Salmo 119:129-136 y Proverbios 1 - 3
En resumen:
Los primeros tres capítulos del libro de Proverbios convencen a un joven del gran valor de la sabiduría y desarman las estrategias de los impíos que lo quieren engañar. En todo, ponen el temor de Jehová como la fundación sólida de la sabiduría.
Los primeros tres capítulos del libro de Proverbios convencen a un joven del gran valor de la sabiduría y desarman las estrategias de los impíos que lo quieren engañar. En todo, ponen el temor de Jehová como la fundación sólida de la sabiduría.
En más detalle:
Como introducción y fundación del libro de Proverbios, vamos a concentrar primero en su lema: El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza (Proverbios 1:7). Note bien:
“La sabiduría” – En nuestra lectura de 2 Crónicas 1 – 5:1, definimos la sabiduría por notar que la sabiduría bíblica es muy diferente que la mera acumulación de experiencias. Es el conocimiento del dominio justo de Jehová a tal profundidad que uno sabe aplicar sus preceptos a la vida diaria. Específicamente, uno la utiliza para someterse a Jehová en obediencia, para relacionarse con los demás en justicia, y para gobernar a la gente, los lugares, los recursos y el tiempo que están bajo su autoridad, a nivel familiar, en la comunidad o en el país. La importancia de la sabiduría viene del hecho de que nos dirige a relacionarnos y a ejercer autoridad de acuerdo con el dominio justo de Jehová sobre toda la creación; cuando uno demuestra la sabiduría, actúa de acuerdo con la justicia del Creador. Por eso hay que conocer a Jehová, temerlo y someterse a Él para empezar a recibir la sabiduría.
Note que la sabiduría se distingue de la ley de Jehová (los primeros cinco libros de la Biblia) en que ésta definía la formación del pueblo de Jehová, su acercamiento a Jehová por los sacrificios del tabernáculo y el mantenimiento de la santidad por las leyes sobre la comida, etc. El libro de Proverbios supone que el lector ya conoce la ley y se extiende a cubrir los temas de la vida diaria no directamente relacionados con la santidad: cómo manejar las relaciones con las autoridades, por ejemplo, o cómo manejar el tiempo y los recursos que Jehová nos ha dado, cómo disfrutar la paz en nuestras relaciones con los demás, cómo rechazar la tentación, etc. Pero la sabiduría de Proverbios se relaciona con la ley en que ambas dirigen al creyente a vivir en sumisión gozosa al dominio de Jehová sobre su creación. Así que la sabiduría en Proverbios no forma un tema aparte de la ley sino que junta con la ley revela otra faceta más de la vida en comunión con Jehová.
“El principio de la sabiduría” – El principio refiere al inicio y lo más esencial. Por ejemplo, al enseñar a nuestros hijos a leer, primero los instruimos en las letras del alfabeto. No había posibilidad de que leyeran hasta que supieran distinguir e identificar las letras primero. De igual manera, no podemos manejar nuestro diario vivir en sabiduría si primero no sabemos identificar, definir y aplicar el temor de Jehová.
“El principio de la sabiduría es el temor de Jehová” – Queremos ver cuatro características notables del temor de Jehová:
1) Lo más llamativo es que describe una reacción nuestra. Es una reacción de temor, respeto, temblor y maravilla. Por una parte nos sentimos el terror de su santidad; por otra parte, nos sentimos el deseo de acercarnos a Él por su belleza, amor y misericordia. Es un temor que no nos hace huir sino a acercarnos en temblor y que se convierte a la adoración.
2) Es el temor de Jehová, el temor hacia el Ser revelado en los libros de la Biblia que hemos leído hasta el momento. Es el temor hacia el Creador, al que escogió a Abraham para formar a su pueblo santo, que lo rescató de Egipto y obró en su historia para juicio y salvación.
Tal vez entendemos mejor el temor de Jehová si lo vemos retratado en dos pasajes del libro de Éxodo. Acuérdese cómo reaccionó el pueblo de Israel cuando escuchó la voz de Jehová en el monte Sinaí: Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron lejos. Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos (Éxodo 20:18-19). Aquí está el temor. Pero note que no debe parar allí. Moisés revela el propósito de Jehová en causar el temor: Y Moisés respondió al pueblo: No temáis; porque para probaros vino Dios, y para que su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis (Éxodo 20:20). Y note también la reacción doble en el versículo que sigue: Entonces el pueblo estuvo a lo lejos, y Moisés se acercó a la oscuridad en la cual estaba Dios (Éxodo 20:21). El temblor que separa junto con la atracción que llama – así es el temor de Jehová.
