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Isaías 65 - 66 y Salmo 24

12/7/2012

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         En resumen: Jehová cierra el libro de Isaías con un resumen de su programa de justicia por todo el tiempo, su justicia que nadie puede impedir.

         En más detalle: Igual como en los primeros capítulos del libro de Isaías, Jehová le acusa a Judá de los pecados que han despertado su ira justa contra ellos (Isaías 65:1-7).  Confirma que a pesar de sus pecados, va a preservar a su remanente: Como
si alguno hallase mosto en un racimo, y dijese: No lo desperdicies, porque bendición hay en él; así haré yo por mis siervos, que no lo destruiré todo.  Sacaré descendencia de Jacob, y de Judá heredero de mis montes; y mis escogidos poseerán por heredad la tierra, y mis siervos habitarán allá (Isaías 65:8-9).  Pero a la vez que preserva a su remanente, Jehová va a juzgar a los malvados de su pueblo: Vosotros los que dejáis a Jehová, que olvidáis mi santo nombre, que ponéis mesa para la Fortuna, y suministráis libaciones para el Destino; yo también os destinaré a la espada, y todos vosotros os arrodillaréis al degolladero, por cuanto llamé, y no respondisteis; hablé, y no oísteis, sino que hicisteis lo malo delante de mis ojos, y escogisteis lo que me desagrada (Isaías 65:11-12).  Los dos grupos tendrán un futuro completamente distinto por el juicio de Jehová (Isaías 65:13-16).
         Después del día de juicio, el remanente redimido no tendrá temor de volver a sus pecados anteriores: Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento (Isaías 65:17).  En cambio, va a disfrutar un gozo permanente por vivir bajo el dominio justo de Jehová sin ninguna interrupción ni estorbo por el pecado (Isaías 65:18-25).
         Jehová es incomparable y domina sobre todo el universo (Isaías 66:1); por eso le urge a su pueblo que deje la soberbia y tiemble a su palabra (Isaías 66:2).  Les toca escoger entre el camino de idolatría, hipocresía, soberbia e injusticia que termina en vergüenza y condenación o el camino de dependencia en Jehová que trae amor y gozo (Isaías 66:3-14).  El juicio está por venir (Isaías 66:15-18), y la redención en toda la tierra también (Isaías 66:19-22).  ¿Cuál camino escogeremos?  Y de mes en mes, y de día de reposo en día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová.  Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará, y serán abominables a todo hombre (Isaías 66:23-24).
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Isaías 61 - 64

11/7/2012

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         En resumen: En respuesta a la lectura pasada, hoy entramos una sinfonía de promesas, alabanzas y oración que celebra la redención del remanente por Jehová y el dominio justo de nuestro Dios sobre toda la creación restaurada.

         En más detalle: Empezamos Isaías 61 con el anuncio del ungido por Jehová (uno puesto aparte para el fin exclusivo de servirle a Jehová en santidad).  Su
misión es declarar las noticias de una transformación total de estado a los que
sufren más: Me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya (Isaías 61:1-3).
         Cuando Jesucristo cita estos versículos en la sinagoga de Nazaret en Lucas 4:16-21 y declara: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros (Lucas 4:21), hace más que identificarse como el Ungido de Jehová de estos versículos.  También se identifica como el medio por el cual esta transformación tendrá lugar.  El hecho de que su ministerio es rechazado (Lucas 4:22-30) pone en evidencia un tema central del libro de Isaías – la gran mayoría del pueblo de Jehová no responde a su palabra con fe.  Pero por ahora en Isaías 61, no se presenta la incredulidad.  El
remanente experimenta reconstrucción y restauración (Isaías 61:4), dominio (Isaías 61:5), santificación y ministerio (Isaías 61:6), honra y gozo (Isaías 61:7), todo afirmado por Jehová en pacto perpetuo (Isaías 61:8).  Así será glorificado Jehová por las naciones (Isaías 61:9), y el remanente de Jehová andará en una relación celebrada con Él como una novia de bodas con su novio amado (Isaías 61:10).  Así brotará en la tierra la justicia deseada del dominio de Jehová
(Isaías 61:11).
         El profeta anima al remanente en Isaías 62 a perseverar en la fe a pesar del cautiverio en Babilonia que les espera: Por amor de Sion no callaré, y por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salvación se encienda como una antorcha (Isaías 62:1).  Lo que brillará más en el remanente salvado y restaurado será la justicia dada por Jehová (Isaías 62:2-3).  Se pondrá en evidencia su restauración: Nunca más te llamarán Desamparada, ni tu tierra se dirá más Desolada; sino que serás llamada Hefzi-bá [Mi Gozo está en Ella], y tu tierra Beula [Casada]; porque el amor de Jehová estará en ti, y tu tierra será desposada (Isaías 62:4).  Maravillosamente, hay un gozo mutuo entre Jehová y su pueblo (Isaías 62:5).  Con este anhelo, el remanente no sólo va a sobrevivir sino que se fortalecerá durante los años del cautiverio: Los que os acordáis de Jehová, no reposéis, ni le deis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén, y la ponga por alabanza en la tierra (Isaías 62:6-7).  Toda esta bendición se garantiza no por el esfuerzo del pueblo sino por el poderoso brazo de Jehová (Isaías 62:8).
         Jehová aplastará a todos los enemigos del remanente (Isaías 63:1-6).  Los pastoreó en la generación de Moisés, aun cuando fueron rebeldes (Isaías 63:7-14); por eso, pueden descansar seguros que no los va a abandonar en el exilio. Jehová es su padre, y Redentor perpetuo es su nombre (Isaías 63:16).
         Isaías 63:15 – 64:12 ejemplifica la oración que presentará el remanente en el exilio.  Lamenta esa tribulación porque no refleja la santidad de Jehová (Isaías 63:17-19), ni llama la atención de las naciones (Isaías 64:1-4).  El remanente va a confesar los pecados y anhelar la justicia de Jehová (Isaías 64:5-7); se va a acordar de su relación única con su Creador (Isaías 64:8-9).  Y espera el cumplimiento de sus promesas sobre la redención y la restauración (Isaías 64:10-12).
         Por eso en la lectura para hoy tenemos la impresión de voces diferentes que en cánticos distintos cantan del mismo tema.  Jehová, su Ungido y su profeta anuncian con gozo la redención y la salvación que está por venir; a la vez el remanente en medio de la tribulación anhela experimentarlas y espera su llegada con arrepentimiento y fe en crecimiento.
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Isaías 58 - 60

