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Apocalipsis (introducción al libro, segunda parte)

26/11/2011

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         Además de las observaciones compartidas en la primera entrada del blog para Apocalipsis, hay varias otras características del libro que deseamos tener en mente mientras lo leemos:
         1)      Muy pronto va a notar que hay muchísimas referencias, símbolos y ecos del Antiguo Testamento por todo el libro.  Un versículo de Apocalipsis puede tener aún cuatro, cinco o más referencias a versículos distintos de profecías anteriores.  Este número parece multiplicarse cuando se trata de todo un capítulo de Apocalipsis.  Primero que todo, como vimos en Hebreos, mientras mejor conocemos el Antiguo Testamento (y especialmente los profetas), mejor vamos a entender Apocalipsis.
         Pero segundo, note que Juan no simplemente transfiere símbolos del Antiguo al Nuevo Testamento; no simplemente cita un versículo del Antiguo y señala cómo es cumplido ahora en el Nuevo.  Los cambia, los transforma y los junta en combinaciones nuevas.  Utiliza los antiguos símbolos y referencias para expresar nuevas realidades.
         Por ejemplo, lea Zacarías 12:10-14 que incluye la profecía: Y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito (Zacarías 12:10).  Note que el trasfondo de estos versículos es judío: Derramaré sobre la casa de David… habrá gran llanto en Jerusalén… (Zacarías 12:10-11).  Aunque dice: La tierra lamentará, cada linaje aparte (Zacarías 12:12), por los versículos que siguen se da cuenta de que refiere a la tierra de Israel y los linajes israelitas, no a toda la tierra ni todos los linajes: Los descendientes de la casa de David por sí… los descendientes de la casa de Natán por sí… los descendientes de la casa de Leví por sí… (Zacarías 12:12-14).
         Ahora siga adelante a Juan 19:33-37.  Aquí vemos el cumplimiento de la profecía Zacarías en la muerte de Jesucristo en la cruz: Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas.  Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua (Juan 19:33-34).  Es tan impresionante que el apóstol lo subraya como testigo ocular: Y el que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis (Juan 19:35).  ¿Por qué quiere insistir en la verdad de su testimonio?  No simplemente por el hecho físico de que Jesucristo estaba muerto sino por el significado espiritual también, que se cumplieron dos profecías del Antiguo Testamento delante de sus ojos: Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliese la Escritura: No será quebrado hueso suyo [una referencia a Éxodo 12:46, entre otros versículos].  Y también otra Escritura dice: Mirarán al que traspasaron (Juan 19:33-37).
         Entonces, tenemos una profecía de Zacarías 12:10 cumplida en la muerte de Jesucristo en Juan 19:33-37 dentro de su trasfondo judío en Jerusalén.  Pero adelántese ahora a Apocalipsis 1:7, una referencia a la segunda venida de Jesucristo con esta profecía en mente: He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él (Apocalipsis 1:7).  Note que el trasfondo judío se ha ampliado grandemente: ahora será visto por todo ojo, y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él.  ¿Quién le dio permiso a Juan a ampliar el trasfondo de la profecía así?  El Espíritu Santo, para describir una nueva realidad, que el Cristo traspasado vive para siempre en un cuerpo resucitado y transformado y que va a volver.
         Por eso, note bien que esta ampliación de referencias proféticas ocurre constantemente por todo el libro de Apocalipsis (y en muchas otras partes del Nuevo Testamento también).  Juan no simplemente dice: “En el Antiguo Testamento, Dios dijo que X iba a pasar; mira cómo X pasó / cómo X va a pasar.”  No se contenta con un cumplimiento letra por letra, detalle por detalle de la profecía.  En cambio, dice: “X2YZ va a pasar.”  Expande X y la transforma por juntarla con otras profecías más en una nueva situación.  Si esperamos de la profecía un cumplimiento encerrado, letra por letra y detalle por detalle, vamos a encontrar muchas dificultades con el libro de Apocalipsis (y otras partes del Nuevo Testamento que se tratan de la profecía).  En cambio, los apóstoles entendían la profecía de una forma dinámica.  Por eso, al leer Apocalipsis, entendemos que el Espíritu Santo por los apóstoles amplió y transformó profecías para revelar nuevas verdades teológicas en Jesucristo.  No nos exasperamos por buscar un cumplimiento detalle por detalle de las profecías del Antiguo Testamento sino que nos maravillamos por el nuevo pacto en Cristo Jesús que exige un vocabulario y simbolismo más amplio sin desechar las profecías anteriores.  De esta forma queremos evitar la confusión y la rotura que a veces pasa cuando se pone vino nuevo en odres viejos (Mateo 9:17).

