Isaías 9:8 - 12:6
En resumen:
Jehová revela más detalles sobre el juicio que caerá sobre Israel, el reino de las diez tribus al norte de Judá, cuando Asiria lo invada. Anuncia la invasión asiria de Judá también. Revela lo que pasará a Asiria después, y cómo establecerá a su remanente fiel en la tierra prometida otra vez.
Jehová revela más detalles sobre el juicio que caerá sobre Israel, el reino de las diez tribus al norte de Judá, cuando Asiria lo invada. Anuncia la invasión asiria de Judá también. Revela lo que pasará a Asiria después, y cómo establecerá a su remanente fiel en la tierra prometida otra vez.
En más detalle:
El primer versículo de la lectura identifica que Israel, la nación al norte de Judá que se había separado de Jerusalén y la casa de David en el reinado de Jeroboam, ahora es el blanco de la profecía: El Señor envió palabra a Jacob, y cayó en Israel (Isaías 9:8). (Note que Israel también es llamado Efraín por la tribu más destacada entre todas; acuérdese que su capital en esta época es Samaria.)
Responde Jehová a la soberbia de Israel por anunciar que será devorado por sus enemigos (Isaías 9:9-12). Pero a pesar del castigo devastador: El pueblo no se convirtió al que lo castigaba, ni buscó a Jehová de los ejércitos (Isaías 9:13). Jehová le quitará el gobierno y su palabra del país, y como resultado será encendido en maldad, sin tener piedad los unos con sus hermanos (Isaías 9:14-21). Por sus injusticias, al final todos se quedarán presos o muertos (Isaías 10:1-4).
Revela en Isaías 10:5 que Asiria será la vara y el báculo del furor de Jehová cuando destruye a Israel y castiga a Judá. Asiria no entenderá su parte como instrumento de Jehová; sólo se adelantará para tomar fácilmente sus ciudades (Isaías 10:7-11). Luego Asiria misma será juzgada por la soberbia, por no reconocer que simplemente fue instrumento en la mano de Jehová (Isaías 10:12-19).
Y en ese entonces: Acontecerá en aquel tiempo, que los que hayan quedado de Israel y los que hayan quedado de la casa de Jacob, nunca más se apoyarán en el que los hirió [es decir, en Asiria, en quien confiaban cuando Isaías predicó], sino que se apoyarán con verdad en Jehová, el Santo de Israel. El remanente volverá, el remanente de Jacob volverá al Dios fuerte (Isaías 10:20-21).
Por eso, ahora dirigiéndose a Judá, Jehová dice que no debe temer aun cuando llegue Asiria para castigarlo: Por tanto el Señor, Jehová de los ejércitos, dice así: Pueblo mío, morador de Sion, no temas de Asiria. Con vara te herirá, y contra ti alzará su palo, a la manera de Egipto; mas de aquí a muy poco tiempo se acabará mi furor y mi enojo, para destrucción de ellos (Isaías 10:24-25). Judá verá el castigo decisivo de Asiria, y será como los castigos memorables de los enemigos de Jehová, como la victoria de Gedeón y la matanza de Madián en la peña de Oreb (de Jueces 7:25), o como la victoria de Jehová sobre Faraón en el Mar Rojo. Asiria se acercará a Jerusalén paso por paso, pueblo por pueblo, pero no la va a poder vencer (Isaías 10:27-32). He aquí el Señor, Jehová de los ejércitos, desgajará el ramaje [representando Asiria] con violencia, y los árboles de gran altura serán cortados, y los altos serán humillados. Y cortará con hierro la espesura del bosque, y el Líbano caerá con estruendo (Isaías 10:33-34).