10/7/2012

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         En resumen: A continuación de las profecías de la lectura pasada, Isaías 58 llama al remanente al arrepentimiento de la hipocresía religiosa y la injusticia.  Pero cuando identifica más pecados en Isaías 59, se cambia de acusación a confesión de los pecados numerosos en que se han sumergido todos.  Por su gracia, Jehová los rescata en Isaías 59 y les describe las bendiciones que también les esperan por su gracia en Isaías 60.

         En más detalle: Isaías 58 da una descripción inolvidable del verdadero ayuno, uno ligado con la misericordia y el deleite en la justicia de Jehová.
         Isaías 59:1-2 vuelve al tema tocado en Isaías 49:14 y 58:3, ahora en más detalle: Sion dijo: Me dejó Jehová, y el Señor se olvidó de mí (Isaías 49:14); ¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? (Isaías 58:3).  Aquí Isaías les responde igual como antes: Vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír (Isaías 59:2).  Pero esta vez les da mucho más detalle (Isaías 59:3-8).  Y de repente las acusaciones se transforman a confesión; el profeta incluye a sí mismo y a todo el remanente entre los que padecen la condenación por el pecado: Se alejó de nosotros la justicia, y no nos alcanzó la rectitud; esperamos luz, y he aquí tinieblas; resplandores, y andamos en oscuridad (Isaías 59:6).  Esperamos justicia, y no la hay; salvación, y se alejó de nosotros.  Porque nuestras rebeliones se han multiplicado delante de ti, y nuestros pecados han atestiguado contra nosotros; porque con nosotros están nuestras iniquidades, y conocemos nuestros pecados: el prevaricar y mentir contra Jehová, y el apartarse de en pos de nuestro Dios; el hablar calumnia y rebelión, concebir y proferir de corazón palabras de mentira (Isaías 59:11-13).  Ninguno ni se interpuso para interceder por el pueblo (Isaías 59:16).
         La gloria sea a Jehová por encargarse Él mismo de la salvación completa del remanente sin la ayuda de ellos: Lo salvó su brazo, y le afirmó su misma justicia.  Pues de justicia se vistió como de una coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; tomó ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto, como para vindicación, como para retribuir con ira a sus enemigos, y dar el pago a sus
adversarios (Isaías 59:16-18).  Y su salvación no es sólo para los de un poblado sino para todo su remanente hasta los fines de la tierra (Isaías 59:18-19).
         Por eso es llamado Redentor en Isaías 59:20, y Redentor de los que se han arrepentido de la iniquidad.  Y describe un nuevo pacto con ellos de la permanencia de su Espíritu: Este será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre (Isaías 59:21).  Por eso anuncia Isaías estas buenas noticias con: Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti (Isaías 60:1).  Y describe en todo capítulo 60 los beneficios por este nuevo pacto en que toda la tierra y toda la creación se someten al dominio justo de Jehová sin el estorbo del pecado o de la injusticia.  Jehová reinará en toda su gloria a tal punto que: El sol nunca más te servirá de luz para el día, ni el resplandor de la luna te alumbrará, sino que Jehová te será por luz perpetua, y el Dios tuyo por tu gloria (Isaías 60:19).  Y tu pueblo, todos ellos serán justos, para siempre heredarán la tierra; renuevos de mi plantío, obra de mis manos, para glorificarme (Isaías 60:21).
         Por eso, de acuerdo con Isaías y junto con todos los redimidos por la fe en el
Siervo, decimos: Amén; sí, ven, Señor Jesús (Apocalipsis 22:20).
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Isaías 54 - 57 y Salmo 27

9/7/2012

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         En resumen: Ahora que ha anunciado las noticias de asombro y de maravilla sobre el siervo de Jehová en Isaías 52:13 – 53:12, Isaías le llama al remanente oprimido al regocijo en arrepentimiento y obediencia.

