1) Muy pronto va a notar que hay muchísimas referencias, símbolos y ecos del Antiguo Testamento por todo el libro. Un versículo de Apocalipsis puede tener aún cuatro, cinco o más referencias a versículos distintos de profecías anteriores. Este número parece multiplicarse cuando se trata de todo un capítulo de Apocalipsis. Primero que todo, como vimos en Hebreos, mientras mejor conocemos el Antiguo Testamento (y especialmente los profetas), mejor vamos a entender Apocalipsis.
Pero segundo, note que Juan no simplemente transfiere símbolos del Antiguo al Nuevo Testamento; no simplemente cita un versículo del Antiguo y señala cómo es cumplido ahora en el Nuevo. Los cambia, los transforma y los junta en combinaciones nuevas. Utiliza los antiguos símbolos y referencias para expresar nuevas realidades.
Por ejemplo, lea Zacarías 12:10-14 que incluye la profecía: Y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito (Zacarías 12:10). Note que el trasfondo de estos versículos es judío: Derramaré sobre la casa de David… habrá gran llanto en Jerusalén… (Zacarías 12:10-11). Aunque dice: La tierra lamentará, cada linaje aparte (Zacarías 12:12), por los versículos que siguen se da cuenta de que refiere a la tierra de Israel y los linajes israelitas, no a toda la tierra ni todos los linajes: Los descendientes de la casa de David por sí… los descendientes de la casa de Natán por sí… los descendientes de la casa de Leví por sí… (Zacarías 12:12-14).
Ahora siga adelante a Juan 19:33-37. Aquí vemos el cumplimiento de la profecía Zacarías en la muerte de Jesucristo en la cruz: Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas. Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua (Juan 19:33-34). Es tan impresionante que el apóstol lo subraya como testigo ocular: Y el que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis (Juan 19:35). ¿Por qué quiere insistir en la verdad de su testimonio? No simplemente por el hecho físico de que Jesucristo estaba muerto sino por el significado espiritual también, que se cumplieron dos profecías del Antiguo Testamento delante de sus ojos: Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliese la Escritura: No será quebrado hueso suyo [una referencia a Éxodo 12:46, entre otros versículos]. Y también otra Escritura dice: Mirarán al que traspasaron (Juan 19:33-37).
Entonces, tenemos una profecía de Zacarías 12:10 cumplida en la muerte de Jesucristo en Juan 19:33-37 dentro de su trasfondo judío en Jerusalén. Pero adelántese ahora a Apocalipsis 1:7, una referencia a la segunda venida de Jesucristo con esta profecía en mente: He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él (Apocalipsis 1:7). Note que el trasfondo judío se ha ampliado grandemente: ahora será visto por todo ojo, y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. ¿Quién le dio permiso a Juan a ampliar el trasfondo de la profecía así? El Espíritu Santo, para describir una nueva realidad, que el Cristo traspasado vive para siempre en un cuerpo resucitado y transformado y que va a volver.
Por eso, note bien que esta ampliación de referencias proféticas ocurre constantemente por todo el libro de Apocalipsis (y en muchas otras partes del Nuevo Testamento también). Juan no simplemente dice: “En el Antiguo Testamento, Dios dijo que X iba a pasar; mira cómo X pasó / cómo X va a pasar.” No se contenta con un cumplimiento letra por letra, detalle por detalle de la profecía. En cambio, dice: “X2YZ va a pasar.” Expande X y la transforma por juntarla con otras profecías más en una nueva situación. Si esperamos de la profecía un cumplimiento encerrado, letra por letra y detalle por detalle, vamos a encontrar muchas dificultades con el libro de Apocalipsis (y otras partes del Nuevo Testamento que se tratan de la profecía). En cambio, los apóstoles entendían la profecía de una forma dinámica. Por eso, al leer Apocalipsis, entendemos que el Espíritu Santo por los apóstoles amplió y transformó profecías para revelar nuevas verdades teológicas en Jesucristo. No nos exasperamos por buscar un cumplimiento detalle por detalle de las profecías del Antiguo Testamento sino que nos maravillamos por el nuevo pacto en Cristo Jesús que exige un vocabulario y simbolismo más amplio sin desechar las profecías anteriores. De esta forma queremos evitar la confusión y la rotura que a veces pasa cuando se pone vino nuevo en odres viejos (Mateo 9:17).
2) Note también la fluidez de los símbolos en Apocalipsis. Mire un ejemplo destacado de Apocalipsis 5: Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo. Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos (Apocalipsis 5:4-5).
