En más detalle: Mateo 8:1 – 9:34 forma una unidad que demuestra la extensión de la autoridad y el dominio de Jesús. En puntos estratégicos, Mateo interrumpe la narrativa para contar algunas reacciones destacadas al Cristo, y por medio de ellas interroga al lector: ¿Va a seguir a Jesucristo también? Luego, Mateo 9:35 – 10:42 presenta el segundo pasaje extendido de la enseñanza de Jesús (el primero fue el Sermón del Monte). Aquí manda a sus apóstoles (y a sus discípulos presentes) que anuncien la llegada de su reino y que ejerzan autoridad como sus representativos.
Ahora veamos este párrafo de introducción paso por paso:
1) Mateo 8:1 – 9:34 forma una unidad que demuestra la extensión de la autoridad y el dominio de Jesús. Note que los milagros son presentados en grupos. Mateo 8:1 – 15 narra tres milagros principales que sirven a la gente marginalizada: Jesús sana a un leproso, al siervo de un gentil y a una mujer. Nos demuestran su compasión a los marginalizados y su poder para sanarlos. Luego, Mateo 8:23 – 9:7 narra tres milagros principales que demuestran su poder sobre el mundo natural y espiritual: calma una tempestad, echa fuera a un ejército de demonios y por sanar a un paralítico, demuestra su poder para perdonar pecados. En el tercer grupo, Mateo 9:18-34 presenta cuatro milagros de su autoridad sobre los poderes malignos más fuertes en la tierra: sana a una mujer de una enfermedad
persistente, levanta a una muerta, sana a dos ciegos y libra a un mudo endemoniado, uno que fue cautivado completamente por el demonio. ¡No hay ningún poder en la tierra ni ningún ser espiritual que resista la autoridad de Jesucristo!
2) En puntos estratégicos, Mateo interrumpe la narrativa para contar algunas reacciones destacadas al Cristo, y por medio de ellas interrogar al lector: ¿Va a seguir a Jesucristo también? Después del primer grupo de milagros
(Mateo 8:1-15), vemos la reacción de la gente: Cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos (Mateo 8:16). Un escriba le dice: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas (Mateo 8:19; un escriba era uno que copiaba la Sagrada Escritura a mano, letra por letra, en esta época sin fotocopias ni prensa. Por copiarla tanto, llegaban a ser expertos en la palabra de Dios). Jesús le responde por hacer que considere el precio material alto que pagará por servirle y la pérdida de las comodidades: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene donde recostar su cabeza (Mateo 8:20). Otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierra a mi padre (Mateo 8:21). Jesús decisivamente le manda a poner su relación con Él a una prioridad incomparable con las demás relaciones en la tierra: Sígueme; deja que los muertos entierren a los muertos (Mateo 8:22). Con cada ejemplo, Mateo deja una interrogativa para el lector: ¿Así se acercaría usted a Jesucristo? ¿Dejaría todas las comodidades por Él? ¿Dejaría aún a las relaciones más estrechas y cercanas por servirle a Él?
Dentro del segundo grupo, Mateo compara tres reacciones de asombro a la autoridad de Jesucristo. En la barca, los discípulos manifiestan lo que en el Antiguo Testamento es llamado el temor de Jehová: Los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen? (Mateo 8:27) En la tierra de los gadarenos, el pueblo se asombra también pero desean alejarse de Él: Toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y cuando le vieron, le rogaron que se fuera de sus contornos (Mateo 8:34). Después, algunos de los escribas piensan que Jesús blasfema por decir que los pecados del paralítico son perdonados (Mateo 9:3); Jesús les demuestra, y la gente reconoce, que tiene poder para perdonar pecados (Mateo 9:8). Por estas reacciones, Mateo le pregunta al lector: ¿Qué hará usted con su asombro al dominio poderoso y justo de Jesucristo? ¿Se va a maravillar en su Presencia? ¿Se alejará de Él? ¿O insistirá que es blasfemo, la contradicción de la justicia de Dios?
Después del segundo grupo de milagros, cuenta tres reacciones más (Mateo 9:9-17). Jesús llama a un publicano que deja todo para seguirlo. (Un publicano era un judío que participaba con los opresores romanos para sacar impuestos de su propio pueblo, muchas veces cobrando más que lo debido para enriquecerse. Eran
considerados traidores por comprometerse con los gentiles para enriquecerse a
expensas del pueblo de Jehová). Después, los fariseos se confunden al ver el compañerismo aparente entre Jesucristo y los publicanos y pecadores (Mateo 9:10-11; los fariseos eran hombres que, con deseo de andar en santidad, se dedicaban de tiempo completo a estudiar, discutir y cumplir todas las leyes del Antiguo Testamento y las tradiciones que habían crecido alrededor de ellas). Jesús les llama a dirigir su atención no sólo a la santidad personal sino a la compasión y el amor manifestados en las relaciones interpersonales, relaciones por las cuales uno dirige a los otros a arrepentirse y encontrar el perdón de Dios: Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento (Mateo 9:13). Luego, los discípulos de Juan el Bautista llegan a Jesús con una inquietud sobre la falta de ayuno de sus discípulos, a que responde que se ha inaugurado una época nueva de celebración de la llegada del reino de los cielos en su Persona (Mateo 9:14-17). Note que en los tres casos (el llamado del publicano Mateo y las inquietudes de los fariseos y los discípulos de Juan), Jesús rompe el molde de las expectativas comunes y llama la atención a su Persona: Dice: Sígueme, a un pecador arrepentido; anuncia que su llegada cumple el deseo de Dios de poner prioridad a la misericordia, aun a los pecadores; y llama la atención al gozo y la celebración, todo por su Presencia.