Y el temor de Jehová se pone en evidencia otra vez en Moisés en Éxodo 34. Después del pecado del becerro de oro, Moisés intercede por el pueblo y aún se atreve a pedirle a Jehová: Te ruego que me muestres tu gloria (Éxodo 33:18). Jehová le responde: Pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado (Éxodo 34:6-7). Le proclama su gloria; le llama; le invita a conocer al Dios perdonador y misericordioso. A la vez: Que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación (Éxodo 34:7). Su misericordia le invita a acercarse a conocer a la vez que su santidad inspira temor y mantiene la separación– y la reacción de Moisés es apropiada a los dos: Entonces Moisés, apresurándose, bajó la cabeza hacia el suelo y adoró (Éxodo 34:8). Esta adoración en esperanza y temblor es el principio, el alfabeto, de la sabiduría.
3) Pero el temor de Jehová es más que una reacción. Si volvemos a Proverbios 1:7, note que se describe por su par en la segunda parte del versículo: Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza (Proverbios 1:7). Igual como en el Salmo 19:9, “el temor de Jehová” es una descripción de su palabra – sus mandamientos, su testimonio, su ley. Es decir, el principio de la sabiduría es la Biblia, la palabra de Jehová, su ley… porque revela al Ser que inspira la separación en temor, la atracción y la adoración. Para conocer a Jehová, empezamos con su palabra; nos sometemos gozosamente y con temblor a su revelación. Sin el inicio de la palabra de Jehová, no tenemos ninguna esperanza de manejar la vida diaria de acuerdo con su voluntad, igual como uno que no distingue las letras no tiene la esperanza de leer. En cambio, si temblamos a su palabra y nos sometemos a ella, tenemos la formación para vivir de acuerdo con su dominio sabio.
4) “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová” también implica la obligación de someternos a la misma. El Salmo 111:10 nos dice: El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos (Salmo 111:10). El temor de Jehová nos inspira a poner en práctica lo que aprendemos, no sólo a guardarlo en la mente como una curiosidad. Si no lo ponemos en práctica, somos juzgados como los de la segunda parte del versículo con que empezamos hoy: Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza (Proverbios 1:7). Si es así nuestra reacción al temor de Jehová, estamos bajo su ira y dignos de su condenación. Pero los que ponemos en práctica su sabiduría en temor a Jehová damos evidencia de que somos justos y sabios.
Entonces, con esta actitud deseamos leer el libro de Proverbios – con el temor de Jehová que es justo en condenar el pecado y que a la vez en su maravilloso amor nos ha llamado por su palabra a someternos a su dominio justo para disfrutar su reposo y paz. Que nos humillemos gozosamente en amor, temblor y adoración al Dios que nos regala su sabiduría.
Como introducción y fundación del libro de Proverbios, vamos a concentrar primero en su lema: El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza (Proverbios 1:7). Note bien:
“La sabiduría” – En nuestra lectura de 2 Crónicas 1 – 5:1, definimos la sabiduría por notar que la sabiduría bíblica es muy diferente que la mera acumulación de experiencias. Es el conocimiento del dominio justo de Jehová a tal profundidad que uno sabe aplicar sus preceptos a la vida diaria. Específicamente, uno la utiliza para someterse a Jehová en obediencia, para relacionarse con los demás en justicia, y para gobernar a la gente, los lugares, los recursos y el tiempo que están bajo su autoridad, a nivel familiar, en la comunidad o en el país. La importancia de la sabiduría viene del hecho de que nos dirige a relacionarnos y a ejercer autoridad de acuerdo con el dominio justo de Jehová sobre toda la creación; cuando uno demuestra la sabiduría, actúa de acuerdo con la justicia del Creador. Por eso hay que conocer a Jehová, temerlo y someterse a Él para empezar a recibir la sabiduría.
Note que la sabiduría se distingue de la ley de Jehová (los primeros cinco libros de la Biblia) en que ésta definía la formación del pueblo de Jehová, su acercamiento a Jehová por los sacrificios del tabernáculo y el mantenimiento de la santidad por las leyes sobre la comida, etc. El libro de Proverbios supone que el lector ya conoce la ley y se extiende a cubrir los temas de la vida diaria no directamente relacionados con la santidad: cómo manejar las relaciones con las autoridades, por ejemplo, o cómo manejar el tiempo y los recursos que Jehová nos ha dado, cómo disfrutar la paz en nuestras relaciones con los demás, cómo rechazar la tentación, etc. Pero la sabiduría de Proverbios se relaciona con la ley en que ambas dirigen al creyente a vivir en sumisión gozosa al dominio de Jehová sobre su creación. Así que la sabiduría en Proverbios no forma un tema aparte de la ley sino que junta con la ley revela otra faceta más de la vida en comunión con Jehová.