         2)     Note también la fluidez de los símbolos en Apocalipsis.  Mire un ejemplo destacado de Apocalipsis 5: Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno  de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.  Y uno de los ancianos me dijo: No llores.  He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos (Apocalipsis 5:4-5).
         Ahora, si el anciano dice: “He aquí” (que es una invitación a mirar), y luego: “Que el León de la tribu de Judá… ha vencido”…  ¿Qué se espera ver?  Claro, ¡un León!  Pero, ¿qué aparece en el próximo versículo?  Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado (Apocalipsis 5:6).  El anciano dijo: León; aparece: Cordero.  Pero las dificultades sólo han empezado, porque este Cordero es como ninguno que hemos visto; tiene siete cuernos y siete ojos, y toma el libro de la mano derecha del que está sentado en el trono (Apocalipsis 5:6-7)…  ¿Alguna vez ha visto usted un cordero tomar un libro de la mano derecha de alguien para abrirlo?
         Como vemos por este ejemplo, a Juan no le importa la lógica visual en su uso de símbolos.  Su prioridad es la comunicación de verdades teológicas aunque los símbolos mismos en su sentido superficial no se combinen y aún se contradigan.  Por eso refiere a Jesucristo a la vez como el León de la tribu de Judá (una referencia a la bendición y profecía de Jacob a Judá en Génesis 49:8-10), la raíz de David (una referencia a Isaías 11:1, 10, pero al revés, para representar a Cristo como la raíz espiritual de David en vez de David (o Isaí) como la raíz genealógica de Jesucristo), un Cordero como inmolado que a la vez ha vencido (una referencia al cordero de la pascua en Éxodo 12 y la profecía de Isaías 53:7-8), con siete cuernos que representan la plenitud de su poder (Deuteronomio 33:17; Salmo 89:17), con siete ojos (que refiere a la piedra de siete ojos grabada por Jehová en Zacarías 3:9, ligada con el quitar el pecado de la tierra en un día, y también los siete ojos de Jehová (su Espíritu) que recorren toda la tierra en Zacarías 4:10), que como un ser humano (o Hijo de hombre) se acerca al que está sentado en el trono y toma el libro (Daniel 7:9-13).
         Fíjese que en vez de hablar de Jesucristo simplemente por una lista de títulos, y en vez de describir su victoria por la cruz sistemáticamente como hacen varias cartas del Nuevo Testamento, Juan lo describe por una combinación llamativa e inolvidable de símbolos ricos ligados con las profecías del Antiguo Testamento.  Me pregunto si los creyentes perseguidos, encarcelados, torturados y sin acceso a las Sagradas Escrituras, podían llamar a la mente más fácilmente los símbolos llamativos de Apocalipsis para encontrar aliento y acordarse del que venció por su muerte y su resurrección.  Mientras leemos hoy, queremos fortalecernos por los mismos símbolos, acordándonos que más le importaba a Juan la comunicación teológica que la lógica visual de los símbolos.

