Génesis 1:1 - 2:3 y Salmo 104
En resumen:
Desde su primer versículo, la Biblia anuncia los atributos maravillosos de Dios y su dominio justo sobre la creación.
Desde su primer versículo, la Biblia anuncia los atributos maravillosos de Dios y su dominio justo sobre la creación.
En más detalle:
Una de las frases más impresionantes en toda la Biblia es la primera: En el principio creó Dios los cielos y la tierra (Génesis 1:1).
Primero, nos declara que Dios es eterno: “En el principio… Dios.” Empieza el tiempo, y Dios ya es activo, obrando según un plan previo que no conocemos. Dios es el Ser que establece el principio por su acción, que por su palabra inicia el tiempo y la creación. Es el Autor de toda la historia sin ser controlado por la misma; es el Creador del tiempo que no se somete a su marcapasos.
Segundo, nos señala que Dios es poderoso: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” Todas las extensas maravillas que miramos alrededor fueron creadas por él. Los valles regados por los riachuelos, los densos bosques y selvas, los profundos océanos, las montañas que se alzan a las nubes, los distantes planetas y las estrellas lejanas, todos fueron creados sin sudor, sin gran ejercicio físico sino por su palabra poderosa. El profeta se maravilla de la facilidad con que creó todo: ¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra? (Isaías 40:12) Los logros humanos no se comparan con el poder de Dios; en cambio, dependen de su obra.
Tercero, Dios es justo. Los cielos y la tierra obedecen las leyes que él les ha puesto; ninguna parte de la creación se queda fuera de su control continuo. Como él mismo declara a su siervo Job: ¿Quién encerró con puertas el mar, cuando se derramaba saliéndose de su seno… [cuando] establecí sobre él mi decreto, le puse puertas y cerrojo, y dije: Hasta aquí llegarás, y no pasarás adelante, y ahí parará el orgullo de tus olas? (Job 38:8-11) Es el Creador con todo el poder y la autoridad sobre su creación; por eso define la justicia, y la creación entera sigue su mando.
Cuarto, Dios es bueno, y se manifiesta en que todo lo que produce es digno de bendición. Note la repetición por toda la lectura hoy: Vio Dios que la luz era buena (Génesis 1:4); vio que lo que creó era bueno (1:10, 12, 18, 21, 25); he aquí que era bueno en gran manera (1:31). No tenemos que cubrirnos en terror de un creador maligno y perverso sino que admiramos y adoramos al Creador eterno, poderoso, justo y bueno.
Quinto, como canta el salmista, Dios es misericordioso. La creación fue hecha para producir y sostener la vida. El Salmo 104 se regocija de la misericordia que da la provisión diaria a todos los seres, desde las bestias del campo hasta los animales más alejados de los pueblos, de las bestias de la selva hasta los seres humanos, de las aves de los cielos hasta los seres innumerables del mar. Todos dependemos de la mano del Dios misericordioso que nos da la provisión adecuada y accesible por medio de su creación.
Desde la primera lectura la Biblia nos revela este Dios eterno, poderoso, justo, bueno y misericordioso.
Que todas nuestras lecturas de la Biblia este año sean una tarea gozosa para conocerlo y adorarlo mejor.
Una de las frases más impresionantes en toda la Biblia es la primera: En el principio creó Dios los cielos y la tierra (Génesis 1:1).
Primero, nos declara que Dios es eterno: “En el principio… Dios.” Empieza el tiempo, y Dios ya es activo, obrando según un plan previo que no conocemos. Dios es el Ser que establece el principio por su acción, que por su palabra inicia el tiempo y la creación. Es el Autor de toda la historia sin ser controlado por la misma; es el Creador del tiempo que no se somete a su marcapasos.
Segundo, nos señala que Dios es poderoso: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” Todas las extensas maravillas que miramos alrededor fueron creadas por él. Los valles regados por los riachuelos, los densos bosques y selvas, los profundos océanos, las montañas que se alzan a las nubes, los distantes planetas y las estrellas lejanas, todos fueron creados sin sudor, sin gran ejercicio físico sino por su palabra poderosa. El profeta se maravilla de la facilidad con que creó todo: ¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra? (Isaías 40:12) Los logros humanos no se comparan con el poder de Dios; en cambio, dependen de su obra.
Tercero, Dios es justo. Los cielos y la tierra obedecen las leyes que él les ha puesto; ninguna parte de la creación se queda fuera de su control continuo. Como él mismo declara a su siervo Job: ¿Quién encerró con puertas el mar, cuando se derramaba saliéndose de su seno… [cuando] establecí sobre él mi decreto, le puse puertas y cerrojo, y dije: Hasta aquí llegarás, y no pasarás adelante, y ahí parará el orgullo de tus olas? (Job 38:8-11) Es el Creador con todo el poder y la autoridad sobre su creación; por eso define la justicia, y la creación entera sigue su mando.
