Éxodo 4 - 6:27 y Salmo 56
En resumen:
Faraón se opone al dominio justo de Jehová. ¿Va a poder estorbar la gracia de Jehová a su pueblo? ¿O se van a desanimar los israelitas antes de que experimenten los beneficios del pacto?
Faraón se opone al dominio justo de Jehová. ¿Va a poder estorbar la gracia de Jehová a su pueblo? ¿O se van a desanimar los israelitas antes de que experimenten los beneficios del pacto?
En más detalle:
Hay varias dificultades en mandar a Moisés a Egipto. Primero, hay que contestar todas sus dudas. Segundo, le pide la bendición de su suegro para volver. Tercero, Jehová le asegura de que todos los que buscaban su vida han muerto. Luego se resuelve la negligencia de Moisés en circuncidar a su hijo, y después se reúne con Aarón. Y cuando llegamos al final de capítulo 4, parece que todas las dificultades han sido superadas: Y habló Aarón acerca de todas las cosas que Jehová había dicho a Moisés, e hizo señales delante de los ojos del pueblo. Y el pueblo creyó; y oyendo que Jehová había visitado a los hijos de Israel, y que había visto su aflicción, se inclinaron y adoraron (Éxodo 4:30-31).
¡El pueblo dirigido en adoración a Jehová! Eso es lo que deseamos ver. Seguramente todo va a seguir adelante, viento en popa.
En realidad, ¿quién entre ellos se habría imaginado en ese momento que las dificultades verdaderas ni habían empezado?
Después Moisés y Aarón entraron a la presencia de Faraón y le dijeron: Jehová el Dios de Israel dice así… (Éxodo 5:1) ¡Tanta confianza en el plan y la palabra de Jehová!
Pero la respuesta de Faraón es muy reveladora y prepara lugar por todo lo que va a pasar en los próximos 11 capítulos: ¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? (Éxodo 5:2) El hombre más poderoso del planeta no simplemente va a doblar rodilla a la mera mención de un nombre, aún menos si es el nombre del Dios de unos esclavos. Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel (Éxodo 5:2).
Pero Faraón no simplemente dice que no. Ve que es más que una petición por unos días de vacaciones. Esos esclavos no piden adorar a un dios egipcio sino el Dios suyo. Piden lugar para obedecer y adorar una autoridad distinta a las que reconocía el trono egipcio. Y si esos esclavos numerosos se sienten una libertad y un alivio en adorar al suyo, si empiezan a identificarse y a obedecer una autoridad distinta a la de sus
gobernantes egipcios, si empiezan a encontrar una legitimidad por medio de su propia organización religiosa, ¿en qué se va a parar, sino en una rebelión?
Entonces, no sólo les dice: Moisés y Aarón, ¿por qué hacéis cesar al pueblo de su trabajo? Volved a vuestras tareas (Éxodo 5:4). Como ellos empezaron su petición por decir: Jehová el Dios de Israel dice así… (Éxodo 5:1), Faraón quiere enseñarles quién verdaderamente tiene autoridad en Egipto: Y mandó Faraón aquel mismo día… (Éxodo 5:6)
Y según parece, la palabra de Faraón es mucho más eficaz que la palabra de Jehová. Se agrava la esclavitud de los israelitas, e inmediatamente gimen del dolor. Se quejan públicamente de la autoridad de Moisés y Aarón, y aún Moisés mismo tiene que clamar a Jehová: Señor, ¿por qué afliges a este pueblo? ¿Para qué me enviaste? Porque desde que yo vine a Faraón para hablarle en tu nombre, ha afligido a este pueblo; y tú no has librado a tu pueblo (Éxodo 5:22-23). Faraón 1, Jehová 0.
Pero a pesar de que la situación ha deteriorado de mal a peor, note un detalle muy importante. Moisés no se desespera. No reconoce en Faraón una autoridad superior ni aún comparable con Jehová; clama a Jehová con la seguridad de que Él es más poderoso que Faraón, sólo que está confundido porque Jehová no actuó como esperaba.
Note también que Jehová responde a la fe de Moisés: Ahora verás lo que yo haré a Faraón; porque con mano fuerte los dejará ir, y con mano fuerte los echará de su tierra (Éxodo 6:1). En una respuesta que subraya cinco veces su nombre, Jehová confirma su pacto, sus promesas y la obra nueva que está por hacer. Y luego, la lectura termina con la genealogía de Aarón como recordatorio de su legitimidad como representativo de Jehová aún en estos tiempos cuando parecía que tenía ningún poder ni autoridad.