         En más detalle: Por resultado de la salvación expiatoria del siervo, el remanente oprimido tiene mucho de que celebrar: Regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz; levanta canción y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto; porque más son los hijos de la desamparada que los de la casada, ha dicho Jehová (Isaías 54:1).  La escasez transformada a abundancia inesperada es un hilo constante en el regocijo de Isaías 54 – 55, todo debido a la gracia de Jehová: Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el
Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado (Isaías 54:5).  El cautiverio en Babilonia es sólo por un tiempo: Porque como a mujer abandonada y triste de espíritu te llamó Jehová, y como a la esposa de la juventud que es repudiada, dijo el Dios tuyo.  Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias.  Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo Jehová tu Redentor (Isaías
54:6-8).  El remanente disfrutará abundantes bendiciones espirituales y físicas: Con justicia serás adornada; estarás lejos de opresión, porque no temerás, y de temor, porque no se acercará a ti (Isaías 54:14).
         En reconocimiento de esta salvación temible y gloriosa, el remanente tiene que arrepentirse de sus pecados inmediatamente: Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.  Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar (Isaías 55:6-7). 
Anuncia Isaías en otras palabras lo mismo que Juan el Bautista, Jesucristo y sus discípulos van a anunciar siglos después en el Nuevo Testamento: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado (Mateo 3:2; 4:17; 10:7).  Nunca habrán
imaginado una salvación así, pero el anuncio mismo de esta salvación obra en el
remanente de oído atento como la lluvia en una planta para producir la salvación que anuncia, por el poder y para la gloria de Jehová (Isaías 55:8-13).
         El arrepentimiento y la justicia se verán urgentemente en el remanente creyente: Guardad derecho, y haced justicia; porque cercana está mi salvación para venir, y mi justicia para manifestarse (Isaías 56:1).  Se manifestará en el guardar el día de reposo y abrazar el pacto de Jehová, por la oración en el templo y la
presentación de los sacrificios (Isaías 56:2, 4, 6-7).  Pero habrá otros que no responden al anuncio de la salvación: Ellos siguen sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado.  Venid, dicen, tomemos vino,
embriaguémonos de sidra; y será el día de mañana como este, o mucho más
excelente (Isaías 56:11-12).  Incluye a los que viven por sus propios placeres, a los idólatras (Isaías 57:3-13) y a los que andan en codicia y rebelión (Isaías 57:17).
         El remanente puede esperar la persecución de parte de ellos: Perece el justo, y no hay quien piense en ello; y los piadosos mueren, y no hay quien entienda que de delante de la aflicción es quitado el justo (Isaías 57:1).  Pero Jehová rescatará a los suyos de toda opresión y preparará el camino para que regresen a la tierra
prometida: Allanad, allanad; barred el camino, quitad los tropiezos del camino de mi pueblo (Isaías 57:14).  Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados (Isaías 57:15); su Presencia está entre
los arrepentidos.  Aunque han pecado, disfrutarán la salvación, el perdón, la sanidad, la redención y la restauración dados por el Siervo: No contenderé para siempre, ni para siempre me enojaré… Por la iniquidad de su codicia me enojé, y le herí, escondí mi rostro y me indigné…  He visto sus caminos; pero le sanaré, y le pastorearé, y le daré consuelo a él y a sus enlutados; produciré fruto de los labios: Paz, paz al que está lejos y al cercano, dijo Jehová; y lo sanaré (Isaías 57:16, 17, 18-19).
         Pero para los que no creen el mensaje de la salvación: Los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo.  No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos (Isaías 57:20-21).
         Según Isaías, solo hay dos caminos: uno de fe humilde en la salvación de Jehová por su Siervo, el arrepentimiento de los pecados, la paciencia en espera de la restauración por Jehová y la obediencia en medio de la persecución; y el otro,
de la búsqueda de placeres, la codicia, la independencia, la inestabilidad y la
inquietud.  ¿En cuál de los dos caminamos?
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Isaías 52:13 - 53:12

8/7/2012

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         En resumen: La lectura previa nos dijo que no sólo iba a traer la salvación y la restauración al remanente pecaminoso por medio del siervo sino que el siervo iba a efectuarlas.  Pero, ¿cómo?  La lectura para hoy revela que el siervo logró la salvación por ser substituto por los pecados del pueblo.

         En más detalle: Isaías 52:13 declara una bendición al siervo en crecimiento: He aquí que mi siervo será prosperado, será engrandecido y exaltado, y será puesto muy en alto (Isaías 52:13).  Pero nos sorprenden los versículos siguientes porque parecen expresar todo el contrario de la exaltación que acabamos de leer: Como se asombraron de ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres, así asombrará él a muchas naciones; los reyes cerrarán ante él la boca, porque verán lo que nunca les fue contado, y entenderán lo que jamás habían oído (Isaías 52:14-15).  ¿Cómo será exaltado el siervo, y a la vez, desfigurado y un motivo de asombro?  ¿Qué son estas noticias entendidas por reyes que los dejan sin palabra, noticias que jamás habían oído antes?
         Isaías 53:1 hace otra referencia a estas noticias, especialmente a la dificultad de creer o imaginarlas: ¿Quién ha creído nuestro anuncio? (Isaías 53:1)  El poder y el consejo de Jehová se ha manifestado… pero no de una forma esperada: ¿Y sobre
quién se ha manifestado el brazo de Jehová? (Isaías 53:1)  En cambio, no hay nada en el siervo para llamarnos la atención: Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos (Isaías 53:2).
         No sólo no nos llama la atención sino que nos da vergüenza mirarlo: Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos (Isaías 53:3).  La obra de Jehová en la salvación por el siervo es para gran beneficio nuestro, pero la malentendimos y la menospreciamos: Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido (Isaías 53:4).
         Pero el profeta insiste en estas noticias – el siervo sirvió de sustituto sacrificial por nuestros pecados: Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados (Isaías 53:5).  Insiste en nuestra incapacidad de andar en la justicia de Jehová, igual como ha declarado antes en versículos como Isaías 48:1: Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino (Isaías 53:6); y de allí revela las buenas noticias, noticias de asombro, sobre la salvación, la restauración y el pacto dado en el siervo: Mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros (Isaías 53:6).
         Describe la obediencia voluntaria y completa del siervo, igual a lo que vimos en Isaías 50:5-7: Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca (Isaías 53:7).  Igual como vimos en Isaías 49:4, parece inútil su ministerio: Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará?  Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido (Isaías 53:8).
         Todo este sufrimiento no fue por ninguna culpa del siervo: Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca (Isaías 53:9).  En vez del sufrimiento por alguna maldad, la muerte sacrificial y expiatoria del siervo cumplió el plan de Jehová por la salvación del remanente: Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento (Isaías 53:10).  E igual como Jehová lo quebrantó por la salvación del remanente, Jehová lo exalta, como vimos en Isaías 52:13, y hace eficaz la redención y la justificación por su obediencia hasta la muerte: Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada (Isaías 53:10).  Y aunque el siervo murió, verá con vida el fruto de su obra y será exaltado: Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.  Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores (Isaías 53:11-12).
         La gloria sea a Jehová por la salvación, la redención y la justificación que le ha
dado al remanente pecador por el sacrificio de expiación de su Siervo, nuestro
Señor y Salvador Jesucristo, crucificado por nuestras iniquidades, resucitado y
exaltado por Dios.
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Isaías 49 - 52:12 y Salmo 91

7/7/2012

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         En resumen: ¿Cómo bendecirá Jehová a las naciones por medio de su siervo Israel cuando él no lo sigue en verdad ni en justicia? (Isaías 48:1)  Esta lectura revela que hay otro siervo que restaurará el remanente de Israel y será luz de las naciones (Isaías 49:6).

