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Esdras 9 - 10

18/5/2012

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         Cuando uno estudia la palabra de Jehová en la forma que vimos descrita ayer en Esdras 7:10, se despierta una alta sensibilidad al pecado: Cuando oí esto [del pecado de Israel y sus líderes], rasgué mi vestido y mi manto, y arranqué pelo de mi cabeza y de mi barba, y me senté angustiado en extremo… Yo estuve muy angustiado hasta la hora del sacrificio de la tarde (Esdras 9:3, 4).
         Esdras ha sido tocado por la santidad de Jehová a tal punto que se siente algo de su intolerancia hacia el pecado.  Todo su espíritu reacciona en rechazo al pecado; reconoce la imposibilidad de que exista la inmundicia junta con la
santidad.
         Note que aquí, esta alta sensibilidad reacciona por el pecado de otros, no cometido contra uno personalmente sino contra la santidad de Jehová.  Es una
reacción que Jesucristo describe como “hambre y sed de justicia”, y puede
aparecer o por el reconocimiento del pecado que uno mismo ha cometido o por los
pecados de la comunidad contra Dios.
         Note también que esta sensibilidad se desahoga en oración: Me postré de rodillas, y extendí mis manos a Jehová mi Dios (Esdras 9:5).  Incluye:
         1)  La confesión de los pecados y la identificación personal con los pecados de los otros: Dios mío, confuso y avergonzado estoy para levantar, oh Dios mío, mi rostro a ti, porque nuestras iniquidades se han multiplicado sobre nuestra cabeza, y nuestros delitos han crecido hasta el cielo (Esdras 9:6).
         2)  Reconoce la ofensa del pecado contra las manifestaciones más recientes de la gracia de Jehová: Ahora por un breve momento ha habido misericordia de parte de Jehová nuestro Dios, para hacer que nos quedase un remanente libre, y para darnos un lugar seguro en su santuario, a fin de alumbrar nuestro Dios nuestros ojos y darnos un poco de vida en nuestra servidumbre (Esdras 9:8).
         3)  Por este fondo de gracia, el pecado no tiene sentido – es una ofensa, una rebelión incomprensible contra la gracia de Jehová: ¿Qué diremos, oh Dios nuestro, después de esto?...  No nos has castigado de acuerdo con nuestras iniquidades, y nos diste un remanente como este, ¿hemos de volver a infringir tus mandamientos, y a emparentar con pueblos que cometen estas abominaciones? (Esdras 9:10, 13-14)
         4)  Reconoce el castigo que merece el pecado: ¿No te indignarías contra nosotros hasta consumirnos, sin que quedara remanente ni quien escape? (Esdras 9:14)
         5)  Reconoce la justicia completa de Jehová y la culpabilidad completa de los pecadores: Oh Jehová Dios de Israel, tú eres justo, puesto que hemos quedado un remanente que ha escapado, como en este día.  Henos aquí delante de ti en nuestros delitos; porque no es posible estar en tu presencia a causa de esto (Esdras
9:15).
         Jesucristo promete en esta situación: Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados (Mateo 5:6).  Por el poder del Espíritu de Jehová, el hambre y la sed de Esdras por la justicia se sacian inmediatamente: Mientras oraba Esdras y hacía confesión, llorando y postrándose delante de la casa de Dios, se juntó a él una muy grande multitud de Israel, hombres, mujeres y niños; y lloraba el pueblo amargamente.  Entonces respondió Secanías hijo de Jehiel, de los hijos de Elam, y dijo a Esdras: Nosotros hemos pecado contra nuestro Dios, pues tomamos mujeres extranjeras de los pueblos de la tierra; mas a pesar de esto, aún hay esperanza para Israel. Ahora, pues, hagamos pacto con nuestro Dios, que despediremos a todas las mujeres y los nacidos de ellas, según el consejo de mi señor y de los que temen el mandamiento de nuestro Dios; y hágase conforme a la ley.  Levántate, porque esta es tu obligación, y nosotros estaremos contigo; esfuérzate, y pon mano a la obra (Esdras 10:1-4).  Por la enseñanza de la palabra de Jehová a largo plazo y por la obra del Espíritu de Jehová, la alta sensibilidad al pecado se ha extendido a los demás de la comunidad.  En vez de la resistencia a la palabra, la comunidad acompaña a Esdras en el arrepentimiento.
         Tal vez hoy uno reacciona a la lectura por decir: ¡Pobres mujeres y niños que se quedan abandonados por el afán religioso de un hombre!  Pero esta reacción
no ha considerado bien la situación.  Esdras no le culpa a esa gente por diferencias raciales sino que confiesa que Israel se ha emparentado: Con pueblos que cometen [note el tiempo presente] estas abominaciones (Esdras 9:14).  Las historias de Rahab en Josué 2 y 6:22-25 y de Rut demuestran que los israelitas podían recibir a gente de otros pueblos que se convirtió a Jehová.  Esdras 9 – 10 se trata de mujeres que activamente practican otras religiones y levantan una generación que hará lo mismo.  Se supone que podrían convertirse a Jehová como Rahab o Rut y ser aceptadas por el pueblo judío.  Si no, los varones judíos no tenían motivo por casarse con ellas sabiendo que desobedecieron la ley de Jehová por eso y pusieron a riesgo las futuras generaciones del remanente de Jehová.
         La alta sensibilidad al pecado causada por el estudio de la palabra de Jehová con devoción y compromiso incomoda.  Nos urge a tomar decisiones muy difíciles, a veces totalmente en contra el pensar común y corriente.  Pero hechas en arrepentimiento y en obediencia a la palabra de Jehová, producen el fruto apacible de la justicia (Hebreos 12:11).
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Esdras 7 - 8

