He aquí Dios está con nosotros por jefe, y sus sacerdotes con las trompetas del júbilo para que suenen contra vosotros. Oh hijos de Israel, no peleéis contra Jehová el Dios de vuestros padres, porque no prosperaréis (2 Crónicas 13:10, 12). Abías y todo Judá ganan la victoria contra las fuerzas superiores de Jeroboam porque Jehová los entregó en sus manos (2 Crónicas 13:16).
Así es el mensaje del cronista: Si los israelitas vuelven a Jehová, si se mantienen en una devoción completa a su ley y si su relación con Jehová los
identifica y los define, ¿quién puede imaginar todo lo que Jehová lograría por ellos?