         En más detalle: Isaías 49 empieza con la identificación del siervo muy especial de Jehová: Jehová me llamó desde el vientre, desde las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria. Y puso mi boca como espada aguda, me cubrió con la sombra de su mano; y me puso por saeta bruñida, me guardó en su aljaba (Isaías 49:1-2).  Este siervo es llamado Israel (Isaías 49:3), pero a la vez es diferente que la nación llamada Israel, porque poco después habla de su misión de: Hacer volver a él a Jacob y para congregarle a Israel (Isaías 49:5).  Como el nombre Israel fue dado primero a un hombre, este Israel es un hombre, escogido por Jehová para restaurar a la nación.  Y no sólo a la nación: Poco es para mí que tú seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de Israel; también de ti por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra (Isaías 49:6).
         Note primero que por este siervo se cumple la promesa a las naciones dada a Abraham: Serán benditas en ti todas las familias de la tierra (Génesis 12:3) y las profecías de bendición a las naciones en este mismo libro: Y herirá Jehová a Egipto; herirá y sanará, y se convertirán a Jehová, y les será clemente y los sanará…  Los
egipcios servirán con los asirios a Jehová… Jehová de los ejércitos los bendecirá
diciendo: Bendito el pueblo mío Egipto, y el asirio obra de mis manos, e Israel mi heredad (Isaías 19:22, 23, 25).  Uno de los temas principales de la Biblia, la reunión de las naciones bajo el dominio justo de Jehová, será logrado por este siervo.
         Segundo, note que este siervo no sólo trae salvación o anuncia restauración sino que las efectúa: Para que restaures el remanente…  Para que seas mi salvación (Isaías 49:6).  El siervo mismo es luz de las naciones (Isaías 49:6).  Jehová declara: Te
daré por pacto
al pueblo, para que restaures la tierra (Isaías 49:8), significando que este siervo cumple el propósito de Jehová como ningún otro profeta ni ningún otro grupo – su obra es única por efectuar la salvación y la restauración de la nación que no sigue a Jehová en verdad ni en justicia (Isaías 48:1).
         Tercero, note que su ministerio parece inútil: Pero yo dije: Por demás he trabajado, en vano y sin provecho he consumido mis fuerzas (Isaías 49:4).  Pero no depende de sí mismo por el éxito de su obra: Mi causa está delante de Jehová, y mi recompensa con mi Dios (Isaías 49:4).  Por eso Jehová es llamado: Redentor de Israel, el Santo suyo (Isaías 49:7) a la vez que el siervo es llamado: Menospreciado de alma… abominado de las naciones (Isaías 49:7); Jehová efectúa la salvación de su remanente por medio de su siervo menospreciado.  Y en vez de la inutilidad aparente, el ministerio del siervo tendrá éxito por el poder de Jehová: Verán reyes, y se levantarán príncipes, y adorarán por Jehová; porque fiel es el Santo de Israel, el cual te escogió (Isaías 49:7).
         Por el poder de Jehová, este siervo da libertad a los presos y a los que están en tinieblas (Isaías 49:9); disfrutarán el sustento continuo en abundancia y la misericordia (Isaías 49:10), y los fieles esparcidos serán reunidos aún de los lugares más apartados (Isaías 49:11-12).  Toda la creación debe brotarse en alabanza a Jehová por su obra de gracia por el siervo: Cantad alabanzas, oh cielos, y alégrate, tierra; y prorrumpid en alabanzas, oh montes; porque Jehová ha consolado a su pueblo, y de sus pobres tendrá misericordia (Isaías 49:13).  Pero mientras la creación celebra la obra, el pueblo de Jehová está tan alejado de Él que responderá a la obra salvadora del siervo con desánimo e incredulidad en vez de alabanza: Pero Sion dijo: Me dejó Jehová, y el Señor se olvidó de mí (Isaías 49:14).
         Por eso Jehová le prepara a recibir al siervo por acordarles de la perseverancia de su amor: ¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti (Isaías 49:15).  Le invita a su pueblo a mirar con ojos de fe el cumplimiento de sus promesas: Alza tus ojos alrededor, y mira: todos éstos se han reunido, han venido a ti.  Vivo yo, dice Jehová, que de todos, como de vestidura de honra, serás vestida; y de ellos serás ceñida como novia.  Porque tu tierra devastada, arruinada y desierta, ahora será estrecha por la multitud de los moradores, y tus destruidores serán apartados lejos (Isaías 49:18-19).  La razón por la cual no disfrutan estas bendiciones ahora no es por ninguna inconstancia de parte de Jehová sino por los pecados del pueblo: He aquí que por vuestras maldades sois vendidos, y por vuestras rebeliones fue repudiada vuestra madre (Isaías 50:1).  Y el mismo Dios que los creó también los va a redimir de sus pecados: ¿Acaso se ha acortado mi mano para no redimir?  ¿No hay en mí poder para librar? (Isaías 50:2)
         A diferencia de su pueblo pecaminoso y desanimado, listo a culpar a Jehová por sus sufrimientos, el siervo responde a Jehová en obediencia: Jehová me abrió el oído, y yo no fui rebelde, ni me volví atrás (Isaías 50:5).  Obedece a Jehová
voluntariamente al punto de sufrimiento y vituperio: Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y de esputos (Isaías 50:6).  En vez de dudar de las promesas de Jehová como su pueblo, el siervo confía en Jehová y por eso persevera en la obediencia aún bajo sufrimiento:
Porque Jehová el Señor me ayudará, por tanto no me avergoncé; por eso puse mi
rostro como un pedernal, y sé que no seré avergonzado (Isaías 50:7).  He aquí que Jehová el Señor me ayudará; ¿quién hay que me condene? (Isaías 50:9)  En vez de continuar en su desánimo, duda, y la oscuridad, el pueblo necesita responder a Jehová y la voz del siervo obediente que efectúa su redención: ¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo?  El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios (Isaías 50:10).  En cambio, si depende en su propia luz, va a ser condenado: He aquí que todos vosotros encendéis fuego, y os rodeáis de teas; andad a la luz de vuestro fuego, y de las teas que encendisteis.  De mi mano os vendrá esto; en dolor seréis sepultados (Isaías 50:11).
         Para que no siga su pueblo en el desánimo, Jehová les hace recordar la fe de Abraham y de Sara y la gracia de Jehová hacia ellos (Isaías 51:1-2).  De igual forma necesita responder su pueblo, aún en medio de su tribulación: Ciertamente consolará Jehová a Sion; consolará todas sus soledades, y cambiará su desierto en
paraíso, y su soledad en huerto de Jehová; se hallará en ella alegría y gozo,
alabanza y voces de canto (Isaías 51:3).  Que vea con ojos de fe que la creación será deshecha, pero la salvación dada en su siervo continuará: Mi salvación será para siempre, mi justicia no perecerá (Isaías 51:6).  Igual como su siervo, el pueblo debe confiar en la salvación de Jehová en medio de las pruebas y tribulaciones: No temáis afrenta de hombre, ni desmayéis por sus ultrajes… mi justicia permanecerá perpetuamente, y mi salvación por siglos de siglos (Isaías 51:7, 8).  Le revela con anticipación que el cáliz de la ira de Jehová que ha tomado será dado a sus angustiadores (Isaías 51:17, 22-23).  Y con muchas otras profecías, Jehová le consuela al pueblo y le prepara a perseverar en la tribulación venidera y la
salvación gloriosa que la sigue.
         La próxima lectura nos dirá más sobre la salvación de pecados que efectúa el siervo por el pueblo pecaminoso e injusto de Jehová.  Y luego el Nuevo Testamento va a revelar en mucho detalle la identidad, las palabras y las obras del Siervo
obediente que salva, Jesucristo.
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Isaías 47 - 48 y Salmo 73