Note bien que Jesús no simplemente habla en generalidades – con autoridad llama a un pecador que en arrepentimiento lo siga a Él; establece las
prioridades de la religión por su llegada; redirige las prácticas de la piedad
personal por la razón de que Él está presente. ¡No sólo manda nuevas acciones sino que las manda por resultado de estar con ellos! Jesús tiene una autoridad incomparable entre los seres humanos.
Brevemente en el tercer grupo, Mateo indica tres veces las reacciones de toda la gente, en crecimiento. Después de resucitar a la joven muerta, comenta: Se difundió la fama de esto por toda aquella tierra (Mateo 9:26). De los dos ciegos sanados dice: Pero salidos ellos, divulgaron la fama de él por toda aquella tierra (Mateo 9:31). Y al sanar al mudo endemoniado: La gente se maravillaba, y decía: Nunca se ha visto cosa semejante en Israel (Mateo 9:33). Pero mientras la admiración de la gente crece, note que la oposición al reinado de Jesús evidente desde la matanza en Belén vuelve a manifestarse, esta vez por las palabras de los fariseos (Mateo 9:34). Otra vez Mateo deja por entendida una pregunta al lector: ¿Seguirá a Jesús a pesar de la oposición de los líderes religiosos de su comunidad?
Intercaladas en toda la narrativa son las menciones breves de la fe. Es la reacción apropiada al dominio glorioso de Jesús y su potencial. La manifiesta el leproso (Mateo 8:2), el centurión (Mateo 8:8-10, 13), la gente que le trajo a los endemoniados y los enfermos (Mateo 8:16), la mujer enferma de flujo de sangre (Mateo 9:20-21) y los dos ciegos (Mateo 9:28-29). Sirven de ejemplo en cómo responder a Jesucristo, mientras Jesús subraya que así respondieron Abraham, Isaac y Jacob a las noticias de su reino también (Mateo 8:11).
En todo, Mateo no simplemente narra milagros – los escoge con intención para hacer resaltar el dominio justo y glorioso de Jesucristo, el reino que ha llegado al estar presente su Persona. También señala las reacciones de fe y de admiración de toda la gente para despertar una reacción de fe en los lectores también.
3) Luego, Mateo 9:35 – 10:42… manda a sus apóstoles (y a sus discípulos presentes) que anuncien la llegada de su reino y que ejerzan autoridad como sus representativos. Mateo 9:35 sirve de resumen a la unidad de milagros e introduce la nueva sección, igual como esta frase sirvió en Mateo 4:23: Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio en el reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo (Mateo 9:35). Le impresiona otra vez las necesidades que padecen sus súbditos: Al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor (Mateo 9:36). Como primer paso, manda a sus discípulos que oren: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies (Mateo 9:38).
Y en respuesta a sus oraciones, llama a doce de ellos para servir como pastores en su reino, dándoles una autoridad extendida parecida a lo que Él tiene, una autoridad que tienen que dirigir en sumisión a su autoridad real principal: Les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia… A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones (Mateo 10:1, 5).
Note que las instrucciones a los doce refieren a esta misión específica y también a su misión en general, en el futuro. En referencia a esta misión específica les manda: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel (Mateo 10:5-6). Después de su resurrección va a quitar los límites a estas instrucciones: Id, y haced discípulos a todas las naciones (Mateo 28:19); me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra (Hechos 1:8). Además de las instrucciones temporales, en Mateo 10 Jesús les da instrucciones que serán permanentes en su ministerio, evidentes por las referencias al día del juicio (Mateo 10:15, 23, 28, 32-33, 40-42).
Note que con esta gran autoridad vienen grandes desafíos también. Los apóstoles no pueden cobrar ni lucrarse por sus milagros (Mateo 10:8); dependen del Señor por su provisión y recompensa (Mateo 10:9-10). No van a poder vengarse de la gente que no recibe su mensaje o que los persigue; tendrán que confiar en la llegada del juicio en el día indicado por el Señor (Mateo 10:14-15). Obedecerán al Señor en ser mandado a situaciones y regiones peligrosas (Mateo 10:16), y sufrirán persecución violenta, aun la muerte (Mateo 10:17-18, 21-23, 28, 34-36, 38).
A la vez, serán utilizados por el Señor grande y milagrosamente para el alivio de los necesitados (Mateo 10:8). Serán instrumentos de su paz (Mateo 10:11-13). El Espíritu Santo va a hablar por ellos (Mateo 10:19-20). Estarán bajo el cuidado cariñoso y detallado del Padre (Mateo 10:29-31), y tendrán una recompensa eterna (Mateo 10:32, 39, 40-42).
En resumen, Mateo 8 – 11 nos da un retrato impresionante, aun asombroso, de la extensión del dominio de Jesucristo y su preparación de 12 discípulos para ejercer autoridad en sumisión a Él. Va a requerir gran perseverancia en medio de la oposición violenta y la muerte, pero confían en Jesucristo por la justicia y la recompensa eterna en la llegada completa del reino de los cielos.