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Job 15 - 19

30/5/2012

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         En Job 15 empieza el segundo ciclo de conversaciones con el mismo orden de Elifaz, Bildad y Zofar y las respuestas de Job a cada uno.  Para Elifaz, el pecado de Job se manifiesta en su hablar: Tu boca declaró tu iniquidad, pues has escogido el
hablar de los astutos.  Tu boca te condenará, y no yo; y tus labios testificarán contra ti (Job 15:5-6).  Insiste en la sabiduría de su retrato de la justicia, y le describe a Job los terrores del juicio que van a sufrir los injustos (Job 15:20-35).  Esta vez no le extiende la invitación directa a arrepentirse y volver a encontrar la
prosperidad; quiere que contemple las consecuencias de no aceptar: Las consolaciones de Dios, y las palabras que con dulzura se te dicen (Job 15:11).
         Job rechaza su consejo otra vez y vuelve a declarar que Dios le ha atacado injustamente (Job 16:7-14) mientras él ha guardado su integridad y justicia (Job 16:15-17).  Pero vuelve a su deseo de una entrevista con Dios en que será justificado: ¡Ojalá pudiese disputar el hombre con Dios, como con su prójimo! (Job 16:21)  Otra vez, se acuerda de su dolor y pierde la esperanza de ser vindicado.
         Bildad intenta a atemorizar a Job por detallar las consecuencias del juicio de los impíos, varias de las cuales son exactamente lo que Job ha sufrido.  Hace un eco más espantoso del discurso de Elifaz.  Pero Job lo rechaza otra vez e insiste en la injusticia de Dios por haberlo tratado así: Sabed ahora que Dios me ha derribado, y me ha envuelto en su red (Job 19:6).  Acusa a sus amigos de haberse puesto en liga con Dios al atacarlo: ¿Por qué me perseguís como Dios, y ni aun de mi carne os saciáis? (Job 19:22)  Pero a la vez se le vuelve a nacer la esperanza de que será vindicado: Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios; al cual veré por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mi corazón desfallece dentro de mí (Job 19:25-27).  Con la seguridad de que será vindicado, Job declara que no es él sino los amigos los que deben temblar por haber juzgado a Job y haberlo tratado injustamente.
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Job 11 - 14 y Salmo 6

30/5/2012

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         Igual que a Bildad, a Zofar le molesta la acusación de injusticia que Job descarga contra Dios y por eso, menosprecia sus razones: ¿Harán tus falacias callar a los hombres?  ¿Harás escarnio y no habrá quien te avergüence? (Job 11:3)  Y vuelve a la misma teología rígida de Elifaz para hacer callar a Job: Tú dices: Mi doctrina es pura, y yo soy limpio delante de tus ojos.  Mas ¡oh, quién diera que Dios hablara, y abriera sus labios contigo, y te declarara los secretos de la sabiduría, que son de doble valor que las riquezas!  Conocerías entonces que Dios te ha castigado menos de lo que tu iniquidad merece (Job 11:4-6).  Como Elifaz y Bildad, le invita a arrepentirse del pecado no identificado: Si tú dispusieres tu corazón, y extendieres a él tus manos; si alguna iniquidad hubiere en tu mano, y la echares de ti, y no consintieres que more en tu casa la injusticia, entonces levantarás tu rostro limpio de mancha, y serás fuerte, y nada temerás; y olvidarás tu miseria, o te acordarás de ella como de aguas que pasaron (Job 11:13-16).
         De nuevo, Job rechaza su argumento; sarcásticamente dice: Ciertamente vosotros sois el pueblo, y con vosotros morirá la sabiduría (Job 12:2).  Más directamente dice: Ciertamente vosotros sois fraguadores de mentira; sois todos vosotros médicos nulos.  Ojalá callarais por completo, porque esto os fuera sabiduría (Job 13:4-5).  Está de acuerdo con ellos que con Dios está la sabiduría y el poder: En su mano está el alma de todo viviente, y el hálito de todo el género
humano…  Con Dios está la sabiduría y el poder; suyo es el consejo y la inteligencia (Job 12:10, 13).  Pero según Job, lo que ellos no ven es que Dios también causa la
injusticia: Él hace andar despojados de consejo a los consejeros, y entontece a los jueces… Priva del habla a los que dicen verdad, y quita a los ancianos el consejo… 
Él multiplica las naciones, y él las destruye…  Él quita el entendimiento a los jefes del pueblo de la tierra, y los hace vagar como por un yermo sin camino (Job 12:17, 20, 24).  Por eso, Job no se contenta por discutir con sus amigos ciegos a la relación entre Jehová y la injusticia; pide nada menos que una entrevista con Dios: Yo hablaría con el Todopoderoso, y querría razonar con Dios (Job 13:3).
         Job imagina su día para justificarse con Jehová: A lo menos dos cosas no hagas conmigo; entonces no me esconderé de tu rostro: aparta de mí tu mano, y no me asombre tu terror.  Llama luego, y yo responderé; o yo hablaré, y respóndeme tú (Job 13:20-22).  Algunas cosas quiere saber, en acusación contra Dios: ¿Cuántas iniquidades y pecados tengo yo?  Hazme entender mi transgresión y mi pecado.  ¿Por qué escondes tu rostro, y me cuentas por tu enemigo? (Job 13:23-24)  Si tiene esta oportunidad, está seguro que se podrá justificar delante de Dios, aún si tiene que pasar por la muerte: ¡Oh, quién me diera que me escondieses en el Seol, que me encubrieses hasta apaciguarse tu ira, que me pusieres plazo, y de mí te acordarás! 
Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir?  Todos los días de mi edad esperaré, hasta que venga mi liberación (Job 14:13-14).
         Pero de nuevo contempla su sufrimiento, y de nuevo se desespera de la
liberación.  Otra vez le acusa de injusticia a Dios: Las piedras se desgastan con el agua impetuosa, que se lleva el polvo de la tierra; de igual manera haces tú perecer la esperanza del hombre.  Para siempre serás más fuerte que él, y él se va; demudarás su rostro, y le despedirás (Job 14:19-20).  Todavía lucha con la
relación entre Dios y la injusticia de su sufrimiento.
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Job 8 - 10