Cuarto, Dios es bueno, y se manifiesta en que todo lo que produce es digno de bendición. Note la repetición por toda la lectura hoy: Vio Dios que la luz era buena (Génesis 1:4); vio que lo que creó era bueno (1:10, 12, 18, 21, 25); he aquí que era bueno en gran manera (1:31). No tenemos que cubrirnos en terror de un creador maligno y perverso sino que admiramos y adoramos al Creador eterno, poderoso, justo y bueno.
Quinto, como canta el salmista, Dios es misericordioso. La creación fue hecha para producir y sostener la vida. El Salmo 104 se regocija de la misericordia que da la provisión diaria a todos los seres, desde las bestias del campo hasta los animales más alejados de los pueblos, de las bestias de la selva hasta los seres humanos, de las aves de los cielos hasta los seres innumerables del mar. Todos dependemos de la mano del Dios misericordioso que nos da la provisión adecuada y accesible por medio de su creación.
Desde la primera lectura la Biblia nos revela este Dios eterno, poderoso, justo, bueno y misericordioso.
Que todas nuestras lecturas de la Biblia este año sean una tarea gozosa para conocerlo y adorarlo mejor.
Citas de otros autores:
La palabra divina rompe el silencio cósmico primigenio y señala el nacimiento de un nuevo orden cósmico. El decreto divino es el primero de varios medios de creatividad empleados en este pasaje. ‹‹Dijo Dios›› significa ‹‹pensó Dios›› o ‹‹quiso Dios››. Significa que el Creador es completamente independiente de su creación. Implica la creación sin esfuerzo y la soberanía absoluta.
(Nahum Sarna, Genesis: the traditional Hebrew text with new JPS translation. Philadelphia, PA, The Jewish Publication Society, 1989, pág. 7)
La mente humana, por ser creada, se siente una inquietud entendible sobre el No-Creado. Nos incomoda la presencia de Uno que está totalmente fuera del círculo de nuestro conocimiento común. Nos tiende a irritar el pensamiento sobre Uno que no nos rinde cuentas por su existencia, que no admite la responsabilidad a ningún otro, que existe de por sí, auto-dependiente y auto-suficiente.
La filosofía y la ciencia no han sido amigables hacia la idea de Dios por ser dedicadas a la tarea de la contabilidad de las cosas y por ser impacientes con cualquier cosa que rehúsa el rendimiento de cuentas de sí mismo. El filósofo y el científico admiten que hay mucho que no saben, pero esta admisión es muy diferente que el admitir que hay algo que jamás pueden conocer, algo por el cual no tienen ninguna técnica para descubrirlo. El admitir que hay Uno que existe más allá de nuestro alcance, que existe fuera de todas nuestras categorías, que no será despedido con un nombre, que no se presentará en la corte de nuestra razón ni se someterá a nuestra examinación curiosa: esto requiere una gran humildad, más de lo que poseemos la gran mayoría de nosotros, por eso nos consolamos por pensar en Dios en nuestro nivel, bajándolo por lo menos a donde nosotros lo podemos imaginar. Pero, ¡cómo se nos escapa! Porque está en todo lugar a la vez que no está en ningún lugar, porque el “lugar” tiene que ver con la materia y el espacio, y Dios es independiente de los dos. No le afecta ni el tiempo ni la física; es completamente auto-dependiente y no debe nada a los mundos que sus manos han formado.
(A.W. Tozer, The Knowledge of the Holy: the attributes of God: their meaning in the Christian life. New York, HarperCollins Publishers, 1961, pág. 41-42)
Cuando nos damos cuenta de que Dios es el único verdaderamente suficiente en sí mismo, tal vez empezamos a entender por qué la Biblia nos dice tanto sobre la fe en Dios solo y por qué la falta de fe en Dios es tan pecaminosa… Si rehusamos a tener fe en Dios, lo que decimos en realidad es que nosotros o algún otro ser u objeto es más confiable. Es calumnia contra Dios, y es vanidad, porque ningún otro es auto-suficiente.
(James Montgomery Boice, Genesis: An Expositional Commentary; Volume 1: Genesis 1:1 – 11:32. Grand Rapids, MI, Baker Books, 1998, pág. 31)
A Dios no le retrasó nada al cumplir lo que quería. Hizo todo por nuestro beneficio e instrucción… Tomó seis días para crear todo lo que ahora vemos y lo organizó y lo dirigió de una forma ordenada, no por ninguna necesidad impuesta en él sino para arrestar nuestra atención y causarnos a considerar detalladamente su poder, su bondad, su justicia y su sabiduría infinita en toda su creación.
(Juan Calvino, Sermons on Genesis: Chapters 1 – 11. Edinburgh, Banner of Truth Trust, 2009, pág. 14)
Génesis 1:27 - El hombre y la mujer son igualmente valiosos a los ojos de Dios, y… ambos tienen funciones esenciales y satisfactorias que desempeñar en el drama de la vida humana que exalta a Dios… Los hombres llevan una responsabilidad primaria (no solitaria) por el liderazgo, la protección y la provisión en la raza humana. Por consiguiente, llevan una función representativa cuando tiene que ver con rendir cuentas (Génesis 3:9; Romanos 5:12-14). Este llamado singular es una responsabilidad que asumir en amor sacrificial, y no un derecho del que apropiarse con poder dominador. En donde se la abraza con valor servidor, que honra a Cristo, y es respaldada por las mujeres con gozo lleno de fe, sin miedo, inteligente, prevalece la mejor armonía de hombre y mujer.