6/7/2012

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         En resumen: Jehová siembra la perseverancia en el corazón de su pueblo por decirle mucho antes de su exilio en Babilonia que esa ciudad también caerá, y cuando suceda, que esté listo a regresar a la tierra prometida.

         En más detalle: Aún antes de levantarse a ser un gran imperio, Babilonia está bajo la profecía de su caída: Desciende y siéntate en el polvo, virgen hija de Babilonia.  Siéntate en tierra, sin trono, hija de los caldeos; porque nunca más te llamarán tierna y delicada (Isaías 47:1).
         Como se describirá en más detalle en los capítulos que vienen, la caída de Babilonia va a suceder para que Jehová redima a su pueblo: Nuestro Redentor, Jehová de los ejércitos es su nombre, el Santo de Israel (Isaías 47:4).  En la destrucción de Jerusalén y su exilio a Babilonia (todavía un siglo en el futuro para Isaías), Jehová utilizó a los caldeos como el instrumento de su ira justa: Me enojé
contra mi pueblo, profané mi heredad, y los entregué en tu mano (Isaías 47:6).  Pero los caldeos sobrepasaron los límites de la justicia: No les tuviste compasión; sobre el anciano agravaste mucho tu yugo (Isaías 47:6).  Crecieron en soberbia: Dijiste: Para siempre seré señora; y no has pensado en esto, ni te acordaste de tu postrimería (Isaías 47:7).  Por eso Isaías les declara con anticipación el juicio de Jehová: Oye, pues, ahora esto, mujer voluptuosa, tú que estás sentada confiadamente, tú que dices en tu corazón: Yo soy, y fuera de mí no hay más; no quedaré viuda, ni conoceré orfandad.  Estas dos cosas te vendrán de repente en un mismo día, orfandad y viudez; en toda su fuerza vendrán sobre ti, a pesar de la multitud de tus hechizos y de tus muchos encantamientos (Isaías 47:8-9).  Parecida a la experiencia de Asiria, la soberbia, la maldad y la idolatría con que se siente
confiada Babilonia serán los motivos de su condenación.
         Pero Israel no es digno de la redención.  Son los que: Hacen memoria del Dios de Israel, mas no en verdad ni en justicia (Isaías 48:1).  Jehová testifica: Te llamé rebelde desde el vientre (Isaías 48:8).  Les informa de su redención con anticipación: Por cuanto conozco que eres duro, y barra de hierro tu cerviz, y tu frente de bronce, te lo dije ya hace tiempo; antes que sucediera te lo advertí, para que no dijeras: Mi ídolo lo hizo, mis imágenes de escultura y de fundición mandaron estas cosas (Isaías 48:4-5).  Y aunque Israel no merece la redención, Jehová lo hará de todas formas: Por mí, por amor de mí mismo lo haré, para que no sea amancillado mi nombre, y mi honra no la daré a otro (Isaías 48:11).  Jehová lo va a redimir porque es el Dios de gracia; por eso, su pueblo saldrá bendecido: Yo, yo
hablé, y le llamé y le traje; por tanto, será prosperado su camino (Isaías 48:15).  Note que le han faltado muchas bendiciones a Israel por sus pecados: ¡Oh, si hubieras atendido a mis mandamientos!  Fuera entonces tu paz como un río, y tu justicia como las ondas del mar.  Fuera como la arena tu descendencia, y los renuevos de tus entrañas como los granos de arena; nunca su nombre sería cortado, ni raído de mi presencia (Isaías 48:18-19).  Pero Jehová les abrirá una puerta de redención que nadie podrá cerrar: Salid de Babilonia, huid de entre los caldeos; dad nuevas de esto con voz de alegría, publicadlo, llevadlo hasta lo postrero de la tierra; decid: Redimió Jehová a Jacob su siervo (Isaías 48:20).
         Con gozo y temblor, el pueblo de Jehová se puede beneficiar y alabarle a Dios por su gracia.
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Isaías 44:6 - 46 y Salmo 82

