Job 25 - 28
La conversación ha degenerado a tal punto que Bildad simplemente repite la teología de antes, pero muy brevemente (Job 25:1-6). Job responde por notar que Dios es exaltado e incomparable (Job 26:5-14). ¿Por qué se contentaría Job con “la sabiduría” de los hombres cuando anhela una audiencia con Dios mismo?
Insatisfecho con las palabras de sus amigos, Job vuelve a argumentar con pasión su posición: Vive Dios que ha quitado mi derecho, y el Omnipotente, que amargó el alma mía… nunca tal acontezca que yo os justifique; hasta que muera, no quitaré de mí mi integridad (Job 27:2, 5). Está completamente de acuerdo con que el impío recibirá la recompensa de su maldad (Job 27:8-23). Pero ese impío no es Job, sino los que lo oponen y juzgan su integridad: Sea como el impío mi enemigo, y como el inicuo mi adversario (Job 27:7). Con razón los amigos no van a volver a contestarle. ¿Quién desea recibir la carga de la maldición de Job 27:8-23 por poner en duda su integridad?
En su famosa descripción de capítulo 28, Job exalta la sabiduría de Dios. Aunque la tecnología humana puede alcanzar tesoros y maravillas (Job 28:1-11), no puede descubrir la sabiduría: Mas ¿dónde se hallará la sabiduría? ¿Dónde está el lugar de la inteligencia? No conoce su valor el hombre, ni se halla en la tierra de los vivientes (Job 28:12-13). Dios entiende el camino de ella, y conoce su lugar (Job 28:23). Entonces la veía él, y la manifestaba; la preparó y la descubrió también. Y dijo al hombre: He aquí que el temor del Señor es la sabiduría, y el apartarse del mal, la inteligencia (Job 28:27-28). Con razón Job no se satisface con la sabiduría humana de sus amigos. Pero, ¿Jehová cumplirá su deseo de hablarle?
Insatisfecho con las palabras de sus amigos, Job vuelve a argumentar con pasión su posición: Vive Dios que ha quitado mi derecho, y el Omnipotente, que amargó el alma mía… nunca tal acontezca que yo os justifique; hasta que muera, no quitaré de mí mi integridad (Job 27:2, 5). Está completamente de acuerdo con que el impío recibirá la recompensa de su maldad (Job 27:8-23). Pero ese impío no es Job, sino los que lo oponen y juzgan su integridad: Sea como el impío mi enemigo, y como el inicuo mi adversario (Job 27:7). Con razón los amigos no van a volver a contestarle. ¿Quién desea recibir la carga de la maldición de Job 27:8-23 por poner en duda su integridad?
En su famosa descripción de capítulo 28, Job exalta la sabiduría de Dios. Aunque la tecnología humana puede alcanzar tesoros y maravillas (Job 28:1-11), no puede descubrir la sabiduría: Mas ¿dónde se hallará la sabiduría? ¿Dónde está el lugar de la inteligencia? No conoce su valor el hombre, ni se halla en la tierra de los vivientes (Job 28:12-13). Dios entiende el camino de ella, y conoce su lugar (Job 28:23). Entonces la veía él, y la manifestaba; la preparó y la descubrió también. Y dijo al hombre: He aquí que el temor del Señor es la sabiduría, y el apartarse del mal, la inteligencia (Job 28:27-28). Con razón Job no se satisface con la sabiduría humana de sus amigos. Pero, ¿Jehová cumplirá su deseo de hablarle?