17/5/2012

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         Con Esdras 7 empezamos a ver la segunda ola de judíos que vuelven a Israel del exilio, esta vez en 458 a.C.  Son dirigidos por Esdras que: Era escriba diligente en la ley de Moisés, que Jehová Dios de Israel había dado; y le concedió el rey todo lo que pidió, porque la mano de Jehová su Dios estaba sobre Esdras (Esdras 7:6).
         Note la preparación de Esdras por esta obra de Jehová: Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos (Esdras 7:10).
         Esdras había preparado – La formación de Esdras no fue al azar sino con un propósito fijo.  Podemos imaginar horas que parecían innumerables, horas de lectura y estudio de la Sagrada Escritura por años, horas bañadas en oración y ayuno y puntuadas con clamores a Jehová por el discernimiento y la sabiduría en lo que estudiaba.
         Esdras había preparado su corazón – Su preparación consumía todo su ser en devoción a Jehová.  Fue organizada para que todo su intelecto, su voluntad, sus emociones y su alma fueran dirigidos por la pasión de conocer más íntimamente a Jehová.
         Para inquirir la ley de Jehová – Fue un estudio cuidadoso, para examinar con atención todos los detalles de la revelación de Jehová desde Génesis a Deuteronomio.  Examinaba la fundación y los enlaces de la gracia en que dependía su propia relación con Él, y se maravillaba de la gracia con que su pueblo fue establecido como el tesoro especial de Jehová.
         Y para cumplirla – El propósito de esta formación fue mucho más que satisfacer una curiosidad intelectual o prepararse por una carrera académica. 
Antes de enseñar a los demás, su propio corazón tuvo que ser purificado y
moldeado por la palabra de Jehová.  Su pasión y devoción tuvieron que ser dirigidos para manifestarse en obediencia. Tuvo que acostumbrarse al camino del arrepentimiento y la obediencia antes de poder dirigir los pasos de otros en el mismo.
         Y para enseñar en Israel – Con su corazón transformado por la palabra de Jehová, Esdras ahora estaba listo a anunciarla a los demás, a explicársela a los demás para que fueran transformados a la obediencia al Señor también.
         Sus estatutos y decretos – Y Esdras va a enseñar con autoridad.  No sólo enseñará para informar sino como la portavoz de Jehová, para exigir una respuesta de sumisión y obediencia de parte de los oyentes.  La autoridad con que predica va a superar su propia influencia y aún la del rey de Persia para encubrirse con la
autoridad que viene de lo alto, la de Jehová que tronó en el Monte Sinaí a tal punto que el pueblo respondió a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos (Éxodo 20:19).
         Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos (Esdras 7:10). Que el Señor continúe a levantar tales predicadores y maestros de su palabra en nuestra generación, que bien preparados en la palabra, con corazones sumisos y obedientes, enseñen con autoridad para dirigir a nuestro pueblo en arrepentimiento y en obediencia a Jehová.
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Esdras 4 - 6