29/5/2012

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         Después de que Job rechaza la teología de Elifaz, Bildad se queda asombrado y ofendido: ¿Hasta cuándo hablarás tales cosas, y las palabras de tu boca serán como viento impetuoso? (Job 8:2)  Su ofensa específicamente se basa en la queja de Job contra la justicia de Jehová: ¿Acaso torcerá Dios el derecho, o pervertirá el Todopoderoso la justicia? (Job 8:3)  Vuelve al punto principal de la teología de Elifaz: Si tú de mañana buscares a Dios, y rogares al Todopoderoso; si fueres limpio y recto, ciertamente luego se despertará por ti, y hará próspera la morada de tu justicia (Job 8:6).  Compara al pecador no arrepentido a una planta arrancada de su lugar – se secará en breve (Job 8:11-19).  Cree que la condición de Job es prueba suficiente de que no es justo: He aquí, Dios no aborrece al perfecto (Job 8:20).  También, Job no puede esperar ningún alivio mientras encubre su pecado: Ni apoya la mano de los malignos (Job 8:20).  La única opción que le queda es el arrepentimiento del pecado no identificado, y viene con una promesa de
restauración: Aún llenará tu boca de risa, y tus labios de júbilo (Job 8:21).
         Job no tiene discusión con Bildad sobre la justicia de Dios en su sentido general – se manifiesta en su poder sobre la creación y el orden justo con que la domina (Job 9:5-10).  Pero quiere saber, ¿cómo se aplica la justicia de Dios en casos de injusticia, especialmente la que está sufriendo Job?  Lo que la hace más dolorosa es que para Job, Dios mismo ha causado esta injusticia: Me ha quebrado con tempestad, y ha aumentado mis heridas sin causa (Job 9:17).  Aunque me lave con aguas de nieve, y limpie mis manos con la limpieza misma, aún me hundirás en el hoyo, y mis propios vestidos me abominarán (Job 9:30-31).  Para Job, ¿quién va a
determinar la justicia cuando Dios es el que ha actuado injustamente?  No hay entre nosotros árbitro que ponga su mano sobre nosotros dos (Job 9:33).
         De allí imagina en voz alta lo que diría a Dios si podría exponerle su queja: Hazme entender por qué contiendes conmigo.  ¿Te parece bien que oprimas, que deseches la obra de tus manos, y que favorezcas los designios de los impíos? (Job 10:2-3)  Pero al final no ve la posibilidad de ganarle a Dios su caso: Si mi cabeza se alzare, cual león tú me cazas; y vuelves a hacer en mí maravillas.  Renuevas contra mí tus pruebas, y aumentas conmigo tu furor como tropas de relevo (Job 10:16-17).  Al final, piensa encontrar alivio sólo en la muerte: Cesa, pues, y déjame, para que me consuele un poco, antes que vaya para no volver, a la tierra de tinieblas y de sombra de muerte; tierra de oscuridad, lóbrega, como sombra de muerte y sin orden, y cuya luz es como densas tinieblas (Job 10:20-22).
         Para resumir, Job desea saber cómo se va a rectificar una injusticia cometida por Dios mismo.  No encuentra ninguna posibilidad de resolución sino sólo en la muerte… pero, la conversación no ha terminado.
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Job 4 - 7