Mientras Asiria se caerá, la casa de David se retoñará: Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces (Isaías 11:1). Por medio del descendiente de la casa de David ya mencionado en Isaías 7:14 y 9:6, el remanente entrará una época de paz inimaginable, nunca experimentada antes (Isaías 11:2-9). En vez de ser amenazado y reducido por las naciones como Asiria: Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa (Isaías 11:10). Jehová recobrará al remanente de todas las naciones sobre quienes ejercerán dominio (Isaías 11:11-16). Y por esta nueva época, Jehová será alabado por su justicia y su salvación en toda la tierra (Isaías 12:1-6).
El primer versículo de la lectura identifica que Israel, la nación al norte de Judá que se había separado de Jerusalén y la casa de David en el reinado de Jeroboam, ahora es el blanco de la profecía: El Señor envió palabra a Jacob, y cayó en Israel (Isaías 9:8). (Note que Israel también es llamado Efraín por la tribu más destacada entre todas; acuérdese que su capital en esta época es Samaria.)
Responde Jehová a la soberbia de Israel por anunciar que será devorado por sus enemigos (Isaías 9:9-12). Pero a pesar del castigo devastador: El pueblo no se convirtió al que lo castigaba, ni buscó a Jehová de los ejércitos (Isaías 9:13). Jehová le quitará el gobierno y su palabra del país, y como resultado será encendido en maldad, sin tener piedad los unos con sus hermanos (Isaías 9:14-21). Por sus injusticias, al final todos se quedarán presos o muertos (Isaías 10:1-4).
Revela en Isaías 10:5 que Asiria será la vara y el báculo del furor de Jehová cuando destruye a Israel y castiga a Judá. Asiria no entenderá su parte como instrumento de Jehová; sólo se adelantará para tomar fácilmente sus ciudades (Isaías 10:7-11). Luego Asiria misma será juzgada por la soberbia, por no reconocer que simplemente fue instrumento en la mano de Jehová (Isaías 10:12-19).
Y en ese entonces: Acontecerá en aquel tiempo, que los que hayan quedado de Israel y los que hayan quedado de la casa de Jacob, nunca más se apoyarán en el que los hirió [es decir, en Asiria, en quien confiaban cuando Isaías predicó], sino que se apoyarán con verdad en Jehová, el Santo de Israel. El remanente volverá, el remanente de Jacob volverá al Dios fuerte (Isaías 10:20-21).
Por eso, ahora dirigiéndose a Judá, Jehová dice que no debe temer aun cuando llegue Asiria para castigarlo: Por tanto el Señor, Jehová de los ejércitos, dice así: Pueblo mío, morador de Sion, no temas de Asiria. Con vara te herirá, y contra ti alzará su palo, a la manera de Egipto; mas de aquí a muy poco tiempo se acabará mi furor y mi enojo, para destrucción de ellos (Isaías 10:24-25). Judá verá el castigo decisivo de Asiria, y será como los castigos memorables de los enemigos de Jehová, como la victoria de Gedeón y la matanza de Madián en la peña de Oreb (de Jueces 7:25), o como la victoria de Jehová sobre Faraón en el Mar Rojo. Asiria se acercará a Jerusalén paso por paso, pueblo por pueblo, pero no la va a poder vencer (Isaías 10:27-32). He aquí el Señor, Jehová de los ejércitos, desgajará el ramaje [representando Asiria] con violencia, y los árboles de gran altura serán cortados, y los altos serán humillados. Y cortará con hierro la espesura del bosque, y el Líbano caerá con estruendo (Isaías 10:33-34).
Mientras Asiria se caerá, la casa de David se retoñará: Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces (Isaías 11:1). Por medio del descendiente de la casa de David ya mencionado en Isaías 7:14 y 9:6, el remanente entrará una época de paz inimaginable, nunca experimentada antes (Isaías 11:2-9). En vez de ser amenazado y reducido por las naciones como Asiria: Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa (Isaías 11:10). Jehová recobrará al remanente de todas las naciones sobre quienes ejercerán dominio (Isaías 11:11-16). Y por esta nueva época, Jehová será alabado por su justicia y su salvación en toda la tierra (Isaías 12:1-6).