Marcos 4 - 7 y Salmo 119:145-152
En resumen:
Los que siguen a Jesús se maravillan de Él y dicen: Bien lo ha hecho todo (Marcos 7:37).
Los que siguen a Jesús se maravillan de Él y dicen: Bien lo ha hecho todo (Marcos 7:37).
En más detalle:
Marcos describe un torrente variado de milagros en Marcos 4 – 7: Calma una tempestad (Marcos 4:35-41); echa una legión de demonios de un hombre (Marcos 5:1-14); sana a una mujer que padecía de flujo de sangre (Marcos 5:25-34); levanta a la hija de Jairo de la muerte (Marcos 5:35-42); alimenta a 5000 hombres (Marcos 6:30-44); anda sobre el mar (Marcos 6:48-51); sana a gente que sólo toca el borde de su manto (Marcos 6:56); echa un demonio de la hija de una mujer sirofenicia (Marcos 7:25-30); y sana a un sordo tartamudo (Marcos 7:31-37). Y éstos son sólo algunos de sus milagros destacados, porque: Echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos, y los sanaban (Marcos 6:13). Su autoridad espiritual es incomparable y siempre al servicio de los necesitados: Salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas (Marcos 6:34).
Las enseñanzas de Jesús se enfocan en el arrepentimiento y la doctrina del reino de los cielos (Marcos 4:2; 6:12). Utiliza parábolas: Con muchas parábolas como estas les hablaba la palabra, conforme a lo que podían oír. Y sin parábolas no les hablaba; aunque a sus discípulos en particular les declaraba todo (Marcos 4:33-34). También manda a sus discípulos directamente (Marcos 6:10-11) y les enseña a sus enemigos y los otros oyentes por reprensión (Marcos 7:6-13). En un caso destacado, cambia la ley mosaica por sus discípulos por decreto: ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar, porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina? Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos (Marcos 7:18-19). En todo, demuestra una sabiduría única y divina que supera la autoridad espiritual hueca de los fariseos, a quienes dice: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición (Marcos 7:9).
En respuesta, la gente se siente una gran atracción hacia Jesús: Otra vez comenzó Jesús a enseñar junto al mar, y se reunió alrededor de él mucha gente, tanto que entrando en una barca, se sentó en ella en el mar; y toda la gente estaba en tierra junto al mar (Marcos 4:1). Pasando otra vez Jesús en una barca a la otra orilla, se reunió alrededor de él una gran multitud… Fue, pues, con él; y le seguía una gran multitud, y le apretaban (Marcos 5:21, 24). Recorriendo toda la tierra alrededor, comenzaron a traer de todas partes enfermos en lechos, a donde oían que estaba (Marcos 6:55). Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese; pero no pudo esconderse (Marcos 7:24). En todo: En gran manera se maravillaban, diciendo: bien lo ha hecho todo (Marcos 7:37).
Pero igual como vimos en el evangelio de Mateo, no todos se quedan maravillados de Jesús. Los gadarenos, a ver que su poder espiritual sobrepasa al del hombre que no pudieron dominar, le tienen miedo y pide que vaya de sus contornos (Marcos 5:16-17). La incredulidad de los moradores de su propia tierra aún le deja asombrado a Jesús (Marcos 6:5-6). En una escena de persecución activa, volvemos a leer del homicidio escandaloso en que Herodes mata a Juan el Bautista (como estudiamos en más detalle en Mateo 14). En cambio, una mujer sirofenicia demuestra una fe firme, lista a aguantar cualquier límite o menosprecio para acercarse al Señor y recibir la bendición que carece: Respondió ella y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija (Marcos 7:28-29). Los beneficios del dominio espiritual de Jesús alcanza aún a los gentiles
listos a depositar su fe en Él.
Por contarnos tantos milagros en una narrativa rápida, por repetir las enseñanzas breves que hacen lucir la sabiduría de Jesús y por indicar los resultados milagrosos de la fe firme en el Señor, Marcos nos muestra la gloria de Jesucristo. Es verdad: bien lo ha hecho todo Jesús. Si hemos entendido bien la lectura, nos encontramos al lado de los discípulos y la multitud creyente, dando alabanza y gloria al Padre por la maravilla que es su Hijo.
