Note estos tres puntos: Primero, ¿por qué huye Jonás de la presencia de Jehová en 1:3 y sale en dirección opuesta a donde Jehová le mandó? Jonás mismo nos da la respuesta en 4:2: “Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal.”
Parece ilógico. ¿Por qué se enojaría Jonás por la misericordia de Dios hacia Nínive? Porque según Jonás, está bien si Israel disfruta de la misericordia de Dios pero, ¿sus enemigos asirios? Mejor que sufran su ira. Esperaba que si no se predicara el juicio venidero a Nínive, no se arrepintiera, y Jehová se quedaría obligado a condenarlos. Y si Jehová los condenara, ya no servirían más los asirios de aguijón en la carne de Israel. El pensamiento de Jonás tiene su lógica… pero, una lógica que contradice la gracia de Jehová. Y prefiere renunciar su obligación como profeta que cambiar su forma de pensar.
Segundo, ¡cómo se manifestó la gracia de Jehová! Nunca se ha visto en Israel una manifestación del arrepentimiento tal como vemos en Nínive. ¿Se acuerda de la falta del arrepentimiento de Israel de que leímos en Amós 4? Ahora en Jonás 3 vemos todo el contrario, el arrepentimiento en extremo… ¡cumplido por unos paganos sin la ley de Jehová!
Tercero, acuérdese de la profecía sorprendente que nos dijo Isaías 19:23-25 sobre tres países en enemistad: Asiria, Egipto e Israel: “En aquel tiempo habrá una calzada de Egipto a Asiria, y asirios entrarán en Egipto, y egipcios en Asiria; y los egipcios servirán con los asirios a Jehová. En aquel tiempo Israel será tercero con Egipto y con Asiria para bendición en medio de la tierra; porque Jehová de los ejércitos los bendecirá diciendo: Bendito el pueblo mío Egipto, y el asirio obra de mis manos, e Israel mi heredad.” ¿Cómo se atreve Jehová a elevar a los gentiles como Asiria y Egipto sobre Israel? ¿Cómo se atreve a llamarles a los gentiles con títulos de amor y familiaridad? Así es la gracia de Jehová; en su soberanía, manifiesta su gracia a quién desee, aún a los gentiles.
Veremos más sobre este tema, especialmente cuando leemos Hechos 10 y Romanos 9 – 11. Por ahora, que celebremos la gracia de Jehová que aún puede alcanzar a las familias y los pueblos de nuestros enemigos.