28/5/2012

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         Primero que todo, note que Job 4 – 5 es la respuesta de Elifaz a la queja de Job en capítulo 3.  En su desesperación, Job dijo varias cosas que le preocupan a Elifaz, y se siente la obligación de consolar y de corregir a su amigo: Si probáremos a hablarte, te será molesto; pero ¿quién podrá detener las palabras? (Job 4:2)
         Empieza por criticarle la expresión desesperada de capítulo 3: He aquí, tú enseñabas a muchos, y fortalecías las manos débiles; al que tropezaba enderezaban tus palabras, y esforzabas las rodillas que decaían.  Mas ahora que el mal ha venido sobre ti, te desalientas; y cuando ha llegado hasta ti, te turbas (Job 4:3-5).  Luego lo dirige de nuevo a su temor a Jehová que le animó en capítulos 1 y 2: ¿No es tu temor a Dios tu confianza?  ¿No es tu esperanza la integridad de tus caminos? (Job 4:6)  Y así entra Elifaz en la teología que va a motivar los consejos suyos y de sus amigos en el resto de sus conversaciones: Recapacita ahora; ¿qué inocente se ha perdido?  Y ¿en dónde han sido destruidos los rectos?  Como yo he visto, los que aran iniquidad y siembran injuria, la siegan.  Perecen por el aliento de Dios, y por el soplo de su ira son consumidos (Job 4:7-9).  Es decir, según Elifaz, Job está sufriendo porque ha pecado contra Dios; ha violado su integridad.
         Pero el médico espiritual Elifaz no deja a su paciente sin receta de medicina: Ciertamente yo buscaría a Dios, y encomendaría a él mi causa; el cual hace cosas grandes e inescrutables, y maravillas sin número (Job 5:8-9).  Le anima a buscar en su sufrimiento el perdón del Dios que le ha castigado: He aquí, bienaventurado es el hombre a quien Dios castiga; por tanto, no menosprecies la corrección del Todopoderoso.  Porque él es quien hace la llaga, y él la vendará; él hiere, y sus manos curan (Job 5:17-18).  Le garantiza la prosperidad restaurada (Job 5:19-26).  Lo único que necesita hacer Job es arrepentirse: Óyelo, y conócelo tú para tu provecho (Job 5:27).
         Pero Job rechaza decididamente las palabras de Elifaz.  Insiste en que no ha pecado para merecer el castigo de Dios: Ahora, pues, si queréis, miradme, y ved si digo mentira delante de vosotros.  Volved ahora, y no haya iniquidad; volved aún a considerar mi justicia en esto.  ¿Hay iniquidad en mi lengua?  ¿Acaso no puede mi paladar discernir las cosas inicuas? (Job 6:28-30).  Por eso, ve en Dios, no en sí mismo, la causa de su sufrimiento: Porque las saetas del Todopoderoso están en mí, cuyo veneno bebe mi espíritu; y terrores de Dios me combaten (Job 6:4).  Y sus amigos, por acusarle injustamente de la maldad mientras está atormentado en aflicción, solamente añaden a la aflicción (Job 6:14-21).
         Por eso, Job descarta las palabras de sus amigos y expone su queja directamente a Dios: ¿Por qué me pones por blanco tuyo, hasta convertirme en una carga para mí mismo? (Job 7:20)  Busca algo de alivio, no por las palabras de los amigos que le acusan falsamente de maldad sino por una respuesta divina que le revele por qué tiene que sufrir así.  Y la dinámica de esta interacción entre Job, sus amigos y Dios es el motor que dirige todo el libro.
         No piense que la teología mal aplicada de Elifaz no existe hoy.  No puedo contar el número de personas que me han dicho que en medio de su enfermedad, en medio de una tragedia, o en la enfermedad grave de un familiar querido, se les apareció Elifaz en el cuarto de hospital, o frente a la casa con la Biblia en la mano,
pero abusándola para acusarles: ¿En qué has pecado para merecer este castigo de Dios?  A su tormenta estos siervos de Elifaz les añaden la inquietud para que se pregunten: ¿Será que Dios me está castigando?  Pero, ¿qué he hecho yo?  ¿Cómo identifico mi pecado?  Y son amonestados y manipulados hasta cumplir toda clase de oración, ayuno, limpieza, ajuste espiritual y muestra de arrepentimiento para ganar el perdón de Dios por un pecado que no han podido identificar claramente.  Se sienten la culpa por la falta de la sanidad o de la prosperidad que les dicen que su Dios está dispuesto a darles, pero sólo si tienen fe suficiente o demuestran el arrepentimiento verdadero.  La teología de Elifaz suena lógica, pero es ciega y mal aplicada: desconoce los primeros dos capítulos de Job donde Jehová obra en su soberanía sin informarles a Job y sus amigos y juzga sin piedad al siervo de Dios.
         ¿Qué hacemos cuando nos enfrenta Elifaz y su teología ciega y mal aplicada?  Veremos mientras seguimos la lectura del libro de Job.  Por ahora, note que Job no se cae a la teología rígida y ciega de Elifaz; no reduce su relación con Jehová a fórmulas espirituales para sacar provecho del Todopoderoso.
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Job 1 - Cantares 8: La undécima unidad de la Biblia

