Eclesiastés 1 - 4
En resumen:
Desde sus primeros versículos, el libro de Eclesiastés promociona una sabiduría muy diferente que el libro de Proverbios; en Eclesiastés vemos la sabiduría ‹‹debajo del sol››.
Desde sus primeros versículos, el libro de Eclesiastés promociona una sabiduría muy diferente que el libro de Proverbios; en Eclesiastés vemos la sabiduría ‹‹debajo del sol››.
En más detalle:
Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece (Eclesiastés 1:2-4).
¡Qué diferente a lo que nos acostumbramos a leer en el libro de Proverbios!
1) Proverbios nos urge a la búsqueda de la sabiduría mientras Eclesiastés nos dice: En la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor (Eclesiastés 1:18). Ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros ya todo será olvidado, y también morirá el sabio como el necio (Eclesiastés 2:16).
2) Proverbios estima la justicia de Jehová y nos dirige a someternos a su orden justo mientras Eclesiastés parece desesperarse de esa meta: En lugar del juicio, allí impiedad; y en lugar de la justicia, allí iniquidad. Y dije yo en mi corazón: Al justo y al impío juzgará Dios; porque allí hay un tiempo para todo lo que se quiere y para todo lo que se hace (Eclesiastés 3:16-17).
3) Proverbios concuerda con la visión de Génesis 1:26-27 de los seres humanos hechos a la imagen de Dios y superiores a los animales mientras Eclesiastés dice: Lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros, y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia; porque todo es vanidad (Eclesiastés 3:19).
4) Proverbios anima a los jóvenes a avanzarse en la sociedad para ejercer responsabilidades en justicia aún ante los reyes; Eclesiastés desinfla las metas comunes para el avance personal: No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo (Eclesiastés 2:24).
Después del libro de Proverbios, ¡Eclesiastés parece subversivo!
¿Por qué es tan diferente el libro de Eclesiastés? Porque llega a la sabiduría de una dirección muy diferente que la de Proverbios. Acuérdese que la Sabiduría en Proverbios dijo: Jehová me poseía en el principio, ya de antiguo, antes de sus obras. Eternamente tuve el principado, desde el principio, antes de la tierra… Cuando formaba los cielos, allí estaba yo… Cuando afirmaba los cielos arriba, cuanto afirmaba las fuentes del abismo… Con él estaba yo ordenándolo todo, y era su delicia de día en día, teniendo solaz delante de él en todo tiempo (Proverbios 8:22-23, 27, 28, 30). En cambio, la sabiduría del autor de Eclesiastés se describe: Di mi corazón a inquirir y a buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo… Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu (Eclesiastés 1:13, 14). Eclesiastés (tan inspirado por el Espíritu Santo como cualquier otro libro de la Biblia) declara la sabiduría desde la perspectiva del más dotado y experimentado de los seres humanos; Proverbios declara la sabiduría desde una perspectiva estrechamente ligada con Jehová. Eclesiastés se funda en la observación; Proverbios, en la revelación. No hay una sabiduría diferente en los dos libros sino que Eclesiastés anuncia la sabiduría desde debajo del sol mientras Proverbios la anuncia desde arriba.
Por eso, el libro de Eclesiastés sirve como una correctiva excelente para el lector de Proverbios que malentendería la sabiduría como un instrumento sólo para alcanzar las bendiciones terrenales, como un medio para satisfacer sus deseos egoístas solamente. El libro de Eclesiastés nos quita cualquier ilusión falsa: la utilización de la sabiduría de Proverbios para una meta únicamente terrenal sólo logrará la frustración, el desánimo y (en una palabra favorita del autor de Eclesiastés) la vanidad.
Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece (Eclesiastés 1:2-4).
¡Qué diferente a lo que nos acostumbramos a leer en el libro de Proverbios!
1) Proverbios nos urge a la búsqueda de la sabiduría mientras Eclesiastés nos dice: En la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor (Eclesiastés 1:18). Ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros ya todo será olvidado, y también morirá el sabio como el necio (Eclesiastés 2:16).
2) Proverbios estima la justicia de Jehová y nos dirige a someternos a su orden justo mientras Eclesiastés parece desesperarse de esa meta: En lugar del juicio, allí impiedad; y en lugar de la justicia, allí iniquidad. Y dije yo en mi corazón: Al justo y al impío juzgará Dios; porque allí hay un tiempo para todo lo que se quiere y para todo lo que se hace (Eclesiastés 3:16-17).
3) Proverbios concuerda con la visión de Génesis 1:26-27 de los seres humanos hechos a la imagen de Dios y superiores a los animales mientras Eclesiastés dice: Lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros, y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia; porque todo es vanidad (Eclesiastés 3:19).
4) Proverbios anima a los jóvenes a avanzarse en la sociedad para ejercer responsabilidades en justicia aún ante los reyes; Eclesiastés desinfla las metas comunes para el avance personal: No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo (Eclesiastés 2:24).
Después del libro de Proverbios, ¡Eclesiastés parece subversivo!
¿Por qué es tan diferente el libro de Eclesiastés? Porque llega a la sabiduría de una dirección muy diferente que la de Proverbios. Acuérdese que la Sabiduría en Proverbios dijo: Jehová me poseía en el principio, ya de antiguo, antes de sus obras. Eternamente tuve el principado, desde el principio, antes de la tierra… Cuando formaba los cielos, allí estaba yo… Cuando afirmaba los cielos arriba, cuanto afirmaba las fuentes del abismo… Con él estaba yo ordenándolo todo, y era su delicia de día en día, teniendo solaz delante de él en todo tiempo (Proverbios 8:22-23, 27, 28, 30). En cambio, la sabiduría del autor de Eclesiastés se describe: Di mi corazón a inquirir y a buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo… Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu (Eclesiastés 1:13, 14). Eclesiastés (tan inspirado por el Espíritu Santo como cualquier otro libro de la Biblia) declara la sabiduría desde la perspectiva del más dotado y experimentado de los seres humanos; Proverbios declara la sabiduría desde una perspectiva estrechamente ligada con Jehová. Eclesiastés se funda en la observación; Proverbios, en la revelación. No hay una sabiduría diferente en los dos libros sino que Eclesiastés anuncia la sabiduría desde debajo del sol mientras Proverbios la anuncia desde arriba.
Por eso, el libro de Eclesiastés sirve como una correctiva excelente para el lector de Proverbios que malentendería la sabiduría como un instrumento sólo para alcanzar las bendiciones terrenales, como un medio para satisfacer sus deseos egoístas solamente. El libro de Eclesiastés nos quita cualquier ilusión falsa: la utilización de la sabiduría de Proverbios para una meta únicamente terrenal sólo logrará la frustración, el desánimo y (en una palabra favorita del autor de Eclesiastés) la vanidad.