Ahora, si el anciano dice: “He aquí” (que es una invitación a mirar), y luego: “Que el León de la tribu de Judá… ha vencido”… ¿Qué se espera ver? Claro, ¡un León! Pero, ¿qué aparece en el próximo versículo? Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado (Apocalipsis 5:6). El anciano dijo: León; aparece: Cordero. Pero las dificultades sólo han empezado, porque este Cordero es como ninguno que hemos visto; tiene siete cuernos y siete ojos, y toma el libro de la mano derecha del que está sentado en el trono (Apocalipsis 5:6-7)… ¿Alguna vez ha visto usted un cordero tomar un libro de la mano derecha de alguien para abrirlo?
Como vemos por este ejemplo, a Juan no le importa la lógica visual en su uso de símbolos. Su prioridad es la comunicación de verdades teológicas aunque los símbolos mismos en su sentido superficial no se combinen y aún se contradigan. Por eso refiere a Jesucristo a la vez como el León de la tribu de Judá (una referencia a la bendición y profecía de Jacob a Judá en Génesis 49:8-10), la raíz de David (una referencia a Isaías 11:1, 10, pero al revés, para representar a Cristo como la raíz espiritual de David en vez de David (o Isaí) como la raíz genealógica de Jesucristo), un Cordero como inmolado que a la vez ha vencido (una referencia al cordero de la pascua en Éxodo 12 y la profecía de Isaías 53:7-8), con siete cuernos que representan la plenitud de su poder (Deuteronomio 33:17; Salmo 89:17), con siete ojos (que refiere a la piedra de siete ojos grabada por Jehová en Zacarías 3:9, ligada con el quitar el pecado de la tierra en un día, y también los siete ojos de Jehová (su Espíritu) que recorren toda la tierra en Zacarías 4:10), que como un ser humano (o Hijo de hombre) se acerca al que está sentado en el trono y toma el libro (Daniel 7:9-13).
Fíjese que en vez de hablar de Jesucristo simplemente por una lista de títulos, y en vez de describir su victoria por la cruz sistemáticamente como hacen varias cartas del Nuevo Testamento, Juan lo describe por una combinación llamativa e inolvidable de símbolos ricos ligados con las profecías del Antiguo Testamento. Me pregunto si los creyentes perseguidos, encarcelados, torturados y sin acceso a las Sagradas Escrituras, podían llamar a la mente más fácilmente los símbolos llamativos de Apocalipsis para encontrar aliento y acordarse del que venció por su muerte y su resurrección. Mientras leemos hoy, queremos fortalecernos por los mismos símbolos, acordándonos que más le importaba a Juan la comunicación teológica que la lógica visual de los símbolos.
3) Si entendemos que en Apocalipsis la comunicación teológica importa más que la lógica visual de los símbolos, no nos va a sorprender que Juan tampoco ponga como prioridad el orden cronológico. Un ángel anuncia: Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad (Apocalipsis 14:8), pero su caída no ocurre hasta la séptima copa al final de capítulo 16… pero inmediatamente después en capítulo 17 representa la gran Babilonia viva otra vez, ahora como una ramera ebria… y otro ángel anuncia: Ha caído, ha caído la gran Babilonia (Apocalipsis 18:2), y los reyes y los mercaderes lamentan su caída… pero un ángel poderoso luego habla de su caída como un evento futuro: Y un ángel poderoso tomó una piedra, como una gran piedra de molino, y la arrojó en el mar, diciendo: Con el mismo ímpetu será derribada Babilonia, la gran ciudad, y nunca más será hallada (Apocalipsis 18:21). ¿Cuándo ocurrió su caída, entonces? ¿En qué orden ocurren todos esos anuncios y visiones? Un lector moderno puede imaginar que Juan nos dejó un rompecabezas en vez de un libro entendible, y puede pasar mucho tiempo intentando a poner todos estos anuncios y eventos en una cronología linear… o puede darse cuenta de que a Juan no le interesó la cronología linear de los eventos tanto como su importancia profética comunicada por muchas perspectivas diferentes. La caída de Babilonia es segura, y Juan va a representar este suceso desde la perspectiva celestial, terrenal y de varias personas en la tierra, sin importarle tanto cuándo se ocurren cronológicamente. Desea que los lectores se queden convencidos de la seguridad del juicio de Dios sobre ella más que delinear todos los sucesos que llegan a su cumplimiento.