Marcos describe un torrente variado de milagros en Marcos 4 – 7: Calma una tempestad (Marcos 4:35-41); echa una legión de demonios de un hombre (Marcos 5:1-14); sana a una mujer que padecía de flujo de sangre (Marcos 5:25-34); levanta a la hija de Jairo de la muerte (Marcos 5:35-42); alimenta a 5000 hombres (Marcos 6:30-44); anda sobre el mar (Marcos 6:48-51); sana a gente que sólo toca el borde de su manto (Marcos 6:56); echa un demonio de la hija de una mujer sirofenicia (Marcos 7:25-30); y sana a un sordo tartamudo (Marcos 7:31-37). Y éstos son sólo algunos de sus milagros destacados, porque: Echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos, y los sanaban (Marcos 6:13). Su autoridad espiritual es incomparable y siempre al servicio de los necesitados: Salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas (Marcos 6:34).
Las enseñanzas de Jesús se enfocan en el arrepentimiento y la doctrina del reino de los cielos (Marcos 4:2; 6:12). Utiliza parábolas: Con muchas parábolas como estas les hablaba la palabra, conforme a lo que podían oír. Y sin parábolas no les hablaba; aunque a sus discípulos en particular les declaraba todo (Marcos 4:33-34). También manda a sus discípulos directamente (Marcos 6:10-11) y les enseña a sus enemigos y los otros oyentes por reprensión (Marcos 7:6-13). En un caso destacado, cambia la ley mosaica por sus discípulos por decreto: ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar, porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina? Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos (Marcos 7:18-19). En todo, demuestra una sabiduría única y divina que supera la autoridad espiritual hueca de los fariseos, a quienes dice: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición (Marcos 7:9).
En respuesta, la gente se siente una gran atracción hacia Jesús: Otra vez comenzó Jesús a enseñar junto al mar, y se reunió alrededor de él mucha gente, tanto que entrando en una barca, se sentó en ella en el mar; y toda la gente estaba en tierra junto al mar (Marcos 4:1). Pasando otra vez Jesús en una barca a la otra orilla, se reunió alrededor de él una gran multitud… Fue, pues, con él; y le seguía una gran multitud, y le apretaban (Marcos 5:21, 24). Recorriendo toda la tierra alrededor, comenzaron a traer de todas partes enfermos en lechos, a donde oían que estaba (Marcos 6:55). Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese; pero no pudo esconderse (Marcos 7:24). En todo: En gran manera se maravillaban, diciendo: bien lo ha hecho todo (Marcos 7:37).
Pero igual como vimos en el evangelio de Mateo, no todos se quedan maravillados de Jesús. Los gadarenos, a ver que su poder espiritual sobrepasa al del hombre que no pudieron dominar, le tienen miedo y pide que vaya de sus contornos (Marcos 5:16-17). La incredulidad de los moradores de su propia tierra aún le deja asombrado a Jesús (Marcos 6:5-6). En una escena de persecución activa, volvemos a leer del homicidio escandaloso en que Herodes mata a Juan el Bautista (como estudiamos en más detalle en Mateo 14). En cambio, una mujer sirofenicia demuestra una fe firme, lista a aguantar cualquier límite o menosprecio para acercarse al Señor y recibir la bendición que carece: Respondió ella y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija (Marcos 7:28-29). Los beneficios del dominio espiritual de Jesús alcanza aún a los gentiles
listos a depositar su fe en Él.
Por contarnos tantos milagros en una narrativa rápida, por repetir las enseñanzas breves que hacen lucir la sabiduría de Jesús y por indicar los resultados milagrosos de la fe firme en el Señor, Marcos nos muestra la gloria de Jesucristo. Es verdad: bien lo ha hecho todo Jesús. Si hemos entendido bien la lectura, nos encontramos al lado de los discípulos y la multitud creyente, dando alabanza y gloria al Padre por la maravilla que es su Hijo.