Esdras 7 - 8
En resumen:
En su soberanía Jehová dirige la llegada de un segundo grupo de exiliados encabezado por Esdras para la repoblación de Jerusalén.
En su soberanía Jehová dirige la llegada de un segundo grupo de exiliados encabezado por Esdras para la repoblación de Jerusalén.
En más detalle:
Con Esdras 7 empezamos a ver la segunda ola de judíos que vuelven a Israel del exilio, esta vez en 458 a.C.
Son dirigidos por Esdras que: Era escriba diligente en la ley de Moisés, que Jehová Dios de Israel había dado; y le concedió el rey todo lo que pidió, porque la mano de Jehová su Dios estaba sobre Esdras (Esdras 7:6).
Note la preparación de Esdras por esta obra de Jehová: Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos (Esdras 7:10).
Esdras había preparado – La formación de Esdras no fue al azar sino con un propósito fijo. Podemos imaginar horas que parecían innumerables, horas de lectura y estudio de la Sagrada Escritura por años, horas bañadas en oración y ayuno y puntuadas con clamores a Jehová por el discernimiento y la sabiduría en lo que estudiaba.
Esdras había preparado su corazón – Su preparación consumía todo su ser en devoción a Jehová. Fue organizada para que todo su intelecto, su voluntad, sus emociones y su alma fueran dirigidos por la pasión de conocer más estrechamente a Jehová.
Para inquirir la ley de Jehová – Fue un estudio cuidadoso, para examinar con atención todos los detalles de la revelación de Jehová desde Génesis a Deuteronomio. Examinaba la fundación y los enlaces de la gracia en que dependía su propia relación con Él, y se maravillaba de la gracia con que su pueblo fue establecido como el tesoro especial de Jehová.
Y para cumplirla – El propósito de esta formación fue mucho más que satisfacer una curiosidad intelectual o prepararse por una carrera académica. Antes de enseñar a los demás, su propio corazón tuvo que ser purificado y moldeado por la palabra de Jehová. Su pasión y devoción tuvieron que ser dirigidos para manifestarse en obediencia. Tuvo que acostumbrarse al camino del arrepentimiento y la obediencia antes de poder dirigir los pasos de otros en el mismo.
Y para enseñar en Israel – Con su corazón transformado por la palabra de Jehová, Esdras ahora estaba listo a anunciarla a los demás, a explicársela a los demás para que fueran transformados a la obediencia al Señor también.
Sus estatutos y decretos – Y Esdras va a enseñar con autoridad. No sólo enseñará para informar sino como la portavoz de Jehová, para exigir una respuesta de sumisión y obediencia de parte de los oyentes. La autoridad con que predica va a superar su propia influencia y aún la del rey de Persia para encubrirse con la autoridad que viene de lo alto, la de Jehová que tronó en el Monte Sinaí a tal punto que el pueblo respondió a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos (Éxodo 20:19).
Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos (Esdras 7:10). Que el Señor continúe a levantar tales predicadores y maestros de su palabra en nuestra generación, que bien preparados en la palabra, con corazones sumisos y obedientes, enseñen con autoridad para dirigir a nuestro pueblo en arrepentimiento y en obediencia a Jehová.
Son dirigidos por Esdras que: Era escriba diligente en la ley de Moisés, que Jehová Dios de Israel había dado; y le concedió el rey todo lo que pidió, porque la mano de Jehová su Dios estaba sobre Esdras (Esdras 7:6).
Note la preparación de Esdras por esta obra de Jehová: Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos (Esdras 7:10).
Esdras había preparado – La formación de Esdras no fue al azar sino con un propósito fijo. Podemos imaginar horas que parecían innumerables, horas de lectura y estudio de la Sagrada Escritura por años, horas bañadas en oración y ayuno y puntuadas con clamores a Jehová por el discernimiento y la sabiduría en lo que estudiaba.
Esdras había preparado su corazón – Su preparación consumía todo su ser en devoción a Jehová. Fue organizada para que todo su intelecto, su voluntad, sus emociones y su alma fueran dirigidos por la pasión de conocer más estrechamente a Jehová.
Para inquirir la ley de Jehová – Fue un estudio cuidadoso, para examinar con atención todos los detalles de la revelación de Jehová desde Génesis a Deuteronomio. Examinaba la fundación y los enlaces de la gracia en que dependía su propia relación con Él, y se maravillaba de la gracia con que su pueblo fue establecido como el tesoro especial de Jehová.
Y para cumplirla – El propósito de esta formación fue mucho más que satisfacer una curiosidad intelectual o prepararse por una carrera académica. Antes de enseñar a los demás, su propio corazón tuvo que ser purificado y moldeado por la palabra de Jehová. Su pasión y devoción tuvieron que ser dirigidos para manifestarse en obediencia. Tuvo que acostumbrarse al camino del arrepentimiento y la obediencia antes de poder dirigir los pasos de otros en el mismo.
Y para enseñar en Israel – Con su corazón transformado por la palabra de Jehová, Esdras ahora estaba listo a anunciarla a los demás, a explicársela a los demás para que fueran transformados a la obediencia al Señor también.
Sus estatutos y decretos – Y Esdras va a enseñar con autoridad. No sólo enseñará para informar sino como la portavoz de Jehová, para exigir una respuesta de sumisión y obediencia de parte de los oyentes. La autoridad con que predica va a superar su propia influencia y aún la del rey de Persia para encubrirse con la autoridad que viene de lo alto, la de Jehová que tronó en el Monte Sinaí a tal punto que el pueblo respondió a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos (Éxodo 20:19).
Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos (Esdras 7:10). Que el Señor continúe a levantar tales predicadores y maestros de su palabra en nuestra generación, que bien preparados en la palabra, con corazones sumisos y obedientes, enseñen con autoridad para dirigir a nuestro pueblo en arrepentimiento y en obediencia a Jehová.