“El principio de la sabiduría” – El principio refiere al inicio y lo más esencial. Por ejemplo, al enseñar a nuestros hijos a leer, primero los instruimos en las letras del alfabeto. No había posibilidad de que leyeran hasta que supieran distinguir e identificar las letras primero. De igual manera, no podemos manejar nuestro diario vivir en sabiduría si primero no sabemos identificar, definir y aplicar el temor de Jehová.
“El principio de la sabiduría es el temor de Jehová” – Queremos ver cuatro características notables del temor de Jehová:
1) Lo más llamativo es que describe una reacción nuestra. Es una reacción de temor, respeto, temblor y maravilla. Por una parte nos sentimos el terror de su santidad; por otra parte, nos sentimos el deseo de acercarnos a Él por su belleza, amor y misericordia. Es un temor que no nos hace huir sino a acercarnos en temblor y que se convierte a la adoración.
2) Es el temor de Jehová, el temor hacia el Ser revelado en los libros de la Biblia que hemos leído hasta el momento. Es el temor hacia el Creador, al que escogió a Abraham para formar a su pueblo santo, que lo rescató de Egipto y obró en su historia para juicio y salvación.
Tal vez entendemos mejor el temor de Jehová si lo vemos retratado en dos pasajes del libro de Éxodo. Acuérdese cómo reaccionó el pueblo de Israel cuando escuchó la voz de Jehová en el monte Sinaí: Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron lejos. Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos (Éxodo 20:18-19). Aquí está el temor. Pero note que no debe parar allí. Moisés revela el propósito de Jehová en causar el temor: Y Moisés respondió al pueblo: No temáis; porque para probaros vino Dios, y para que su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis (Éxodo 20:20). Y note también la reacción doble en el versículo que sigue: Entonces el pueblo estuvo a lo lejos, y Moisés se acercó a la oscuridad en la cual estaba Dios (Éxodo 20:21). El temblor que separa junto con la atracción que llama – así es el temor de Jehová.
Y el temor de Jehová se pone en evidencia otra vez en Moisés en Éxodo 34. Después del pecado del becerro de oro, Moisés intercede por el pueblo y aún se atreve a pedirle a Jehová: Te ruego que me muestres tu gloria (Éxodo 33:18). Jehová le responde: Pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado (Éxodo 34:6-7). Le proclama su gloria; le llama; le invita a conocer al Dios perdonador y misericordioso. A la vez: Que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación (Éxodo 34:7). Su misericordia le invita a acercarse a conocer a la vez que su santidad inspira temor y mantiene la separación– y la reacción de Moisés es apropiada a los dos: Entonces Moisés, apresurándose, bajó la cabeza hacia el suelo y adoró (Éxodo 34:8). Esta adoración en esperanza y temblor es el principio, el alfabeto, de la sabiduría.
3) Pero el temor de Jehová es más que una reacción. Si volvemos a Proverbios 1:7, note que se describe por su par en la segunda parte del versículo: Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza (Proverbios 1:7). Igual como en el Salmo 19:9, “el temor de Jehová” es una descripción de su palabra – sus mandamientos, su testimonio, su ley. Es decir, el principio de la sabiduría es la Biblia, la palabra de Jehová, su ley… porque revela al Ser que inspira la separación en temor, la atracción y la adoración. Para conocer a Jehová, empezamos con su palabra; nos sometemos gozosamente y con temblor a su revelación. Sin el inicio de la palabra de Jehová, no tenemos ninguna esperanza de manejar la vida diaria de acuerdo con su voluntad, igual como uno que no distingue las letras no tiene la esperanza de leer. En cambio, si temblamos a su palabra y nos sometemos a ella, tenemos la formación para vivir de acuerdo con su dominio sabio.
4) “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová” también implica la obligación de someternos a la misma. El Salmo 111:10 nos dice: El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos (Salmo 111:10). El temor de Jehová nos inspira a poner en práctica lo que aprendemos, no sólo a guardarlo en la mente como una curiosidad. Si no lo ponemos en práctica, somos juzgados como los de la segunda parte del versículo con que empezamos hoy: Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza (Proverbios 1:7). Si es así nuestra reacción al temor de Jehová, estamos bajo su ira y dignos de su condenación. Pero los que ponemos en práctica su sabiduría en temor a Jehová damos evidencia de que somos justos y sabios.
Entonces, con esta actitud deseamos leer el libro de Proverbios – con el temor de Jehová que es justo en condenar el pecado y que a la vez en su maravilloso amor nos ha llamado por su palabra a someternos a su dominio justo para disfrutar su reposo y paz. Que nos humillemos gozosamente en amor, temblor y adoración al Dios que nos regala su sabiduría.