Josué 9 - 12 y Salmo 119:65-72
Después de la atención a la disciplina en el asunto de Acán y la renovación del pacto, nos desanima leer sobre el engaño de Gabaón a Israel. Su astucia es impresionante: su declaración de la “fe” en Jehová suena parecida a la de Rahab en Josué 2:10-12: Tus siervos han venido de tierra muy lejana, por causa del nombre de Jehová tu Dios; porque hemos oído su fama, y todo lo que hizo en Egipto, y todo lo que hizo a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán: a Sehón rey de Hesbón, y a Og rey de Basán, que estaba en Astarot (Josué 9:9-10). Hay “evidencia” de que su historia es verdad. Pero los líderes israelitas fallaron; su culpa se resume en cuatro palabras: No consultaron a Jehová (Josué 9:14).
La murmuración del pueblo es llamativa. En los libros pasados, murmuraron en rebelión contra Jehová por la falta de comodidades y fueron castigados; pero esta vez, murmuran por la falta de discernimiento de sus líderes. No son castigados. Pero no pueden entrar en guerra contra los gabaonitas; su alianza fue confirmada en el nombre de Jehová, y aunque fue establecida por engaño, los líderes se acordarán: Cuando alguno hiciere voto a Jehová, o hiciere juramento ligando su alma con obligación, no quebrantará su palabra; hará conforme a todo lo que salió de su boca (Números 30:2). Para resolver la situación, Josué los maldice al estatus de siervos para llevar agua y leña para el tabernáculo… A la vez, ¿qué lugar mejor hay para un cananeo en esta época que el estar cerca a la Presencia de Jehová, protegido por su nombre? Ojalá que aprendan a tener la fe de Rahab.
Al leer Josué 10 – 12 sobre la batalla que provocó la alianza con Gabaón, la conquista del sur y luego del norte de la tierra prometida, note lo siguiente:
1) Peleó Jehová: Jehová arrojó desde el cielo grandes piedras sobre ellos hasta Azeca, y murieron; y fueron más los que murieron por las piedras de granizo, que los que los hijos de Israel mataron a espada (Josué 10:11). Jehová la entregó [Libna] también a ella y a su rey en manos de Israel (Josué 10:30). Jehová entregó a Laquis en mano de Israel (Josué 10:32). Todos estos reyes y sus tierras los tomó Josué de una vez; porque Jehová el Dios de Israel peleaba por Israel (Josué 10:42).
2) Igual como con las plagas en Egipto, Jehová lo hizo con la intención de destruir a un pueblo que anduvo en rebelión contra Él: Porque esto vino de Jehová, que endurecía el corazón de ellos para que resistiesen con guerra a Israel, para destruirlos, y que no les fuese hecha misericordia, sino que fuesen desarraigados, como Jehová lo había mandado a Moisés (Josué 11:20). No pienses en tu corazón cuando Jehová tu Dios los haya echado de delante de ti, diciendo: Por mi justicia me ha traído Jehová a poseer esta tierra; pues por la impiedad de estas naciones Jehová las arroja de delante de ti (Deuteronomio 9:4).
3) Peleó Israel en obediencia completa a Jehová: Y los hijos de Israel tomaron para sí todo el botín y las bestias de aquellas ciudades; mas a todos los hombres hirieron a filo de espada hasta destruirlos, sin dejar alguno con vida. De la manera que Jehová lo había mandado a Moisés su siervo, así Moisés lo mandó a Josué; y así Josué lo hizo, sin quitar palabra de todo lo que Jehová había mandado a Moisés (Josué 11:14-15).
4) La conquista fue un proceso largo, no de meses sino de años: Por mucho tiempo tuvo guerra Josué con estos reyes (Josué 11:18).
Y por fin llegó el fin de la conquista y el inicio de la distribución de la heredad: Tomó, pues, Josué toda la tierra, conforme a todo lo que Jehová había dicho a Moisés; y la entregó Josué a los israelitas por herencia conforme a su distribución según sus tribus; y la tierra descansó de la guerra (Josué 11:23). Empiezan a realizar la promesa dada siglos antes a un solo hombre sin tierra: A tu descendencia daré esta tierra (Génesis 12:7).
La murmuración del pueblo es llamativa. En los libros pasados, murmuraron en rebelión contra Jehová por la falta de comodidades y fueron castigados; pero esta vez, murmuran por la falta de discernimiento de sus líderes. No son castigados. Pero no pueden entrar en guerra contra los gabaonitas; su alianza fue confirmada en el nombre de Jehová, y aunque fue establecida por engaño, los líderes se acordarán: Cuando alguno hiciere voto a Jehová, o hiciere juramento ligando su alma con obligación, no quebrantará su palabra; hará conforme a todo lo que salió de su boca (Números 30:2). Para resolver la situación, Josué los maldice al estatus de siervos para llevar agua y leña para el tabernáculo… A la vez, ¿qué lugar mejor hay para un cananeo en esta época que el estar cerca a la Presencia de Jehová, protegido por su nombre? Ojalá que aprendan a tener la fe de Rahab.
Al leer Josué 10 – 12 sobre la batalla que provocó la alianza con Gabaón, la conquista del sur y luego del norte de la tierra prometida, note lo siguiente:
1) Peleó Jehová: Jehová arrojó desde el cielo grandes piedras sobre ellos hasta Azeca, y murieron; y fueron más los que murieron por las piedras de granizo, que los que los hijos de Israel mataron a espada (Josué 10:11). Jehová la entregó [Libna] también a ella y a su rey en manos de Israel (Josué 10:30). Jehová entregó a Laquis en mano de Israel (Josué 10:32). Todos estos reyes y sus tierras los tomó Josué de una vez; porque Jehová el Dios de Israel peleaba por Israel (Josué 10:42).
2) Igual como con las plagas en Egipto, Jehová lo hizo con la intención de destruir a un pueblo que anduvo en rebelión contra Él: Porque esto vino de Jehová, que endurecía el corazón de ellos para que resistiesen con guerra a Israel, para destruirlos, y que no les fuese hecha misericordia, sino que fuesen desarraigados, como Jehová lo había mandado a Moisés (Josué 11:20). No pienses en tu corazón cuando Jehová tu Dios los haya echado de delante de ti, diciendo: Por mi justicia me ha traído Jehová a poseer esta tierra; pues por la impiedad de estas naciones Jehová las arroja de delante de ti (Deuteronomio 9:4).
3) Peleó Israel en obediencia completa a Jehová: Y los hijos de Israel tomaron para sí todo el botín y las bestias de aquellas ciudades; mas a todos los hombres hirieron a filo de espada hasta destruirlos, sin dejar alguno con vida. De la manera que Jehová lo había mandado a Moisés su siervo, así Moisés lo mandó a Josué; y así Josué lo hizo, sin quitar palabra de todo lo que Jehová había mandado a Moisés (Josué 11:14-15).
4) La conquista fue un proceso largo, no de meses sino de años: Por mucho tiempo tuvo guerra Josué con estos reyes (Josué 11:18).
Y por fin llegó el fin de la conquista y el inicio de la distribución de la heredad: Tomó, pues, Josué toda la tierra, conforme a todo lo que Jehová había dicho a Moisés; y la entregó Josué a los israelitas por herencia conforme a su distribución según sus tribus; y la tierra descansó de la guerra (Josué 11:23). Empiezan a realizar la promesa dada siglos antes a un solo hombre sin tierra: A tu descendencia daré esta tierra (Génesis 12:7).