(John Piper, Prueba y observa: Saboreando la supremacía de Dios en todos los aspectos de la vida. Miami, Editorial Vida, 2007, pág. 255)
La palabra divina rompe el silencio cósmico primigenio y señala el nacimiento de un nuevo orden cósmico. El decreto divino es el primero de varios medios de creatividad empleados en este pasaje. ‹‹Dijo Dios›› significa ‹‹pensó Dios›› o ‹‹quiso Dios››. Significa que el Creador es completamente independiente de su creación. Implica la creación sin esfuerzo y la soberanía absoluta.
(Nahum Sarna, Genesis: the traditional Hebrew text with new JPS translation. Philadelphia, PA, The Jewish Publication Society, 1989, pág. 7)
La mente humana, por ser creada, se siente una inquietud entendible sobre el No-Creado. Nos incomoda la presencia de Uno que está totalmente fuera del círculo de nuestro conocimiento común. Nos tiende a irritar el pensamiento sobre Uno que no nos rinde cuentas por su existencia, que no admite la responsabilidad a ningún otro, que existe de por sí, auto-dependiente y auto-suficiente.
La filosofía y la ciencia no han sido amigables hacia la idea de Dios por ser dedicadas a la tarea de la contabilidad de las cosas y por ser impacientes con cualquier cosa que rehúsa el rendimiento de cuentas de sí mismo. El filósofo y el científico admiten que hay mucho que no saben, pero esta admisión es muy diferente que el admitir que hay algo que jamás pueden conocer, algo por el cual no tienen ninguna técnica para descubrirlo. El admitir que hay Uno que existe más allá de nuestro alcance, que existe fuera de todas nuestras categorías, que no será despedido con un nombre, que no se presentará en la corte de nuestra razón ni se someterá a nuestra examinación curiosa: esto requiere una gran humildad, más de lo que poseemos la gran mayoría de nosotros, por eso nos consolamos por pensar en Dios en nuestro nivel, bajándolo por lo menos a donde nosotros lo podemos imaginar. Pero, ¡cómo se nos escapa! Porque está en todo lugar a la vez que no está en ningún lugar, porque el “lugar” tiene que ver con la materia y el espacio, y Dios es independiente de los dos. No le afecta ni el tiempo ni la física; es completamente auto-dependiente y no debe nada a los mundos que sus manos han formado.
(A.W. Tozer, The Knowledge of the Holy: the attributes of God: their meaning in the Christian life. New York, HarperCollins Publishers, 1961, pág. 41-42)
Cuando nos damos cuenta de que Dios es el único verdaderamente suficiente en sí mismo, tal vez empezamos a entender por qué la Biblia nos dice tanto sobre la fe en Dios solo y por qué la falta de fe en Dios es tan pecaminosa… Si rehusamos a tener fe en Dios, lo que decimos en realidad es que nosotros o algún otro ser u objeto es más confiable. Es calumnia contra Dios, y es vanidad, porque ningún otro es auto-suficiente.
(James Montgomery Boice, Genesis: An Expositional Commentary; Volume 1: Genesis 1:1 – 11:32. Grand Rapids, MI, Baker Books, 1998, pág. 31)
A Dios no le retrasó nada al cumplir lo que quería. Hizo todo por nuestro beneficio e instrucción… Tomó seis días para crear todo lo que ahora vemos y lo organizó y lo dirigió de una forma ordenada, no por ninguna necesidad impuesta en él sino para arrestar nuestra atención y causarnos a considerar detalladamente su poder, su bondad, su justicia y su sabiduría infinita en toda su creación.
(Juan Calvino, Sermons on Genesis: Chapters 1 – 11. Edinburgh, Banner of Truth Trust, 2009, pág. 14)
Génesis 1:27 - El hombre y la mujer son igualmente valiosos a los ojos de Dios, y… ambos tienen funciones esenciales y satisfactorias que desempeñar en el drama de la vida humana que exalta a Dios… Los hombres llevan una responsabilidad primaria (no solitaria) por el liderazgo, la protección y la provisión en la raza humana. Por consiguiente, llevan una función representativa cuando tiene que ver con rendir cuentas (Génesis 3:9; Romanos 5:12-14). Este llamado singular es una responsabilidad que asumir en amor sacrificial, y no un derecho del que apropiarse con poder dominador. En donde se la abraza con valor servidor, que honra a Cristo, y es respaldada por las mujeres con gozo lleno de fe, sin miedo, inteligente, prevalece la mejor armonía de hombre y mujer.
(John Piper, Prueba y observa: Saboreando la supremacía de Dios en todos los aspectos de la vida. Miami, Editorial Vida, 2007, pág. 255)