27/5/2012

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         Si ha leído la Biblia de acuerdo con el calendario en ComoleerlaBiblia.org, ¡felicidades por haber leído las unidades del Pentateuco y todos los libros históricos del Antiguo Testamento!  Ha terminado de leer todos los libros de Génesis a Ester (que repasa la historia bíblica de Israel dos veces), y además ha leído 75 salmos (la mitad del libro de Salmos) y ocho secciones del Salmo 119.  Espero que también haya avanzado mucho en su conocimiento de la justicia, la santidad y la misericordia de Jehová y el testimonio de su amor en el pacto con su pueblo escogido.
         Ahora entramos una nueva unidad, la lectura de los libros de sabiduría.  Cubrimos esta unidad en poco menos de cuatro semanas, este año en las lecturas del 27 de mayo hasta el 22 de junio.  Note que pasamos por encima del libro de Salmos para continuar su lectura poco a poco con el resto de la Biblia y para volver a leerlos consecutivamente al final del año.  Mientras lee los libros de la sabiduría de Job al Cantar de los Cantares, guarde en mente las siguientes observaciones:
         1)  Los eventos principales de la unidad: Los sabios instruyen al pueblo de Israel
         2)  Los atributos de Jehová que resaltan: El temor que inspira, que es el principio de la sabiduría
         3)  La obra principal de Jehová: Enseña a su pueblo a temerle y a vivir la vida diaria de acuerdo con los principios de la ley.
         4)  Los participantes principales: Job, Salomón y otros sabios que instruyen al pueblo de Israel.
         5)  La referencia principal a Jesucristo y el evangelio: Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios; al cual veré por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mi corazón desfallece dentro de mí (Job 19:25-27).
         Observaciones clave: A algunos nos cuesta el cambio de la lectura de narrativas históricas a la lectura de los principios generales que marcan los libros de sabiduría.  Nos puede ayudar el tener en mente:
         1)  Los libros de sabiduría no están divorciados del resto de la Biblia.  Enseñan cómo aplicar los principios de la ley a la vida diaria.  Porque enfatizan el diario vivir, enseñan con muy pocas referencias al templo y su culto, al pacto, a los reyes y a los profetas.  No es que estas realidades han perdido su importancia, sino que los libros de sabiduría intentan a instruir a todos, aún a los que no son levitas, que viven fuera de Jerusalén y que no tienen contacto regular con un profeta o con la casa real.  Si nos acordamos de su relación con la ley, los veremos dentro del trasfondo del resto de la Biblia.
         2)  Ayuda mucho ver la estructura de cada libro.  El libro de Job tiene poca narrativa; básicamente es una conversación entre tres personas seguida por el discurso de un joven y otro de Jehová.  Proverbios tiene una estructura a nivel de los versículos individuales y a través de los capítulos.  Eclesiastés tiene sentido si guardamos en mente la unidad de todo el libro.  El Cantar de los Cantares es un cántico de amor entre una pareja apoyada por un coro.  No nos perdemos en los detalles si nos acordamos en dónde estamos en su estructura general.  Por eso las explicaciones intentarán a guiarle dentro de la estructura de cada libro.
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Job 1 - 3 y Salmo 88

26/5/2012

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         Para entender el libro de Job, queremos guardar 6 puntos en mente mientras lo leemos:
         1)  Preste atención a la estructura del libro.  Después de la narrativa de los primeros dos capítulos, habla Job en capítulo 3 para maldecir su día de nacimiento.  Luego hay un ciclo de conversaciones:
             a)  En el primer ciclo:
                  Responde Elifaz (Job 4 – 5), y le contesta Job (Job 6 – 7);
                  Responde Bildad (Job 8) y le contesta Job (Job 9– 10);
                  Responde Zofar (Job 11) y le contesta Job (Job 12 – 14).
            b)  En el segundo ciclo, todos hablan en el mismo orden:
                  Elifaz (Job 15) y Job (Job 16 – 17);
                  Bildad (Job 18) y Job (Job 19);
                  Zofar (Job 20) y Job (Job 21).
            c)  En el tercer ciclo, la conversación se degenera:
                  Hablan Elifaz (Job 22) y Job (Job 23 – 24);
                  Bildad habla brevemente (Job 25) y le responde Job (Job 26 – 27).
                  Zofar no dice nada.
            d)  Job da un discurso sobre la sabiduría (Job 28) y se justifica (Job 29 – 31).
            e)  Luego, el joven Eliú habla… y habla y habla y habla… (Job 32 – 37)
            f)  Por fin, habla Jehová (Job 38 – 41), y responden Job, Jehová y el narrador(Job 42).
         Para que el libro de Job no sea simplemente una sopa de palabras poéticas, identifique sus lecturas en el trasfondo del resto del libro.

         2)  Es importante recordar que Job y sus amigos no saben ni nunca se les revelan las conversaciones entre Jehová y Satanás en Job 1 – 2.  Tampoco saben cómo sus tribulaciones van a terminar en Job 42.  Desean entender la tragedia y la
enfermedad de Job sin nunca tener toda la información.  Es importante recordarlo porque:
            a)  Es el motor de toda la conversación.  Si supieran Job y sus amigos de las conversaciones entre Jehová y Satanás y la resolución de Job 42, no habría ninguna
historia.
            b)  ¡Igual nos pasa en nuestras tragedias también!  No sabemos toda la mente de Jehová en por qué las tenemos que sufrir… por qué no dio a uno la sanidad esperada… por qué no prohibió la muerte de otro… por qué no dio el trabajo deseado por oración y ayuno…  Las discusiones de Job, Elifaz, Bildad, Zofar y Eliú reflejan nuestras propias tentativas de entender las pruebas y las tragedias sin tener toda la mente de Jehová.
         c)  Note que los amigos insisten en que Job ha pecado y sus sufrimientos son el castigo de Jehová.  Le urgen que lo confiese para que sea restaurado con Dios.  En cambio, Job insiste en que no ha pecado y busca una audiencia con Dios para insistir en su propia justicia.