Y al terminar esta lectura, debemos reflexionar: ¿A quién clamamos en medio de las dificultades? Cuando se presentan contratiempos y especialmente cuando nos oprimen las injusticias, ¿cómo reaccionamos? ¿Nos consumimos en ansiedades, preguntándonos cómo podemos manipular o convencer a las autoridades que nos causan dolor? ¿O vemos que el mejor uso de nuestro tiempo es el arrodillarnos y clamar de corazón al Todopoderoso?
Que el ejemplo de Moisés aquí, el primero de muchos de Moisés en la oración, nos anime a presentar nuestras peticiones a Jehová también.
¡El pueblo dirigido en adoración a Jehová! Eso es lo que deseamos ver. Seguramente todo va a seguir adelante, viento en popa.
En realidad, ¿quién entre ellos se habría imaginado en ese momento que las dificultades verdaderas ni habían empezado?
Después Moisés y Aarón entraron a la presencia de Faraón y le dijeron: Jehová el Dios de Israel dice así… (Éxodo 5:1) ¡Tanta confianza en el plan y la palabra de Jehová!
Pero la respuesta de Faraón es muy reveladora y prepara lugar por todo lo que va a pasar en los próximos 11 capítulos: ¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? (Éxodo 5:2) El hombre más poderoso del planeta no simplemente va a doblar rodilla a la mera mención de un nombre, aún menos si es el nombre del Dios de unos esclavos. Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel (Éxodo 5:2).
Pero Faraón no simplemente dice que no. Ve que es más que una petición por unos días de vacaciones. Esos esclavos no piden adorar a un dios egipcio sino el Dios suyo. Piden lugar para obedecer y adorar una autoridad distinta a las que reconocía el trono egipcio. Y si esos esclavos numerosos se sienten una libertad y un alivio en adorar al suyo, si empiezan a identificarse y a obedecer una autoridad distinta a la de sus
gobernantes egipcios, si empiezan a encontrar una legitimidad por medio de su propia organización religiosa, ¿en qué se va a parar, sino en una rebelión?
Entonces, no sólo les dice: Moisés y Aarón, ¿por qué hacéis cesar al pueblo de su trabajo? Volved a vuestras tareas (Éxodo 5:4). Como ellos empezaron su petición por decir: Jehová el Dios de Israel dice así… (Éxodo 5:1), Faraón quiere enseñarles quién verdaderamente tiene autoridad en Egipto: Y mandó Faraón aquel mismo día… (Éxodo 5:6)
Y según parece, la palabra de Faraón es mucho más eficaz que la palabra de Jehová. Se agrava la esclavitud de los israelitas, e inmediatamente gimen del dolor. Se quejan públicamente de la autoridad de Moisés y Aarón, y aún Moisés mismo tiene que clamar a Jehová: Señor, ¿por qué afliges a este pueblo? ¿Para qué me enviaste? Porque desde que yo vine a Faraón para hablarle en tu nombre, ha afligido a este pueblo; y tú no has librado a tu pueblo (Éxodo 5:22-23). Faraón 1, Jehová 0.
Pero a pesar de que la situación ha deteriorado de mal a peor, note un detalle muy importante. Moisés no se desespera. No reconoce en Faraón una autoridad superior ni aún comparable con Jehová; clama a Jehová con la seguridad de que Él es más poderoso que Faraón, sólo que está confundido porque Jehová no actuó como esperaba.
Note también que Jehová responde a la fe de Moisés: Ahora verás lo que yo haré a Faraón; porque con mano fuerte los dejará ir, y con mano fuerte los echará de su tierra (Éxodo 6:1). En una respuesta que subraya cinco veces su nombre, Jehová confirma su pacto, sus promesas y la obra nueva que está por hacer. Y luego, la lectura termina con la genealogía de Aarón como recordatorio de su legitimidad como representativo de Jehová aún en estos tiempos cuando parecía que tenía ningún poder ni autoridad.
Y al terminar esta lectura, debemos reflexionar: ¿A quién clamamos en medio de las dificultades? Cuando se presentan contratiempos y especialmente cuando nos oprimen las injusticias, ¿cómo reaccionamos? ¿Nos consumimos en ansiedades, preguntándonos cómo podemos manipular o convencer a las autoridades que nos causan dolor? ¿O vemos que el mejor uso de nuestro tiempo es el arrodillarnos y clamar de corazón al Todopoderoso?
Que el ejemplo de Moisés aquí, el primero de muchos de Moisés en la oración, nos anime a presentar nuestras peticiones a Jehová también.