5/7/2012

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         En breve: ¿Qué otro dios puede salvar a Israel de su pecado y levantar al rey futuro que lo hará salir del exilio en Babilonia?  Los dioses paganos no son nada en comparación con Jehová.

         En más detalle: Los tres títulos de Jehová en Isaías 44:6 y la declaración de que es incomparable van a dirigir toda la lectura de hoy: Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios (Isaías 44:6).
         Por eso, el pensar que se puede reducir a Jehová a una imagen de talla es ridículo (Isaías 44:9-20).  Sólo Jehová puede declarar el futuro (Isaías 44:7-8); sólo Jehová formó a Israel (Isaías 44:21); sólo Jehová redime a su pueblo de sus pecados (Isaías 44:22).  Es digno de la alabanza de toda la creación por su obra incomparable de gracia a su pueblo: Cantad loores, oh cielos, porque Jehová lo hizo; gritad con júbilo, profundidades de la tierra; prorrumpid, montes, en alabanza; bosque, y todo árbol que en él está; porque Jehová redimió a Jacob, y en Israel será glorificado (Isaías 44:23).
         Por su gracia formó a Israel (Isaías 44:24; 45:9-11; 46:3-4), y por su gracia los sostiene desde su concepción hasta su vejez (Isaías 46:3-4).  Por su gracia redimirá a su pueblo del exilio en Babilonia por su siervo Ciro (Isaías 44:28 – 45:13), y por su gracia Jerusalén y las ciudades de Judá serán reedificadas (Isaías 44:26; 45:13).  Por su gracia su salvación será eterna y llamará la atención de las naciones a abandonar su idolatría para adorar al Dios de Israel (Isaías 45:14-17).  Por eso puede declarar con gozo no sólo a Israel sino a todas las naciones: Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.  Por mí mismo hice juramento, de mi boca salió palabra en justicia, y no será revocada: Que a mí se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua.  Y se dirá de mí: Ciertamente en Jehová está la justicia y la fuerza; a él vendrán, y todos los que contra él se enardecen serán avergonzados (Isaías 45:22-24).  Y por su gracia, todas las naciones, y primero que todo Israel, van a disfrutar esta justificación: En Jehová será justificada y se gloriará toda la descendencia de Israel (Isaías 45:25).  Haré que se acerque mi justicia; no se alejará, y mi salvación no se detendrá.  Y pondré salvación en Sion, y mi gloria en Israel (Isaías 46:13).
         ¡La gloria sea a Jehová por su gracia, su amor inmerecido que salva, redime,
justifica y santifica a su pueblo para que lo adore y ande en una relación viva y eterna con Él!
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Isaías 40 - 44:5

4/7/2012

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         En breve: En Isaías 39 vimos que a pesar de la gran salvación de la amenaza de Asiria, la soberbia ha continuado en el pueblo de Dios.  Como consecuencia, será llevado al cautiverio en Babilonia.  ¿Se han acabado las misericordias de Dios a su pueblo, entonces?  ¿El pecado del pueblo apagará la gracia prometida en los pactos a Abraham, Moisés y David?  Isaías 40 encabeza una nueva sección del libro de Isaías que anuncia la perseverancia de la gracia de Jehová y describe su celo por quitar el pecado que estorba la relación entre Jehová y su remanente.

