Job 20 - 24
En Job 20, Zofar continúa la descripción horrenda del juicio que espera al impío, igual como habían hecho Elifaz y Bildad.
En su respuesta, Job hace algunas observaciones que sus amigos no desean admitir por su teología rígida de la justicia de Dios. Primero, nota Job la prosperidad de los impíos, algo que sus amigos rehúsan a observar (Job 21:7-13). Pero en vez de subrayarla para poner en duda la justicia de Dios, Job confirma su seguridad en su soberanía: He aquí que su bien no está en la mano de ellos (Job 21:16); no lo ve como excusa para aceptar la injusticia: El consejo de los impíos lejos esté de mí (Job 21:16). Por eso, no se angustia por ver la prosperidad de los malos; de acuerdo con Elifaz, Bildad y Zofar pero con una teología más madura y desarrollada, confía todavía en el juicio de Dios sobre los pecadores (Job 21:17-22). Segundo, observa que ambos el justo y el injusto tienen el mismo fin: Igualmente yacerán ellos en el polvo, y gusanos los cubrirán (Job 21:26). Podrían ser más acertados los consejos de sus amigos si tomaran en cuenta estas realidades… pero Job no espera a convencerlos: Toleradme, y yo hablaré; y después que haya hablado, escarneced (Job 21:3).
Y como Job pensaba, sus amigos no admiten estas observaciones. Elifaz repite la misma teología que antes, esta vez con sarcasmo: ¿Acaso te castiga, o viene a juicio contigo, a causa de tu piedad? (Job 22:4) La única razón que ve por el sufrimiento de Job es su pecado: Por cierto tu malicia es grande, y tus maldades no tienen fin (Job 22:5). Juzga que Job ha cometido muchas injusticias (Job 22:6-9), y es precisamente por éstas que está sufriendo (Job 22:10-11). Pero si se arrepiente de los pecados que han causado su tragedia, Dios lo prosperará de nuevo (Job 22:12-30).
Job ya no le contesta directamente en capítulo 23; continúa a imaginar su defensa contra Dios: ¡Quien me diera el saber dónde hallar a Dios! Yo iría hasta su silla (Job 23:3). Está seguro que será vindicado (Job 23:10), pero luego vuelve a dudarlo (Job 23:13-15). Medita en muchos casos de injusticia a que Dios no responde (Job 24:1-18). Y como observó antes, la muerte es el fin de todos (Job 24:19-25). Aunque no ha llegado a una resolución de los temas como el silencio de Dios a la injusticia y la muerte del justo y del injusto, Job se ha alejado tanto de la teología rígida de Elifaz que apenas habrá más posibilidad de comunicarse con sus amigos.
En su respuesta, Job hace algunas observaciones que sus amigos no desean admitir por su teología rígida de la justicia de Dios. Primero, nota Job la prosperidad de los impíos, algo que sus amigos rehúsan a observar (Job 21:7-13). Pero en vez de subrayarla para poner en duda la justicia de Dios, Job confirma su seguridad en su soberanía: He aquí que su bien no está en la mano de ellos (Job 21:16); no lo ve como excusa para aceptar la injusticia: El consejo de los impíos lejos esté de mí (Job 21:16). Por eso, no se angustia por ver la prosperidad de los malos; de acuerdo con Elifaz, Bildad y Zofar pero con una teología más madura y desarrollada, confía todavía en el juicio de Dios sobre los pecadores (Job 21:17-22). Segundo, observa que ambos el justo y el injusto tienen el mismo fin: Igualmente yacerán ellos en el polvo, y gusanos los cubrirán (Job 21:26). Podrían ser más acertados los consejos de sus amigos si tomaran en cuenta estas realidades… pero Job no espera a convencerlos: Toleradme, y yo hablaré; y después que haya hablado, escarneced (Job 21:3).
Y como Job pensaba, sus amigos no admiten estas observaciones. Elifaz repite la misma teología que antes, esta vez con sarcasmo: ¿Acaso te castiga, o viene a juicio contigo, a causa de tu piedad? (Job 22:4) La única razón que ve por el sufrimiento de Job es su pecado: Por cierto tu malicia es grande, y tus maldades no tienen fin (Job 22:5). Juzga que Job ha cometido muchas injusticias (Job 22:6-9), y es precisamente por éstas que está sufriendo (Job 22:10-11). Pero si se arrepiente de los pecados que han causado su tragedia, Dios lo prosperará de nuevo (Job 22:12-30).
Job ya no le contesta directamente en capítulo 23; continúa a imaginar su defensa contra Dios: ¡Quien me diera el saber dónde hallar a Dios! Yo iría hasta su silla (Job 23:3). Está seguro que será vindicado (Job 23:10), pero luego vuelve a dudarlo (Job 23:13-15). Medita en muchos casos de injusticia a que Dios no responde (Job 24:1-18). Y como observó antes, la muerte es el fin de todos (Job 24:19-25). Aunque no ha llegado a una resolución de los temas como el silencio de Dios a la injusticia y la muerte del justo y del injusto, Job se ha alejado tanto de la teología rígida de Elifaz que apenas habrá más posibilidad de comunicarse con sus amigos.