En más detalle: El primer versículo de la lectura identifica que Israel, la nación al norte de Judá que se había separado de Jerusalén y la casa de David en el reinado de Jeroboam, ahora es el blanco de la profecía: El Señor envió palabra a Jacob, y cayó en Israel (Isaías 9:8). (Note que Israel también es llamado Efraín por la tribu más destacada entre todas; acuérdese que su capital en esta época es Samaria.)
Responde Jehová a la soberbia de Israel por anunciar que será devorado por sus enemigos (Isaías 9:9-12). Pero a pesar del castigo devastador: El pueblo no se convirtió al que lo castigaba, ni buscó a Jehová de los ejércitos (Isaías 9:13). Jehová le quitará el gobierno y su palabra del país, y como resultado será encendido en maldad, sin tener piedad los unos con sus hermanos (Isaías 9:14-21). Por sus injusticias, al final todos se quedarán presos o muertos (Isaías 10:1-4).
Revela en Isaías 10:5 que Asiria será la vara y el báculo del furor de Jehová cuando destruye a Israel y castiga a Judá. Asiria no entenderá su parte como instrumento de Jehová; sólo se adelantará para tomar fácilmente sus ciudades (Isaías 10:7-11). Luego Asiria misma será juzgada por la soberbia, por no reconocer que simplemente fue instrumento en la mano de Jehová (Isaías 10:12-19).
Y en ese entonces: Acontecerá en aquel tiempo, que los que hayan quedado de Israel y los que hayan quedado de la casa de Jacob, nunca más se apoyarán en el que los hirió [es decir, en Asiria, en quien confiaban cuando Isaías predicó], sino que se apoyarán con verdad en Jehová, el Santo de Israel. El remanente volverá, el
remanente de Jacob volverá al Dios fuerte (Isaías 10:20-21).
Por eso, ahora dirigiéndose a Judá, Jehová dice que no debe temer aun cuando llegue Asiria para castigarlo: Por tanto el Señor, Jehová de los ejércitos, dice así: Pueblo mío, morador de Sion, no temas de Asiria. Con vara te herirá, y contra ti alzará su palo, a la manera de Egipto; mas de aquí a muy poco tiempo se acabará mi
furor y mi enojo, para destrucción de ellos (Isaías 10:24-25). Judá verá el castigo decisivo de Asiria, y será como los castigos memorables de los enemigos de Jehová, como la victoria de Gedeón y la matanza de Madián en la peña de Oreb (de Jueces 7:25), o como la victoria de Jehová sobre Faraón en el Mar Rojo. Asiria se acercará a Jerusalén paso por paso, pueblo por pueblo, pero no la va a poder vencer (Isaías 10:27-32). He aquí el Señor, Jehová de los ejércitos, desgajará el ramaje [representando Asiria] con violencia, y los árboles de gran altura serán cortados, y los altos serán humillados. Y cortará con hierro la espesura del bosque, y el Líbano caerá con estruendo (Isaías 10:33-34).
Mientras Asiria se caerá, la casa de David se retoñará: Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces (Isaías 11:1). Por medio del descendiente de la casa de David ya mencionado en Isaías 7:14 y 9:6, el remanente entrará una época de paz inimaginable, nunca experimentada antes (Isaías 11:2-9).
En vez de ser amenazado y reducido por las naciones como Asiria: Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa (Isaías 11:10). Jehová recobrará al remanente de todas las naciones sobre quienes ejercerán dominio (Isaías 11:11-16). Y por esta nueva época, Jehová será alabado por su justicia y su salvación en toda la tierra (Isaías 12:1-6).