16/5/2012

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         ¿Puede obrar Jehová aún por medio de las burocracias?  Esdras 4 – 6 nos
demuestra que sí.
         Para gobernar un imperio tan grande y multiétnico, los caldeos y luego los persas desarrollaron una burocracia impresionante.  Su sistema de archivos recopilaba datos de todas las partes del imperio y conservaba ordenadamente los muchos decretos necesarios para gobernar a tanta gente por épocas largas.  Vemos la burocracia persa en acción en Esdras 4 – 6.  Como los judíos y sus vecinos ya no son independientes y no tienen reyes, tienen que mandar sus peticiones a una de las capitales persas lejanas y esperar pacientemente su respuesta.  Se suponían que las autoridades iban a responder en justicia, pero a veces la justicia fue trastornada al pasar por tantas manos administrativas: Sobornaron además contra ellos a los consejeros para frustrar sus propósitos, todo el tiempo de Ciro rey de Persia y hasta el reinado de Darío rey de Persia (Esdras 4:5).
         Pero el poder de Jehová supera toda intención de distorsionar su justicia, aún en las burocracias: Dejad que se haga la obra de esa casa de Dios; que el gobernador de los judíos y sus ancianos reedifiquen esa casa de Dios en su lugar… que de la hacienda del rey, que tiene del tributo del otro lado del río, sean dados puntualmente a esos varones los gastos, para que no cese la obra…  También por mí es dada orden, que cualquiera que altere este decreto, se le arranque un madero de
su casa, y alzado, sea colgado en él, y su casa hecha muladar por esto (Esdras 6:7-8, 9, 11).  Las burocracias pueden servir como instrumentos de la justicia de Jehová, como en este caso cuando sirven para la edificación del nuevo templo.
         En esta lectura salen algunos detalles históricos que dejan confundidos a algunos lectores.  Primero, a primera vista parece muy larga la espera por el permiso de redificar el templo, como Esdras 4:5-7 menciona los reyes persas Ciro, Darío, Asuero y Artajerjes cuyos reinados desde el decreto de 539 a.C. cubren más de 100 años.  Luego Esdras 6:14 menciona que edificaron y terminaron el templo por orden de Ciro, de Darío y de Artajerjes.  Pero terminaron la construcción en el sexto año del rey Darío, en 516 a.C., después de 23 años, no después de 100.  ¿Puede ser que el autor bíblico se equivocó de la cronología y la lista de reyes persas?
         No; no hay confusión de parte del autor bíblico si reconocemos que Esdras 4:6-23 es un paréntesis en la narrativa sobre la construcción del templo. Las acusaciones escritas para Asuero en Esdras 4:6, para Artajerjes en Esdras 4:7-16 y la respuesta de éste en Esdras 4:17-23 no son directamente relacionadas con la construcción del templo. Son ejemplos de las tácticas generales de los enemigos de los judíos para que se quedaran mal vistos por las autoridades persas.  Note en particular que la carta a Artajerjes se trata de la construcción de los muros (Esdras 4:12), no de la reconstrucción del templo.  Aunque fueron escritas mucho más tarde y por otros asuntos, las acusaciones de Esdras 4:6-23 son ejemplos de las tácticas por las cuales los vecinos de los judíos intentaron a estorbar la reconstrucción del templo también.  El paréntesis termina cuando el autor entra en Esdras 4:24 y vuelve a la época de la reconstrucción del templo: Entonces cesó la obra de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y quedó suspendida hasta el año segundo del reinado de Darío rey de Persa.  (F. Charles Fensham, The Books of Ezra and Nehemiah, New International Commentary on the Old Testament; 1982, Eerdmans, pág. 69-70)
         Segundo, la referencia al rey de Asiria en Esdras 6:22 puede causar confusión también.  Asiria dejó de existir como un imperio después de la destrucción de Nínive en 612 a.C. y de Harrán en 610 a.C.; la Pascua en Esdras 6:22 fue celebrada en 516 a.C.  Técnicamente, hacía casi 100 años que no existía ningún rey de Asiria. 
¿Cómo puede decir entonces: Jehová los había alegrado, y había vuelto el corazón del rey de Asiria hacia ellos (Esdras 6:22)?  La razón se encuentra en la costumbre de nuevos emperadores de ligarse a la cadena de emperadores previos para justificar la legitimidad de su nuevo reino.  A pesar del cambio de reinos, un nuevo emperador se presentaba como otro eslabón en una cadena de emperadores pasados famosos y reconocidos.  Así un rey persa como Darío podía presentarse también como rey de Asiria aunque ese imperio dejó de existir, porque gobernaba sobre los mismos lugares geográficos y la misma gente que los reyes asirios, y porque le daba más prestigio (Fensham, The Books of Ezra and Nehemiah, pág. 96; hace referencia a una lista de los reyes de Babilonia reproducida en Ancient Near Eastern Texts, pág. 566, que empieza con un rey asirio, menciona a reyes caldeos, incluye a los reyes persas Ciro, Cambises y Darío, y termina por los reyes seléucidas, los que tomaron autoridad después de la muerte de Alejandro Magno. 
Los reyes son de cuatro imperios distintos, pero vistos como una cadena no quebrantada por su dominio sobre el mismo lugar geográfico).  Entendido así, la frase: Jehová los había alegrado, y había vuelto el corazón del rey de Asiria hacia ellos (Esdras 6:22) no es un error histórico sino una declaración de la fidelidad de Jehová, que cambió el corazón de la misma cadena de autoridad que exilió a su pueblo Israel en 722 a.C. para que ahora fortaleciera a su pueblo que vuelve del exilio a redificar a Jerusalén.  Este título nos permite ver la misericordia de Jehová a través de los siglos; aunque castiga, es misericordioso y nunca abandonará a su pueblo.
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Esdras 1 - Ester 10: La décima unidad de la Biblia