         3)     Si entendemos que en Apocalipsis la comunicación teológica importa más que la lógica visual de los símbolos, no nos va a sorprender que Juan tampoco ponga como prioridad el orden cronológico.  Un ángel anuncia: Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad (Apocalipsis 14:8), pero su caída no ocurre hasta la séptima copa al final de capítulo 16… pero inmediatamente después en capítulo 17 representa la gran Babilonia viva otra vez, ahora como una ramera ebria… y otro ángel anuncia: Ha caído, ha caído la gran Babilonia (Apocalipsis 18:2), y los reyes y los mercaderes lamentan su caída… pero un ángel poderoso luego habla de su caída como un evento futuro: Y un ángel poderoso tomó una piedra, como una gran piedra de molino, y la arrojó en el mar, diciendo: Con el mismo ímpetu será derribada Babilonia, la gran ciudad, y nunca más será hallada (Apocalipsis 18:21).  ¿Cuándo ocurrió su caída, entonces?  ¿En qué orden ocurren todos esos anuncios y visiones?  Un lector moderno puede imaginar que Juan nos dejó un rompecabezas en vez de un libro entendible, y puede pasar mucho tiempo intentando a poner todos estos anuncios y eventos en una cronología linear… o puede darse cuenta de que a Juan no le interesó la cronología linear de los eventos tanto como su importancia profética comunicada por muchas perspectivas diferentes.  La caída de Babilonia es segura, y Juan va a representar este suceso desde la perspectiva celestial, terrenal y de varias personas en la tierra, sin importarle tanto cuándo se ocurren cronológicamente.  Desea que los lectores se queden convencidos de la seguridad del juicio de Dios sobre ella más que delinear todos los sucesos que llegan a su cumplimiento.

         4)     El libro de Apocalipsis es famoso también por el simbolismo de sus números.  Tienen una referencia segura (Juan escribe siete cartas a siete iglesias, por ejemplo), pero en muchos casos tienen un significado más allá de su referencia numérica (piense otra vez en los siete ojos del Cordero inmolado de Apocalipsis 5:6).  Se surge una dificultad en la lectura cuando no sabemos hasta qué punto se debe poner como prioridad la referencia numérica (siete iglesias) y hasta qué punto se debe enfatizar la referencia simbólica (siete ojos).  Un ejemplo destacado de esta dificultad es Apocalipsis 7:4-8 cuando los 144,000 son sellados.  Por un lado, algunos ponen prioridad en las 144,000 personas de las tribus indicadas, sin faltar ni añadir una.  Se preocupan por la identificación de ese número de personas y levantan teorías sobre su presencia en el pasado, hoy o en el futuro.  Por otro lado, otros enfatizan el simbolismo del número: el número completo (12) por el número completo (12) por el número para abundancia (1000) son 144,000 que significa que Dios va a sellar y preservar completamente a todos los suyos, sin faltar uno, si es el número exacto que vemos en 7:4-8 o la multitud que nadie podía contar en 7:9.
         Por eso, cuando leemos los números en Apocalipsis, todos vamos a tender hacia una referencia más numérica o más simbólica según nuestra preferencia, pero queremos hacerlo con respeto a las opiniones de los demás.  Hay algunas cosas de que la Biblia habla claramente, como el evangelio de la salvación por fe en Jesucristo.  Hay otras cosas que no son tan claras, como el uso de los números en algunas partes de Apocalipsis.  Queremos mantenernos firmes en lo que la Biblia explica claramente y a la vez no endurecernos y entrar en peleas sobre opiniones de referencias inciertas.

         5)     El tema que se destaca por todo Apocalipsis es el mismo que se destaca por toda la Biblia: la justicia de Dios y su salvación por Jesucristo.  En Apocalipsis, Juan pone más prioridad en la comunicación de la justicia y la salvación de Dios que en el seguir nuestras expectativas como lectores.
         Por ejemplo, el Cordero rompe los sellos del libro… pero nadie lo lee.  Se supone que en algún momento alguien va a leer en voz alta lo que dice este documento tan llamativo, pero cumplida la función de la justicia de Dios al romper los sellos, el libro no aparece nunca más.  También, hay mucha preparación para la batalla contra la bestia, los reyes de la tierra y sus ejércitos, pero cuando llegamos a Apocalipsis 19, no vemos ninguna narrativa extendida de la batalla; está resumida en solo dos versículos (Apocalipsis 19:20-21).  Si fuera dirigida por Hollywood, sería una larga y extendida batalla retratada golpe por golpe y por cada avance pirotécnico que existe.  Pero la prioridad de Juan no es cumplir las expectativas narrativas de sus lectores modernos sino exaltar la soberanía, la justicia y la misericordia salvadora del Padre, de Jesucristo y del Espíritu Santo; pone mucha más atención al cumplimiento de la justicia de Dios en la bestia, el falso profeta y el dragón (Apocalipsis 19:19 – 20:3).