4) El libro de Apocalipsis es famoso también por el simbolismo de sus números. Tienen una referencia segura (Juan escribe siete cartas a siete iglesias, por ejemplo), pero en muchos casos tienen un significado más allá de su referencia numérica (piense otra vez en los siete ojos del Cordero inmolado de Apocalipsis 5:6). Se surge una dificultad en la lectura cuando no sabemos hasta qué punto se debe poner como prioridad la referencia numérica (siete iglesias) y hasta qué punto se debe enfatizar la referencia simbólica (siete ojos). Un ejemplo destacado de esta dificultad es Apocalipsis 7:4-8 cuando los 144,000 son sellados. Por un lado, algunos ponen prioridad en las 144,000 personas de las tribus indicadas, sin faltar ni añadir una. Se preocupan por la identificación de ese número de personas y levantan teorías sobre su presencia en el pasado, hoy o en el futuro. Por otro lado, otros enfatizan el simbolismo del número: el número completo (12) por el número completo (12) por el número para abundancia (1000) son 144,000 que significa que Dios va a sellar y preservar completamente a todos los suyos, sin faltar uno, si es el número exacto que vemos en 7:4-8 o la multitud que nadie podía contar en 7:9.
Por eso, cuando leemos los números en Apocalipsis, todos vamos a tender hacia una referencia más numérica o más simbólica según nuestra preferencia, pero queremos hacerlo con respeto a las opiniones de los demás. Hay algunas cosas de que la Biblia habla claramente, como el evangelio de la salvación por fe en Jesucristo. Hay otras cosas que no son tan claras, como el uso de los números en algunas partes de Apocalipsis. Queremos mantenernos firmes en lo que la Biblia explica claramente y a la vez no endurecernos y entrar en peleas sobre opiniones de referencias inciertas.
5) El tema que se destaca por todo Apocalipsis es el mismo que se destaca por toda la Biblia: la justicia de Dios y su salvación por Jesucristo. En Apocalipsis, Juan pone más prioridad en la comunicación de la justicia y la salvación de Dios que en el seguir nuestras expectativas como lectores.
Por ejemplo, el Cordero rompe los sellos del libro… pero nadie lo lee. Se supone que en algún momento alguien va a leer en voz alta lo que dice este documento tan llamativo, pero cumplida la función de la justicia de Dios al romper los sellos, el libro no aparece nunca más. También, hay mucha preparación para la batalla contra la bestia, los reyes de la tierra y sus ejércitos, pero cuando llegamos a Apocalipsis 19, no vemos ninguna narrativa extendida de la batalla; está resumida en solo dos versículos (Apocalipsis 19:20-21). Si fuera dirigida por Hollywood, sería una larga y extendida batalla retratada golpe por golpe y por cada avance pirotécnico que existe. Pero la prioridad de Juan no es cumplir las expectativas narrativas de sus lectores modernos sino exaltar la soberanía, la justicia y la misericordia salvadora del Padre, de Jesucristo y del Espíritu Santo; pone mucha más atención al cumplimiento de la justicia de Dios en la bestia, el falso profeta y el dragón (Apocalipsis 19:19 – 20:3).
Si nos acordamos de las prioridades del apóstol Juan en comunicar la soberanía y la justicia de Dios y su salvación por Jesucristo, podemos poner en prioridad nuestra tarea interpretativa como lectores. Al leer Apocalipsis, no vamos a afligirnos demasiado por intentar a llegar a una línea cronológica estricta sobre los eventos del libro y su integración con otros eventos proféticos mencionados en la Biblia. No vamos a insistir en un cumplimiento encerrado y detallado de las profecías del Antiguo Testamento sin considerar la posibilidad de que Juan las ha transformado y ampliado y en camino, les ha dado un nuevo significado. Vamos a manejar con cautela la interpretación de los números. Vamos a darnos cuenta también de que la estrategia narrativa de Juan es muy diferente que la nuestra en el siglo 21. Sobre todo vamos a acordarnos que la prioridad de Juan es darnos una visión llamativa y alentadora de la soberanía, la justicia y la misericordia de Dios por Jesucristo a pesar de la tribulación larga y diabólica.
Vuelva a ver los siete puntos básicos sobre Apocalipsis en la entrada anterior del blog. Considere también la observación principal aquí en esta entrada: a Juan le interesa sobre todo comunicarnos la victoria segura de Jesucristo en su muerte, su resurrección y su segunda venida. Por eso transforma y amplía referencias proféticas del Antiguo Testamento, rompe las reglas de la lógica visual en los símbolos, ve los eventos por una vista profética de muchas perspectivas diferentes en vez de una cronología linear, utiliza los números simbólicamente en muchas ocasiones y muchas veces no cumple nuestras expectativas narrativas como lectores modernos. Si guardamos en mente estas observaciones, creo que estamos listos para crecer en obediencia y en adoración por nuestra lectura del libro de Apocalipsis.