El libro de Nahum profetiza en lenguaje casi cinematográfico que ese día se ha acercado.
“Profecía sobre Nínive. Libro de la visión de Nahum de Elcos” (Nahum 1:1). Entra Jehová con gran poder para vengar las ofensas contra su justicia (1:2-6). Pausa un momento breve para acordarnos de que es refugio para los que en él confían (1:7), y para destacar de nuevo el celos por su justicia, un celos de que nadie se puede escapar (1:8-11).
En 1:12-13 habla Jehová palabras de consuelo a Jerusalén (en forma de “tú”) y palabras de condenación a Nínive (en forma de “ellos”); luego volvemos a la perspectiva del profeta que en 1:14 le anuncia a Nínive la condenación (en forma de “tú”) y en 1:15 a Jerusalén la celebración (también en forma de “tú”).
Sin cámara de video y sin internet, retrata el profeta Nahum en capítulos 2 y 3 la destrucción de Nínive como si estuviera allá en toda su luz y sonido, aun viendo el susto y el pánico en las caras mientras el ardor de la ira de Jehová se derrama sobre la ciudad pecaminosa. Y aunque ocurre en tierra lejana, aunque los moradores de Jerusalén no lo van a ver, aunque sus tropas no participarán en el ataque, sabrán por la profecía de Nahum que Jehová en su justicia y su poder ha dirigido todo: Heme aquí contra ti, dice Jehová de los ejércitos (Nahum 3:5). Y al final de esta película, los numerosos videntes oprimidos por Asiria van a aplaudir la destrucción de su enemiga: todos los que oigan tu fama batirán las manos sobre ti, porque ¿sobre quién no pasó continuamente tu maldad? (Nahum 3:19)