         Si nos acordamos de las prioridades del apóstol Juan en comunicar la soberanía y la justicia de Dios y su salvación por Jesucristo, podemos poner en prioridad nuestra tarea interpretativa como lectores.  Al leer Apocalipsis, no vamos a afligirnos demasiado por intentar a llegar a una línea cronológica estricta sobre los eventos del libro y su integración con otros eventos proféticos mencionados en la Biblia.  No vamos a insistir en un cumplimiento encerrado y detallado de las profecías del Antiguo Testamento sin considerar la posibilidad de que Juan las ha transformado y ampliado y en camino, les ha dado un nuevo significado.  Vamos a manejar con cautela la interpretación de los números.  Vamos a darnos cuenta también de que la estrategia narrativa de Juan es muy diferente que la nuestra en el siglo 21.  Sobre todo vamos a acordarnos que la prioridad de Juan es darnos una visión llamativa y alentadora de la soberanía, la justicia y la misericordia de Dios por Jesucristo a pesar de la tribulación larga y diabólica.
         Vuelva a ver los siete puntos básicos sobre Apocalipsis en la entrada anterior del blog.  Considere también la observación principal aquí en esta entrada: a Juan le interesa sobre todo comunicarnos la victoria segura de Jesucristo en su muerte, su resurrección y su segunda venida.  Por eso transforma y amplía referencias proféticas del Antiguo Testamento, rompe las reglas de la lógica visual en los símbolos, ve los eventos por una vista profética de muchas perspectivas diferentes en vez de una cronología linear, utiliza los números simbólicamente en muchas ocasiones y muchas veces no cumple nuestras expectativas narrativas como lectores modernos.  Si guardamos en mente estas observaciones, creo que estamos listos para crecer en obediencia y en adoración por nuestra lectura del libro de Apocalipsis.
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Apocalipsis (introducción al libro)

22/11/2011

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         No nos debe sorprender que haya muchas interpretaciones diferentes del libro de Apocalipsis.  Sus visiones llamativas y símbolos extraños hacen que eruditos cristianos, hermanos de mucha inteligencia y sabiduría, se encuentran en campos distintos cuando se trata de la interpretación de este libro.
         Pero no quiere decir que es un libro no entendible.  Al contrario: el apóstol Juan no escribió Apocalipsis sólo para gente con credenciales académicos impresionantes sino para gente común y corriente, gente sin educación formal en muchos casos.   Así que creo firmemente que cualquier lector cristiano puede leer el libro de Apocalipsis, entender su mensaje principal y recibir provecho y crecimiento espiritual por las muchas lecciones que presenta.
         Por eso, antes de tratar del libro mismo, deseo presentar un factor fundamental que, en mi opinión, determina si su lectura del libro de Apocalipsis va a ser para bendición o para confusión: Si leemos Apocalipsis como si Juan lo hubiera escrito principalmente para los lectores de nuestro siglo… es decir, si entendemos que Juan escribió los primeros tres o cinco capítulos de Apocalipsis para la gente de su época, pero que luego escribió capítulos 6 en adelante principalmente para nosotros que milenios después íbamos a estar presentes en la generación de la segunda venida de Jesucristo, creo que vamos a equivocarnos grandemente en nuestra interpretación del libro.
         Para decirlo de otra forma, si leemos Apocalipsis como si fuera escrito primero que todo para interpretar las noticias internacionales del siglo 21 (¿qué papel tendrá Rusia / China / Europa / quien sea en los tiempos finales?  ¿Cómo interpretamos los eventos de hoy del Medio Oriente?  ¿De dónde viene el anticristo, y quiénes son los candidatos principales en el escenario internacional hoy?), creo que estamos a gran distancia de lo que el Espíritu intentó a comunicarnos por el libro.