         3)  Aunque el sufrimiento tiene un papel grande en la historia, no es el tema principal del libro.  El tema principal es la justicia de Job y sobre todo, la de Jehová.  En los primeros capítulos, Job es descrito tres veces como un hombre: Perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal (Job 1:1, 8; 2:3).  Sus amigos declaran que no es un hombre justo porque Dios le ha castigado.  Job insiste en su justicia y cuestiona la de Jehová.  Jehová contesta al final por definir la justicia.  El tema del sufrimiento gira en torno del tema principal, la justicia y el dominio justo de Jehová.

         4)  Aprecie el lenguaje sobrecargado del libro.  Versículo tras versículo expresan emociones en extremo, símbolos llamativos, el lenguaje estirado a su extensión máxima.  Por ejemplo, Job lamenta la imposibilidad de justificarse delante de Dios y aún le acusa de ensuciarlo con intención: Aunque me lave con aguas de nieve, y limpie mis manos con la limpieza misma, aún me hundirás en el hoyo, y mis propios vestidos me abominarán (Job 9:30-31).  Sería suficiente decir: Aunque me lave con agua, pero dice “aguas”.  Y no cualquier aguas, sino aguas de las más limpias y blancas, de nieve.  Pero le acusa a Jehová de hacer el opuesto, de hundirle en el hoyo y ensuciarlo a tal punto que no sólo la gente sino sus propios vestidos cobran emociones y lo abominan.  Y no hay pausa en el uso de estas clases de expresión, que utilizan el lenguaje para comunicar el dolor físico, las emociones heridas y la desesperación espiritual que se siente Job y que reflejan los demás.

         5)  Ninguno de los hombres que hablan es 100% confiable.  Escuche a Elifaz, por ejemplo:
            a)  Describe a Dios por decir: Que prende a los sabios en la astucia de ellos, y frustra los designios de los perversos (Job 5:13).  El apóstol Pablo lo cita como Sagrada Escritura en 1 Corintios 3:19; es 100% verdadero.
            b)  Luego dice: Bienaventurado es el hombre a quien Dios castiga; por tanto, no menosprecies la corrección del Todopoderoso (Job 5:17).  Otra vez es 100% verdadero; encontramos exactamente la misma idea en Hebreos 12:5-6.  Pero, Elifaz lo aplica mal; cree que el sufrimiento de Job es debido al castigo de Dios.  Su dicho es verdad, pero la aplicación es completamente incorrecta.
            c)  Más tarde le acusa a Job: Por cierto tu malicia es grande, y tus maldades no tienen fin (Job 22:5), y pone en una lista larga los supuestos pecados de Job.  Completamente falso.
         Note que el mismo hombre en un discurso puede decir lo correcto, o decir lo correcto y aplicarlo incorrectamente, o decir algo completamente falso, y el narrador no entra para ayudarnos a discernir entre las opciones.  Y así son las palabras de todos los cinco hombres que hablan.  Como lectores, tenemos que evaluar todo con la palabra de Jehová que aparece al final en Job 38 – 42; este discurso es el norte del cual mediremos todo lo demás.

         6)  Sabemos que hemos leído bien el libro de Job si terminamos las lecturas con temor a Jehová, en humildad y adoración como Job.  Así será nuestra respuesta también si entendemos lo que nos retrata de la justicia de Jehová.
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Ester 5 - 7

25/5/2012

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         En Lucas 1:51-52, María la madre de Jesús celebra la poderosa justicia de Dios: Esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones.  Quitó de los tronos a los poderosos, y exaltó a los humildes.
         Hoy leemos un ejemplo perfecto en Ester 5 – 7.
         Note primero la soberbia de Amán.  Aunque tiene numerosos privilegios de segundo lugar sólo al rey: Todo esto de nada me sirve cada vez que veo al judío Mardoqueo sentado a la puerta del rey (Ester 5:13).  De lo que no se da cuenta es que ese límite de la sumisión fue decretado por Alguien más grande aún que Asuero – fue decretado por Dios.  Jehová había dicho a Abraham, no a Agag: Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra (Génesis 12:3).  El hecho de que Amán desea tanta atención para sí mismo y en violación del decreto de Jehová para su pueblo escogido revela la soberbia en su corazón.  Por eso sus amigos y su esposa le declaran su sentencia: Si de la descendencia de los judíos es ese Mardoqueo delante de quien has comenzado a caer, no lo vencerás, sino que caerás por cierto delante de él (Ester 6:13).
         Segundo, note que la salvación y la exaltación de Mardoqueo ocurren de acuerdo con el dominio egoísta y corrupto de Asuero.  No ocurrió ningún milagro
para salvarlo, sólo una noche del insomnio al rey, una lectura de sus crónicas, un detalle olvidado: ¿Qué honra o qué distinción se hizo a Mardoqueo por esto?
(Ester 6:3)  Acuérdese de nuestras observaciones ayer sobre Ester 1 – 4; el bienestar de los no-privilegiados depende de cuánto benefician a los privilegiados y de su evasión de cualquier acción les desagrada.  Mardoqueo hizo una obra de gran beneficio a la persona de Asuero - ¡no se puede hacer mejor!  Es una injusticia que no lo ha reconocido; tiene que ser recompensado inmediatamente.  Note que aún en medio de tanto orgullo y egocentrismo, nuestro Dios santo y justo sabe obrar para proteger a los suyos.  Ni la soberbia ni un gobierno injusto pueden estorbar su brazo poderoso.
         Tercero, la caída de Amán ocurre dentro del mismo dominio corrupto – simplemente desagradó al rey por su menosprecio a la reina.  A Asuero no le pesó la injusticia planeada contra una de las minorías de su reino; no paró a pensar
seriamente del bienestar y la justicia a los residentes no-privilegiados de la capital.  Se quedó ofendido por el trato a una esposa preferida, y esa ofensa es digna de muerte.  Y aunque no mencionan su nombre directamente, nos gozamos de la ironía en la justicia de Jehová: Así colgaron a Amán en la horca que él había hecho
preparar para Mardoqueo (Ester 7:10).
         Por la salvación y la justicia hechas dentro del dominio egoísta de Asuero sin mención del nombre de Jehová, el testimonio de su salvación en el libro de Ester es muy diferente a muchos que hemos leído en la Biblia hasta el momento.  Pero aunque la salvación llegó por la mano escondida de Jehová en Ester 5 – 7, podemos testificar al lado de María: Esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones.  Quitó de los tronos a los poderosos, y exaltó a los humildes (Lucas 1:51-52).
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Ester 1 - 4

