La decimoquinta unidad de la Biblia:
Los evangelios de la vida, la muerte, y la resurrección de Jesucristo (Mateo 1 - Juan 21)
Citas de otros autores
En todos los evangelios canónicos, Jesús es paradigmático y excepcionalmente autoritativo en sus enseñanzas y acciones. En «el mundo narrativo» de los cuatro evangelios, Dios es claramente la autoridad máxima y «la voz confiable», cuya aprobación de Jesús es narrada explícitamente (p. ej., en las escenas sinópticas del bautismo de Jesús y la transfiguración donde Dios proclama que Jesús es su Hijo) o reclamada. Pero entre los personajes terrestres en los evangelios, Jesús es el héroe incomparable. Su voz siempre es confiable. Nunca falla, y sus lectores nunca tienen motivo para dudarlo. Sus enseñanzas son completamente autoritativas y superiores a todas las otras autoridades. También es retratado como completamente comprensivo a los que tienen los valores expuestos en las narrativas, su atención a los vulnerables (p. ej., mujeres, leprosos, niños), y su crítica de la ostentación religiosa y la hipocresía. Sus adversarios son siempre y claramente equivocados, y son caracterizados como obtusos espirituales en lo mejor, y en lo peor, como hipócritas y corruptos.
Jesús también es el tema clave. Aunque predica el mensaje que el reino de Dios está presente o se acerca, la narrativa del evangelio enfatiza que todo lo demás gira en torno de lo que los personajes en las narrativas piensan sobre Jesús. Él es la fuerza de polarización. Los personajes en la historia tienen que reconocer la presencia del reino de Dios en la proclamación y los hechos de Jesús. Las acciones de Jesús son los temas principales de las quejas de sus adversarios, y todos los juicios tienen que ver con el tratarlo como un vehículo legítimo de los propósitos de Dios o un maestro errante y peligroso ejemplo, o tal vez algo peor. Casi siempre está en el escenario y el personaje central de cada escena, y es el centro de la controversia que fluye por estas cuatro narrativas desde sus principios hasta los ápices turbulentos de su arresto, su juicio y ejecución. Aún después, en las escenas cruciales pos-crucifixión, las noticias de su vindicación divina por la resurrección y su convocación a sus discípulos (o presentada por un ángel, como en Marcos, o personalmente en presentaciones de pos-resurrección como en los otros evangelios canónicos) lo hacen el tema y personaje clave.
(Hurtado, Larry W. Lord Jesus Christ: Devotion to Jesus in Earliest Christianity. Grand Rapids: Eerdmans, 2003; posición Kindle 4431.)
En todos los evangelios canónicos, Jesús es paradigmático y excepcionalmente autoritativo en sus enseñanzas y acciones. En «el mundo narrativo» de los cuatro evangelios, Dios es claramente la autoridad máxima y «la voz confiable», cuya aprobación de Jesús es narrada explícitamente (p. ej., en las escenas sinópticas del bautismo de Jesús y la transfiguración donde Dios proclama que Jesús es su Hijo) o reclamada. Pero entre los personajes terrestres en los evangelios, Jesús es el héroe incomparable. Su voz siempre es confiable. Nunca falla, y sus lectores nunca tienen motivo para dudarlo. Sus enseñanzas son completamente autoritativas y superiores a todas las otras autoridades. También es retratado como completamente comprensivo a los que tienen los valores expuestos en las narrativas, su atención a los vulnerables (p. ej., mujeres, leprosos, niños), y su crítica de la ostentación religiosa y la hipocresía. Sus adversarios son siempre y claramente equivocados, y son caracterizados como obtusos espirituales en lo mejor, y en lo peor, como hipócritas y corruptos.
Jesús también es el tema clave. Aunque predica el mensaje que el reino de Dios está presente o se acerca, la narrativa del evangelio enfatiza que todo lo demás gira en torno de lo que los personajes en las narrativas piensan sobre Jesús. Él es la fuerza de polarización. Los personajes en la historia tienen que reconocer la presencia del reino de Dios en la proclamación y los hechos de Jesús. Las acciones de Jesús son los temas principales de las quejas de sus adversarios, y todos los juicios tienen que ver con el tratarlo como un vehículo legítimo de los propósitos de Dios o un maestro errante y peligroso ejemplo, o tal vez algo peor. Casi siempre está en el escenario y el personaje central de cada escena, y es el centro de la controversia que fluye por estas cuatro narrativas desde sus principios hasta los ápices turbulentos de su arresto, su juicio y ejecución. Aún después, en las escenas cruciales pos-crucifixión, las noticias de su vindicación divina por la resurrección y su convocación a sus discípulos (o presentada por un ángel, como en Marcos, o personalmente en presentaciones de pos-resurrección como en los otros evangelios canónicos) lo hacen el tema y personaje clave.
(Hurtado, Larry W. Lord Jesus Christ: Devotion to Jesus in Earliest Christianity. Grand Rapids: Eerdmans, 2003; posición Kindle 4431.)