         En cambio, si entendemos que Juan escribió no sólo los primeros 5 capítulos sino todo el libro para los creyentes de su generación y aún más específicamente, para las siete iglesias que nombra al principio de la carta, creo que estamos en buen camino para entender su mensaje ambos para ellos y para nosotros en nuestra generación.
         De hecho, ¿no es ésta la forma en que hemos leído toda la Biblia?  Desde Génesis en adelante, enfocamos en lo que dice el texto e intentamos a entenderlo primero según lo que habrían entendido los lectores de su época.  Luego, llegamos a observaciones para nosotros en nuestra época con la revelación completa del Nuevo Testamento.  Según mi manera de ver, no tiene sentido leer la Biblia de una forma por toda la carrera larga de un año para luego, en los últimos pasos, abandonarla para una forma muy insegura que pone en primer lugar los eventos modernos como si Juan fuera un periodista muy imaginativo del siglo 21.
         Dicho esto, vamos al libro mismo.  Encontramos al autor inspirado, Juan, en la isla de Patmos en Apocalipsis 1:9.  No está de vacaciones en una bella isla griega; Patmos en ese entonces era una colonia / cárcel donde el emperador romano mandaba a los criminales del estado para trabajar duro en las minas.  Por eso Juan, ya un hombre de edad, pudo hacer referencia a su exilio y encarcelamiento y decir: Yo Juan, vuestro hermano, y coparticipe vuestro en la tribulación (Apocalipsis 1:9).  La palabra “tribulación” va a ser muy importante en este libro.  La encontramos una y otra y otra vez para describir el sufrimiento y la persecución que van a padecer los creyentes.  Note bien: los creyentes sufren tribulación.  Otra palabra distinta es “ira” en referencia a la ira de Dios.  Los incrédulos van a sufrir la ira de Dios.  Los creyentes no sufren en ningún momento la ira de Dios, pero sí, sufren mucha tribulación.  Y el primer ejemplo es el apóstol mismo que escribió el libro.
         Pero Juan no es solamente coparticipe en la tribulación sino: en el reino y en la paciencia de Jesucristo (Apocalipsis 1:9).  “En el reino” – su exilio y castigo por el imperio romano no lo define; es ciudadano del reino de los cielos, específicamente del reino de Jesucristo.  Aun la vergüenza del encarcelamiento no puede quitarle los honores y las bendiciones que son suyos por su nuevo nacimiento en el reino de Jesucristo.  Es parte de un reino que supera aún el de Roma.  “Y en la paciencia” – igual como todos los creyentes esperan la segunda venida de Jesucristo, Juan también.  Aun cuando el tiempo de espera incluye tribulaciones, espera pacientemente la venida segura de su Señor.
         Juan escribe cartas y el libro entero a siete iglesias nombradas en capítulos 2 y 3.  No son iglesias simbólicas que representan edades diferentes ni nada de ese estilo; son iglesias verdaderas, iguales como las a quienes Pablo escribió en Roma, Corinto, Galacia, etc.  Están en orden geográfico según el camino del correo de la época.  Juan las escribe una por una, y quiere que cada una se entere de las cartas a las demás; por eso termina las cartas con: El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias [plural] (Apocalipsis 2:7, 11, 17, 29; 3:6, 13, 22).  Felicita a las iglesias por lo que hacen bien y las reprende por lo que no.  Encuentra algo de reprender en cinco de las siete, en una no encuentra nada digno de alabanza, y a todas las siete les anima a perseverar en lo bueno hasta vencer.  Estas siete cartas retratan una situación preocupante: la mayoría no están preparadas por la tribulación que está a punto de estallar encima.  Por eso Jesucristo mismo por su apóstol les manda que se arrepientan, les urge a perseverar, les promete bendiciones al que vence y les revela en visiones y símbolos emocionantes e inolvidables lo que les va a suceder, ambos en tribulación y en su victoria final.
         Por eso podemos leer Apocalipsis 12:10-12 como un pasaje clave para entender todo el libro: Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.  Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.  Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos.  ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar!  Porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo (Apocalipsis 12:10-12).