24/5/2012

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         En Esdras y Nehemías leímos de la presencia de Jehová con los que volvieron del exilio para reedificar a Jerusalén.  Pero, ¿qué hará Jehová con los muchos judíos que no volvieron del exilio?  ¿Los va a abandonar?  ¿Serán considerados el pueblo de Jehová cuando viven fuera de la tierra prometida por generaciones?  El libro de Ester nos va a decir.
         Ester 1 y 2 nos cuentan mucho sobre el reino persa en los días de Asuero (como vimos en la introducción a esta unidad de la Biblia, él reinó en los años entre Esdras 6 y 7).  ¡Cuán lejos estamos de los reinados justos de David, Salomón, Ezequías o Josías!  Mientras estos reyes judíos dieron ejemplo de la justicia terrenal de acuerdo con el dominio justo de Jehová, la corte persa es de otra mentalidad:
         La prosperidad impresionante es para el consumo de los ricos.  Acuérdese de nuestra lectura sobre Salomón y la reina de Sabá en 1 Reyes 10 y 2 Crónicas 9.  La prosperidad de Salomón la impresionó para dar gloria a Jehová por su ungido. 
Fue un reflejo de su dominio justo: Bendito sea Jehová tu Dios, el cual se ha agradado de ti ponerte sobre su trono como rey para Jehová tu Dios; por cuanto tu Dios amó a Israel para afirmarlo perpetuamente, por eso te ha puesto por rey sobre ellos, para que hagas juicio y justicia (2 Crónicas 9:8).  Pero en la descripción de la corte persa en Ester 1 – 2, no hay mención de Jehová ni de ningún dios.  Asuero y sus preferidos están en el centro.  Si se trata de los banquetes que duran por días, o de la belleza incomparable de las mujeres, o de los diez mil talentos de plata que Amán ofrece por la destrucción de los judíos, la prosperidad existe simplemente para satisfacer los deseos de los privilegiados.
         La ley es para proteger los privilegios de los ricos.  Acuérdese de una de las razones por la cual Jehová les dio su ley a los israelitas: Guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación grande es esta.  Porque ¿qué nación grande hay
que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está Jehová nuestro Dios en todo
cuanto le pedimos?  Y ¿qué nación grande hay que tenga estatutos y juicios justos como es toda esta ley que yo pongo hoy delante de vosotros? (Deuteronomio 4:6-8) 
Pero en Ester 1 –4, la ley se basa en la inteligencia humana, no en la revelación de Jehová, y se formula para preservar los privilegios: El decreto que dicte el rey será oído en todo su reino, aunque es grande, y todas las mujeres darán honra a sus maridos, desde el mayor hasta el menor (Ester 1:20).  Hay un pueblo esparcido y
distribuido entre los pueblos en todas las provincias de tu reino, y sus leyes son diferentes de las de todo pueblo, y no guardan las leyes del rey, y al rey nada le beneficia el dejarlos vivir.  Si place al rey, decrete que sean destruidos (Ester 3:8-9). 
Lo bueno se define por lo que preserva y beneficia a los privilegiados; lo malo se define por lo que amenaza su autoridad.  Temas relacionados con el dominio justo ni entran en consideración.  Por eso, Asuero y Amán pueden decretar la exterminación de todo un grupo étnico e inmediatamente sentarse a tomar sin
ningún remordimiento (Ester 3:15).
         En este medioambiente creado por la soberbia de los gobernantes, los judíos como Mardoqueo y Ester intentan a sobrevivir.  El bienestar de los no-privilegiados