15/5/2012

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         Ahora que Jehová ha castigado a su pueblo por la destrucción de Jerusalén y el exilio en 586 a.C., ¿volverá a tener misericordia de ellos? La décima unidad de la
Biblia – los libros de Esdras, Nehemías y Ester – afirman que sí.
         Estos libros narran la historia de las primeras generaciones del pueblo de Jehová después del exilio.  En el libro de Ester, leemos de su redención aún en tierra extranjera.  En Esdras y Nehemías, vemos su restablecimiento en la tierra prometida.  Vamos a cubrir esta unidad en aproximadamente una semana y media, este año en las lecturas del 15 al 26 de mayo.  Mientras lee, guarde en mente las siguientes observaciones:
         1)  Los eventos principales de la unidad: La redención y la protección del pueblo amenazado de Jehová en tierra extranjera (Ester) y su restablecimiento en la tierra prometida a través de muchas pruebas (Esdras y Nehemías).
         2)  Los atributos de Jehová que resaltan: Su fidelidad, su misericordia en perdonar, su soberanía
         3)  La obra principal de Jehová: Preserva, redime, bendice y restablece a su remanente escogido.
         4)  Los participantes principales: Zorobabel, Esdras, Nehemías, Ester, Mardoqueo y otros de las generaciones del pueblo de Jehová después del exilio.
         5)  La referencia principal a Jesucristo y el evangelio: Les diste pan del cielo en su hambre, y en su sed les sacaste aguas de la peña (Nehemías 9:15; lea también Juan 6:31-35 y 1 Corintios 10:1-4).
         Observaciones clave: En un versículo, el cronista resume varias décadas de historia y nos prepara por la unidad de la Biblia que vamos a leer ahora: Los que escaparon de la espada fueron llevados cautivos a Babilonia [en el año 586 a.C.], y fueron siervos de él y de sus hijos, hasta que vino el reino de los persas [en el año 539 a.C.] (2 Crónicas 36:20). Este último evento refiere a la victoria de los medos y los persas dirigidos por Ciro sobre los caldeos en Babilonia.  Con esta victoria, la autoridad sobre los judíos exiliados pasó al imperio persa.
         Los persas tenían una política muy distinta que los asirios y los caldeos hacia las minorías conquistadas. En vez de mantenerlas en el exilio, los persas promocionaban el restablecimiento de sus ciudades de origen y sus templos.  Esta nueva política benefició al pueblo de Jehová: Mas al primer año de Ciro rey de los persas, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, Jehová despertó el espíritu de Ciro rey de los persas, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito, por todo su reino, diciendo: Así dice Ciro, rey de los persas:
Jehová, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra; y él me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá.  Quien haya entre vosotros de todo su pueblo, sea Jehová su Dios con él, y suba (2 Crónicas 36:22-23; véase también Esdras 1:1-4).
         Igual como la deportación a Babilonia ocurrió en tres etapas (en los años 605, 597 y 586 a.C.), la vuelta del exilio y el restablecimiento de Jerusalén ocurren en tres etapas también.  El primer grupo vuelve poco después del decreto de Ciro en 539 a.C.  Encabezados por el gobernador Zorobabel, concentran en la redificación del templo que por fin dedican en 516 a.C.  Leemos su historia en Esdras 1 – 6 y en los libros de los profetas Ageo y Zacarías.
         Vuelve el segundo grupo más de 50 años después, en 458 a.C.  Encabezados por Esdras, concentran en la confirmación del pueblo en la ley de Moisés.  Leemos su historia en Esdras 7 – 10.
         Vuelve el tercer grupo poco después, en 444 a.C.  Encabezados por Nehemías,
concentran en la edificación de los muros para la protección de la ciudad.  Su historia encontramos en el libro de Nehemías.
         Por eso, cuando lee Esdras y Nehemías, acuérdese de que está leyendo una narrativa histórica que cubre más de 100 años.  No se quede frustrado si los nombres principales de Esdras 1 – 6 no aparecen en Esdras 7 – Nehemías 13.
         En los libros de Esdras y Nehemías vemos que Jehová bendice al remanente de su pueblo que vuelve a redificar a Jerusalén.  Pero, ¿qué le pasará a su pueblo escogido que no vuelve del exilio?  ¿Será abandonado por Jehová?  El libro de Ester nos cuenta que no, sino que Jehová continuará su protección y redención a su pueblo radicado en tierra extranjera.  Aunque lo leemos después de Esdras y Nehemías, históricamente ocurre en el reinado de Jerjes (o Asuero; entre 486 –465 a.C.), es decir, durante los más de 50 años de silencio entre Esdras 6 y 7.  Así que, si queremos entender el hilo cronológico, vemos:
         1) Esdras 1 – 6, Ageo y Zacarías (539 – 516 a.C.)
         2) Ester (probablemente entre 480 – 475 a.C.)
         3) Esdras 7 – 10 (458 –aproximadamente 433 a.C.)
         4) Nehemías (444 –aproximadamente 430 a.C.)
Pero en tanto movimiento histórico y geográfico, el que se mantiene seguro y fiel es Jehová.  Alábelo por su soberanía y su fidelidad a pesar de la distancia y el tiempo mientras lee los libros de Esdras, Nehemías y Ester.
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Hageo