         Note estas observaciones de Apocalipsis 12:10-12 que son importantes para entender todo el libro:
         1)      Jesucristo ganó la victoria sobre Satanás por su muerte en la cruz.  Así vemos en las primeras palabras de celebración: Ahora ha venido la salvación (o rescate), el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo (Apocalipsis 12:10).  Y esta victoria tiene enlace con la sangre del Cordero, Jesucristo, por su muerte en la cruz (Apocalipsis 12:11).
         2)     Los creyentes compartimos esta victoria con Jesucristo por medio de la sangre del Cordero (Apocalipsis 12:11).  Somos perdonados y justificados delante de Dios por la fe en la sangre de Jesucristo, tal como leímos en Romanos 3:25 y en tantas otras partes del Nuevo Testamento.  Nuestro acusador ya no puede acusarnos delante de Dios día y noche; ni tiene lugar en los cielos ahora (Apocalipsis 12:10).
         3)     Nuestra victoria no es simplemente pasiva; entramos en ataque también: Ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos (Apocalipsis 12:11).  Es decir, la fe en la sangre de Jesucristo nos ha dado la victoria sobre nuestro acusador, pero también proclamamos esta victoria por anunciar el evangelio / las buenas noticias sobre Jesucristo, dando testimonio por la palabra y por nuestra forma de vivir de acuerdo con el evangelio del poder de Jesucristo para salvar.
         4)     El vivir y proclamar esta victoria nos puede costar la vida terrenal: Menospreciaron sus vidas hasta la muerte (Apocalipsis 12:11).  Pero la victoria por la sangre de Cristo Jesús y su proclamación es de aún más valor que nuestras propias vidas porque nos damos cuenta de acuerdo con el apóstol Pablo: Nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas (Filipenses 3:20-21).  Jesús es el Señor, y así hablamos y vivimos a pesar de cualquier amenaza.
         5)     La victoria de Jesucristo por la cruz es motivo de gran celebración, y Él es digno de adoración: Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos (Apocalipsis 12:12).  Algunos de los momentos más impresionantes del libro de Apocalipsis son las escenas de adoración en el cielo donde el Cordero ocupa el lugar central junto con nuestro Padre celestial, como en Apocalipsis 5:13.  Juan los retrata para despertar en nosotros la adoración igual como las huestes celestiales adoran al Cordero y al que está sentado en el trono.
         6)     La derrota de Satanás despierta una tribulación horrible para los creyentes: ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! (Apocalipsis 12:12)  Los creyentes no vamos a sufrir la ira de Dios, pero sí la ira de Satanás: Porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira (Apocalipsis 12:12).  ¡Ahora podemos entender la urgencia con que Jesucristo comunica a las siete iglesias que se arrepientan y perseveren!  Pronto van a entrar en tribulación, y necesitan una fe y esperanza firmes para poder vencer a su enemigo.
         7)     Aún este ataque diabólico está bajo la soberanía y el control completo de nuestro Dios: Sabiendo [el diablo] que tiene poco tiempo (Apocalipsis 12:12).  Esta tribulación horrible tiene límite.  Igual como leímos en el libro de Job, Satanás sólo puede hacer daño hasta el punto que Dios le da permiso, que en este caso también es “poco tiempo”.  Y Dios permite la tribulación por la madurez nuestra y por su gloria, como nos dice el apóstol Pedro: En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo (1 Pedro 1:6-7).
         Así que si nos acordamos de la tribulación que sufre Juan en Apocalipsis 1:9, de la condición espiritual de las siete iglesias a que escribió Juan en capítulos 2 y 3, si estamos de acuerdo de que no sólo las cartas sino todo el libro fue escrito primero que todo para estas siete iglesias y luego para nosotros también, si entendemos en la descripción de Apocalipsis 12:10-12 siete puntos básicos para ayudarnos a comprender el libro, creo que tenemos una buena fundación, no sólo para entender el libro de Apocalipsis sino para ser fortalecidos en nuestra fe y esperanza en Cristo Jesús también.
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    Rev. Ken Kytle, pastor de la Iglesia bautista La fe en Cristo cerca de Atlanta, Georgia, EEUU.

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