depende de cuánto benefician a los privilegiados y de la evasión de cualquier
acción que les desagrada
.  Por eso es tan llamativa la insistencia de Mardoqueo en no arrodillarse delante de Amán.  ¿Por qué insiste en una acción que va a perjudicar a sí mismo… y como leemos, a toda su nación?
         Mardoqueo responde que es judío: Lo denunciaron a Amán, para ver si Mardoqueo se mantendría firme en su dicho; porque ya él les había declarado que era judío (Ester 3:4).  Por eso algunos piensan que tal vez había una ley que prohibía que los judíos se arrodillaran delante de otros, o delante de los gentiles.  Pero no hay ninguna ley así en la Biblia.  Además, Ester no ve nada malo en echarse en sumisión a los pies de Asuero para pedirle un favor en 8:3.  En cambio, el texto comunica que la inacción de Mardoqueo es personal – lo denuncian a Amán, no al rey (Ester 3:4), aunque era el orden del rey que desobedecía.  También dice: Vio Amán que Mardoqueo ni se arrodillaba ni se humillaba delante de él (Ester 3:5).  Y si seguimos el hilo personal, podemos ver por qué Mardoqueo no se arrodillaba delante de ese hombre.
         El rey Asuero engrandeció a Amán, hijo de Hamedata agagueo, y lo honró, y puso su silla sobre todos los príncipes que estaban con él (Ester 3:1).  Como repiten Ester 8:5 y 9:24, Amán es descendiente de Agag, de la casa real de los amalecitas.  Ellos habían atacado a Israel en su éxodo de Egipto en Éxodo 17:8-16.  Moisés dijo: Por cuanto la mano de Amalec se levantó contra el trono de Jehová, Jehová tendrá guerra con Amalec de generación en generación (Éxodo 17:16).  Acuérdate de lo que hizo Amalec contigo en el camino, cuando salías de Egipto; de cómo te salió al encuentro en el camino, y te desbarató la retaguardia de todos los débiles que iban detrás de ti, cuando tú estabas cansado y trabajado; y no tuvo ningún temor de Dios.  Por tanto, cuando Jehová tu Dios te dé descanso de todos tus enemigos
alrededor, en la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad para que la poseas,
borrarás la memoria de Amalec de debajo del cielo; no lo olvides (Deuteronomio
25:17-19).  Agag es el rey de Amalec a quien Saúl tiene que destruir en 1 Samuel 15, pero éste desobedeció a Jehová y no lo mató (el profeta Samuel luego cumplió su sentencia de muerte).  Y ahora está en Susa este descendiente de Agag, de la sangre real de los amalecitas, puesto en alto sobre todos los príncipes de Persia.  Mientras tanto, Mardoqueo era: Hijo de Jair, hijo de Simei, hijo de Cis, del linaje de Benjamín (Ester 2:5), es decir, de la misma casa que el rey Saúl, hijo de Cis.  Amán, un
descendiente de sangre real de los amalecitas, se enfrenta con Mardoqueo, un
descendiente de la previa casa real de los israelitas.  Por eso vemos que Mardoqueo rehúsa arrodillarse delante de Amán, y Amán desea vengarse no sólo de Mardoqueo sino de todos los israelitas.
         Amán ejerce más autoridad y privilegio que Mardoqueo.  La influencia que tiene Ester con el rey se está disminuyendo: No he sido llamada para ver al rey estos treinta días (Ester 4:11).  ¿Vendrá la redención de parte de Alguien con más influencia que Amán?  Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley (Ester 4:16).  ¿Habrá Alguien con más autoridad que la ley de Persia?
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Nehemías 9 - 10