20/8/2011

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         Hageo tiene un ministerio profético breve y bendito de apenas tres meses y medio en el año 520 a.C.  (Si desea entender su trasfondo histórico, acuérdese que Esdras lo mencionó junto con Zacarías en Esdras 4:24 – 5:5.)
         Los judíos que volvieron del exilio en Babilonia para reedificar Jerusalén y el templo se desanimaron por las dificultades de la obra y por buscar sus propios intereses económicos.  Después de 16 años de desánimo, de repente escuchan la voz de Jehová por el profeta Hageo.  Les profetiza por primera vez en todo el capítulo 1, por segunda vez en 2:1-9 y por tercera vez en 2:10-23 con una profecía de dos partes, la primera a los sacerdotes en versículos 10 a 19 y la segunda al gobernador Zorobabel en 20 a 23.  Estas cuatro divisiones nos ayudan a entender mejor el libro.
         Capítulo 1 es un llamado sorprendente al arrepentimiento.  Digo “sorprendente” porque es la primera evidencia que tenemos de que Jehová les habló directamente a los exiliados que volvieron a edificar Jerusalén.  Habían dejado la prosperidad y las oportunidades económicas y sociales de Babilonia, su ciudad natal para la gran mayoría de ellos, para reconstruir la ciudad derrumbada del origen de sus padres y abuelos, un lugar que no conocían sino por las historias suyas y la Sagrada Escritura.  Por 16 años pasan frustraciones y dudas… hasta que les llaman al arrepentimiento Jehová.  Y como vemos al final del capítulo, ¡el pueblo responde!
         Los judíos ponen manos a la obra, y al ver los resultados… se desaniman otra vez.  Pero en la segunda profecía, Jehová los anima por hacerles recordar que lo importante no es el tamaño y la belleza de las piedras sino su Espíritu que decidió reposar entre ellos.
         La tercera profecía suena como una reprensión… hasta que llegamos a las últimas palabras de 2:19: “Mas desde este día os bendeciré.”  Aunque no merecen la bendición, Jehová por su gracia les va a bendecir, y a bendecir en abundancia.
         Y en la última parte, Jehová confirma su pacto con la casa de David.  Acuérdese de lo que Jehová había dicho sobre el rey Joaquín / Jeconías en Jeremías 22:24-30.  Ahora en Hageo 2:23 Jehová utiliza el mismo símbolo para confirmar su pacto con los descendientes de David.  Y aunque pasarán muchas generaciones antes de ver el cumplimiento completo de esta profecía, usted se puede adelantar a Mateo 1:12-17 para verlo.
         Así que en Hageo vemos la confirmación de la gracia de Jehová a una nueva generación de su pueblo, a una generación apretada, desconectada y desanimada pero una que responde en arrepentimiento por fe.
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    Autor

    Rev. Ken Kytle, pastor de la Iglesia bautista La fe en Cristo cerca de Atlanta, Georgia, EEUU.

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