Estos tres temas (el evangelizar, el obedecer a la autoridad de los apóstoles y el amor) serán puestos en evidencia en la reacción de los tesalonicenses al resto de la carta. Algunos andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno (2 Tesalonicenses 3:11); su comportamiento será una mancha en la reputación del evangelio entre los que no lo creen. Por eso, hay que obedecer lo que les dicen Pablo y sus compañeros: A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan (2 Tesalonicenses 3:12). Y los demás tienen que reprenderlos, pero con amor y con deseo de restauración: Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence. Mas no lo tengáis por enemigo, sino amonestadle como a hermano (2 Tesalonicenses 3:14-15).
Estos tres: el trabajo en la obra del evangelio, la obediencia a los mandamientos del Señor Jesucristo por los apóstoles y el amor entre los hermanos en Cristo continúan a ser nuestra tarea diaria gozosa, en épocas de persecución o de paz, mientras esperamos la segunda venida de nuestro Señor.