22/5/2012

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         Cuando el pueblo de Jehová se guía por la lectura de su palabra (como vimos ayer en Nehemías 7 – 8), produce el arrepentimiento y el compromiso a una nueva vida (como vemos hoy en Nehemías 9 – 10).
         Note que Nehemías 9 da un resumen de todo lo que hemos leído en la Biblia desde Génesis 1 hasta ahora.  En la historia de Israel se destacan las misericordias múltiples de Jehová… y el pecado obstinado del pueblo.  Al considerar los eventos históricos más recientes como el exilio, llegan a la conclusión: Tú eres justo en todo lo que ha venido sobre nosotros; porque rectamente has hecho, mas nosotros hemos hecho lo malo (Nehemías 9:33).  Reconocen que su estado de sumisión a
los persas es debido al castigo justo de Jehová por sus pecados: He aquí que hoy
somos siervos; henos aquí, siervos en la tierra que diste a nuestros padres para
que comiesen su fruto y su bien.  Y se multiplica su fruto para los reyes que has puesto sobre nosotros por nuestros pecados, quienes se enseñorean sobre nuestros cuerpos, y sobre nuestros ganados, conforme a su voluntad, y estamos en grande angustia (Nehemías 9:36-37).
         Y el propósito de resumir la historia de Israel es para cerrarla, para poner fin a la época de la desobediencia.  Con la vista en las misericordias pasadas de Jehová, desean abrir una nueva época de obediencia y devoción: A causa, pues, de todo esto, nosotros hacemos fiel promesa, y la escribimos, firmada por nuestros príncipes, por nuestros levitas y por nuestros sacerdotes (Nehemías 9:38).  El remanente purificado de Nehemías 10:1-28 entra en pacto con Jehová: Para protestar y jurar que andarían en la ley de Dios, que fue dada por Moisés siervo de Dios, y que guardarían y cumplirían todos los mandamientos, decretos y estatutos de Jehová nuestro Señor (Nehemías 10:29).
         Y en la lista de acciones a que se comprometen en Nehemías 10:30-39, vemos algunos de los retos más grandes que tenía la comunidad que volvió del exilio:
         1)  El mantener la pureza de la religión por no casarse con los pueblos vecinos que adoraban a otros dioses (Nehemías 10:30).
         2)  El guardar el día de reposo y el ciclo de años de reposo (Nehemías 10:31; vuelva a ver Levítico 25:1-13).
         3)  El abastecimiento del templo (Nehemías 10:31-37).
         4)  La administración ordenada de los recursos del templo (Nehemías 10:38-39).
         Pero note una gran diferencia entre esta declaración de compromiso y
obediencia a Jehová y otras que hemos leído antes de los reinados de Ezequías (2
Crónicas 29 – 31) y Josías (2 Reyes 22 – 23; 2 Crónicas 34 – 35): No hay necesidad de destruir los ídolos del pueblo primero.  El exilio, aunque largo y doloroso, ha disciplinado al remanente para que esté apartado de los ídolos.  Todavía hay cosas que cambiar, pero en un aspecto fundamental el pueblo de Jehová reconoce su santidad: es incomparable a toda la creación, y no existe ningún dios que se pueda comparar con Él.  La disciplina de Jehová a su pueblo sirvió para su desarrollo
espiritual.
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Nehemías 7 - 8

21/5/2012

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         Note las comparaciones entre la lectura de la ley en Nehemías 8 con un culto cristiano tradicional hoy en día.
         El escriba Esdras estaba sobre el púlpito de madera que habían hecho para ello (Nehemías 8:4).  En una iglesia cristiana, el centro de la atención no es ningún altar
sino el púlpito donde se lee la palabra de Dios y se anuncia el evangelio (las buenas noticias) de Jesucristo a la congregación.
         Abrió, pues, Esdras el libro a ojos de todo el pueblo, porque estaba más alto que todo el pueblo; y cuando lo abrió, todo el pueblo estuvo atento (Nehemías 8:5). 
También, el momento más importante de un culto cristiano es la lectura y la explicación de la Biblia.  En las iglesias cristianas, no existe la teología de la gracia transmitida por los sacramentos, así que el centro del culto no es ningún sacramento ni rito.  En cambio, el apóstol Pablo nos dice: La fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios (Romanos 10:17).  Si“el justo por la fe vivirá” (Romanos 1:17), el oír la palabra de Dios con fe es el ápice del culto cristiano.
         Bendijo entonces Esdras a Jehová, Dios grande.  Y todo el pueblo respondió: ¡Amén! ¡Amén! alzando sus manos; y se humillaron y adoraron a Jehová inclinados a tierra (Nehemías 8:6).  La lectura y la explicación de la Biblia en un culto cristiano no es un mero discurso intelectual; el Espíritu de Jehová Dios está presente, y la
lectura y el sermón es el eje de toda expresión de bendición, alabanza y adoración en el resto del culto.
         Leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura (Nehemías 8:8).  Si el predicador entiende bien su responsabilidad, no se motiva por entretener a la gente con chistes y anécdotas, ni por impresionarle con su retórica, ni por llamarle la atención por su originalidad, sino que simplemente desea leerle y explicarle la palabra de Dios de modo que entiendan la lectura.
         Y hallaron escrito en la ley que Jehová había mandado por mano de Moisés, que habitasen los hijos de Israel en tabernáculos en la fiesta solemne del mes séptimo; y que hiciesen saber, y pasar pregón por todas sus ciudades y por Jerusalén, diciendo: Salid al monte, y traed ramas de olivo, de olivo silvestre, de arrayán, de palmeras y de todo árbol frondoso, para hacer tabernáculos, como está escrito (Nehemías 8:14-15).  La predicación desea motivar a la congregación a la obediencia.  La palabra oída con fe también es la palabra obedecida.
         Y leyó Esdras en el libro de la ley de Dios cada día, desde el primer día hasta el último; e hicieron la fiesta solemne por siete días, y el octavo día fue de solemne asamblea, según el rito (Nehemías 8:18).  Se espera que la predicación correcta de la Biblia despierte el deseo de escuchar más, que el pueblo de Dios anhele a conocer mejor a Dios por escuchar la palabra y su explicación diariamente.
         Si hay muchas comparaciones entre la lectura para hoy y un culto cristiano, es porque deseamos ver los mismos frutos que ellos por su atención a la Sagrada Escritura.  Que la explicación clara y diaria de la Biblia continúe a producir fruto para fe en Cristo Jesús, arrepentimiento, obediencia, alabanza y adoración en el pueblo de Dios.
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    Rev. Ken Kytle, pastor de la Iglesia bautista La fe en Cristo cerca de Atlanta, Georgia, EEUU.

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