La declaración de los 10 mandamientos por Jehová mismo, la ceremonia del pacto y la bajada de Moisés del Monte Sinaí con las dos tablas de piedra del testimonio son momentos decisivos en la historia de Israel. Pero si fueran los temas definitivos del libro de Éxodo, habría terminado al final del capítulo 20, o del capítulo 24 o del 34.
Pero como el tema más central y urgente del libro de Éxodo es la Presencia de Jehová y su morada en medio de los israelitas, el libro termina al final del capítulo 40.
Cuando todo está puesto, santificado y consagrado de acuerdo con las instrucciones de Jehová, Él entra a morar con ellos: Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo (Éxodo 40:34). Jehová mismo los va a pastorear en el desierto con destino a la tierra prometida a Abraham: Y cuando la nube se alzaba del tabernáculo, los hijos de Israel se movían en todas sus jornadas; pero si la nube no se alzaba, no se movían hasta el día en que ella se alzaba (Éxodo 40:36-37). Y en cualquier momento, en medio de las ansiedades, en las celebraciones, a la luz del día o a medianoche, un israelita podía salir de su tienda, mirar hacia el centro del campamento y ver la Presencia protectora, proveedora y perdonadora de su Dios: Porque la nube de Jehová estaba de día sobre el tabernáculo, y el fuego estaba de noche sobre él, a vista de toda la casa de Israel, en todas sus jornadas (Éxodo 40:38).