         En más detalle: Después del anuncio del exilio a Babilonia, y después de reconocer la profundidad del pecado de la soberbia en el pueblo por la respuesta de Ezequías al final de capítulo 39, probablemente esperamos leer más profecías de juicio y de condenación.  Por eso nos sorprende las primeras palabras de Isaías 40: Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios (Isaías 40:1).  Aunque el exilio a
Babilonia todavía viene, las palabras de Jehová son para consuelo y para afirmar su gracia al pueblo escogido.  Les llama: Pueblo mío; y se identifica como: vuestro Dios; de acuerdo con las promesas del pacto dadas a Abraham: Estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti… y seré el Dios de ellos (Génesis 17:7, 8).  Sigue vigente la promesa declarada en el Monte Sinaí: Vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra.  Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa (Éxodo 19:5-6). 
Y el mensaje que le anuncia al pueblo es de consolación para sostenerlo en medio del exilio que viene.
         Habrá un tiempo cuando el exilio nuevo terminará: Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados (Isaías 40:2).  Aunque el remanente futuro se sentirá abandonado, se le manifestará la gloria de Jehová (Isaías 40:3-5).  Aunque el pueblo pase por muerte y ve solamente la muerte alrededor, pueden consolarse al recordar: Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre (Isaías 40:8), incluyendo las promesas del pacto y la llegada futura de su gloria.  Por eso el profeta puede declarar con anticipación y gozo: ¡Ved aquí al Dios vuestro!  He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro (Isaías 40:9-10).  Y en vez de la soberbia que había en reyes como Ezequías, Jehová mismo va a tratar a los suyos en verdadera justicia y amor: Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas (Isaías 40:11).
         Que el pueblo se acuerde de que esta promesa viene de un Dios incomparable, como expresa Isaías 40:12-17.  No habla el profeta de un dios fabricado por las manos (Isaías 40:18-21).  Jehová el Creador ejerce dominio justo y autoridad sobre toda la tierra a tal punto que aún los imperios internacionales como Asiria y Babilonia no son nada delante de Él (Isaías 40:22-24).  Que no se desespere en el exilio: Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio (Isaías 40:26).  Se consolará al acordarse: El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.  Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán (Isaías 40:29-31).
         También nos sorprende la extensión de este anuncio.  No es válida solamente en la tierra prometida sino delante de todas las naciones (Isaías 41:1-4).  Aunque
las naciones se espantaron y se dedicaron a la idolatría (Isaías 41:5-7), Jehová
manifestó su gracia a Abraham (Isaías 41:8-9), y por eso a la descendencia de
Abraham entre las naciones puede declarar: No temas, porque yo estoy contigo; no
desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te
sustentaré con la diestra de mi justicia (Isaías 41:10).  Aunque parece de pocas fuerzas como un gusano, o que son pocos en número, Jehová los va a sostener (Isaías 41:11-21); así hará para demostrar su gloria entre las naciones: Para que vean y conozcan, y adviertan y entiendan todos, que la mano de Jehová hace esto, y que el Santo de Israel lo creó (Isaías 41:20).  ¿A qué dios pagano se comparará Jehová?  A comparación con la vanidad de ellos, Jehová anuncia con anticipación no sólo el exilio a Babilonia sino las buenas nuevas del regreso del remanente a Jerusalén para repoblarla (Isaías 41:22-29).
         Jehová continúa a revelar las buenas noticias futuras por hacer referencia a su siervo que ejercerá dominio aún sobre toda la tierra: He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones (Isaías 42:1).  No viene como un conquistador sino con una paz y compasión impresionantes (Isaías 42:2-4), con una justicia incomparable (Isaías 42:5-7).
         El anuncio del siervo de Jehová con anticipación es otra evidencia de que Jehová es incomparable (Isaías 42:8-9).  Por eso es digno de alabanza, aún de la alabanza de todas las naciones (Isaías 42:10-12).  Reconocerán la vanidad de sus ídolos cuando ven la misericordia de Jehová a su pueblo (Isaías 42:13-17).
         Pero según Isaías 42:18-25, ha aparecido un gran estorbo en todas estas profecías gloriosas – el pecado de su pueblo.  El supuesto siervo de Jehová es sordo y ciego; no pone atención a la ley de Jehová y peca contra su Dios que lo escogió.  Aún se ha endurecido en su iniquidad: Derramó sobre él el ardor de su ira, y fuerza de guerra; le puso fuego por todas partes, pero no entendió; y le consumió, mas no hizo caso (Isaías 42:25).  Pero de nuevo vienen palabras de consolación: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú…  Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador (Isaías 43:1, 3). El pecado endurecido no será capaz de separar al pueblo de Jehová de su gracia.
         Y por versículo tras versículo de Isaías 43:1-13, se anuncia la gracia de Jehová que supera el pecado de su pueblo, la gracia del Dios incomparable porque anuncia de antemano la redención con que rescatará a su pueblo de sus transgresiones.  Su
gracia lo va a alcanzar aún en medio del cautiverio en Babilonia (Isaías 43:14-21).  No les será en recompensa de su devoción a Jehová, porque antes se cansaron de Él (Isaías 43:22-24).  En cambio, su redención será por la pura gracia inmerecida de Jehová: Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados (Isaías 43:25).  No van a poder discutir y alegar que su propia justicia merece mejor que el cautiverio: Habla tú para justificarte.  Tu primer padre pecó, y tus enseñadores prevaricaron contra mí. Por tanto, yo profané los príncipes del santuario, y puse por anatema a Jacob y por oprobio a Israel (Isaías 43:26-28).  Pero por la elección de Jehová por su gracia, los beneficios de pacto llegarán a su pueblo y aún alcanzarán a las naciones (Isaías 44:1-5).
         ¿Quién se habría imaginado al terminar Isaías 39 con el anuncio del juicio futuro por Babilonia y la evidencia de la soberbia de Ezequías, que se iban a despegar profecías celestiales de la gracia abundante, incomparable, imparable e
inmerecida de Jehová por su pueblo?  ¿Quién se habría imaginado profecías de tanta gloria en medio de noticias de tribulación?  De veras debemos decir junto con el remanente de Israel: El Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra (Isaías 40:28)…  Cantad a Jehová un nuevo cántico, su alabanza desde el fin de la tierra; los que descendéis al mar, y cuanto hay en él, las costas y los moradores de ellas (Isaías 42:10).
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Isaías 36 - 39 y Salmo 71

3/7/2012

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         En resumen: Las profecías de Isaías, especialmente las más recientes de capítulos 28 – 35, son cumplidas en el sitio de Jerusalén y en la victoria de Jehová sobre los asirios.  Luego vienen dos pruebas más en que Ezequías necesita confiar en Jehová igual como hizo durante la amenaza asiria.

         En más detalle: La información de Isaías 36 – 37 es básicamente igual a lo que leímos en 2 Crónicas 32:1-22 y sobre todo en 2 Reyes 18:13 – 19:37.  La diferencia es que ahora la leemos a la luz de las profecías de Isaías.
         1.  Se cumplen las profecías sobre la llegada asiria a Jerusalén: Por cuanto desechó este pueblo las aguas de Siloé, que corren mansamente, y se regocijó con Rezín y con el hijo de Remalías; he aquí, por tanto, que el Señor hace subir sobre ellos aguas de ríos, inpetuosas y muchas, esto es, al rey de Asiria con todo su poder; el cual subirá sobre todos sus ríos, y pasará sobre todas sus riberas; y pasando hasta Judá, inundará y pasará adelante, y llegará hasta la garganta; y extendiendo sus alas, llenará la anchura de tu tierra, oh Emanuel (Isaías 5:6-8).  Oh Asiria, vara y báculo de mi furor, en su mano he puesto mi ira (Isaías 10:5).  Yo pondré a Ariel en apretura, y será desconsolada y triste (Isaías 29:2).  Tus hermosos valles fueron llenos de carros, y los de a caballo acamparon a la puerta. Y desnudó la cubierta
de Judá; y miraste en aquel día hacia la casa de armas del bosque (Isaías 22:7-8).
         2.  Se cumple el cambio de Jehová hacia Asiria, el instrumento de su ira: Pero acontecerá que después que el Señor haya acabado toda su obra en el monte de Sion y en Jerusalén, castigará el fruto de la soberbia del corazón del rey de Asiria, y la gloria de la altivez de sus ojos (Isaías 10:12).
         3.  Se cumple el tiempo de espera antes de que el remanente sea salvado: Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación (Isaías 26:20).  Este tiempo de espera también es profetizado en la lectura para hoy: Esto te será por señal: Comeréis este año lo que nace de suyo, y el año segundo lo que nace de suyo; y el año tercero sembraréis y segaréis, y plantaréis viñas, y comeréis su fruto (Isaías 37:30).  Debido a la invasión, toda la tierra de Judá fue dominada por los asirios, los judíos que sobrevivieron huyeron a los muros de defensa de Jerusalén, y por dos años los agricultores no van a poder sembrar.  Pero en la pausa del sitio de Jerusalén (descrita en 2 Reyes 19:8-13), van a encontrar nacido de por sí lo suficiente para alimentar al pueblo por un año.  Luego, cuando el rey de Asiria abandona el sitio de Jerusalén, no habrá tiempo para sembrar el segundo año, pero otra vez, van a encontrar nacido de por sí lo suficiente para alimentar al pueblo.  Después, en el tercer año, van a poder volver a la agricultura normal.
         4.  Se cumple la victoria gloriosa de Jehová sobre Asiria: Porque Asiria que hirió con vara, con la voz de Jehová será quebrantada.  Y cada golpe de la vara justiciera que asiente Jehová sobre él, será con panderos y con arpas; y en batalla tumultuosa peleará contra ellos.  Porque Tofet ya de tiempo está dispuesto y preparado para el rey, profundo y ancho, cuya pira es de fuego, y mucha leña; el soplo de Jehová, como torrente de azufre, lo enciende (Isaías 30:31-33).
         5.  Se cumple la preservación del remanente: Lo que hubiere quedado de la casa de Judá y lo que hubiere escapado, volverá a echar raíz abajo, y dará fruto arriba.  Porque de Jerusalén saldrá un remanente, y del monte de Sion los que se salven.  El celo de Jehová de los ejércitos hará esto (Isaías 37:31-32).

         Y si así se cumplen todas las profecías de Isaías sobre esta invasión, claro que el pueblo debe responder en el arrepentimiento, la práctica de la justicia y la seguridad quieta en Jehová que le ha mandado junto con la profecía.
         Ezequías tiene dos oportunidades para poner estas lecciones en práctica.  En Isaías 38 se enferma gravemente, pero clama a Jehová, y Jehová en su misericordia le responde por salvarle de la muerte y por darle 15 años más de vida.  En respuesta a esta gran sanidad, Ezequías entona un salmo de agradecimiento en el resto del capítulo.  En Isaías 39, llegan embajadores de Babilonia para saludarle y probablemente para pedirle una alianza de protección contra Asiria.  Ezequías otra vez cae en la trampa de buscar la seguridad en las naciones extranjeras y en el poder militar y económico.  En vez de dirigirlos a la casa de Jehová para adoración como Salomón dirigió a la reina de Sabá, Ezequías intenta a impresionarlos con su riqueza material – y por eso las profecías de Isaías 13:1-18 sobre Babilonia como instrumento de la ira de Jehová se cumplirán.
         La respuesta de Ezequías al final de la lectura es sorprendente: Y dijo Ezequías a Isaías: La palabra de Jehová que has hablado es buena.  Y añadió: A lo menos, haya paz y seguridad en mis días (Isaías 39:8).  ¿Serán buenas noticias las que dicen que sus hijos serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia?  …Sólo si uno se ha hundido tanto en la soberbia que piensa únicamente en su propio bien, sin considerar a los demás.  Las noticias que deben despertar lágrimas, lamentación y arrepentimiento aquí sólo despiertan la satisfacción por su propia seguridad.
         Por eso, a pesar de la victoria de Jehová y el cumplimiento glorioso de tantas profecías, terminamos esta sección del libro de Isaías en choque, sorprendidos por la profundidad de la soberbia en los corazones del pueblo de Jehová.  Aún la
experiencia de la invasión asiria y la gloriosa victoria de Dios no han desarraigado la soberbia y la carnalidad del corazón de Judá.  La raíz de la soberbia que se desplegó en tanta injusticia y condenación en los primeros capítulos de Isaías no se desapareció, sólo se escondió por un rato.  Se volverá a crecer en las próximas generaciones hasta que llegue otro instrumento del juicio divino para castigarlas.  No estamos muy lejos del ciclo espiritual en declive del libro de Jueces… sólo que esta vez hay un rey.
         ¿Cuándo se quedarán satisfechas el hambre y la sed del remanente fiel por la justicia verdadera de Jehová?  ¿Cuándo llegará el Rey justo de la casa de David? 
¡Cuánto debe anhelar el remanente fiel la llegada del Rey justo profetizado en Isaías 9:1-7!
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    Rev. Ken Kytle, pastor de la Iglesia bautista La fe en Cristo cerca de Atlanta, Georgia, EEUU.

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