El profeta Nahum anuncia en lenguaje casi cinematográfico que el día de la venganza de Jehová contra Asiria y su capital ha llegado.
Profecía sobre Nínive. Libro de la visión de Nahum de Elcos (Nahum 1:1).
Generaciones después de la misericordia extendida a Nínive por su arrepentimiento a la predicación de Jonás, un consejero perverso blasfema a
Jehová (Nahum 1:9-11), posiblemente una referencia al famoso desafío del
Rabsaces o su carta presentada delante de Jehová por el rey Ezequías (2 Reyes
18:19 – 19:7, 9-19; 2 Crónicas 32:9-19; Isaías 36:4 – 37:7). En esa ocasión Jehová devastó al ejército asirio, pero esta vez viene directamente contra la capital asiria en gran poder para juzgar sus injusticias. La profecía pausa un momento breve para acordarnos: Jehová es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían (Nahum 1:7), para destacar el celo de su juicio: Mas con inundación impetuosa consumirá a sus adversarios, y tinieblas perseguirán a sus enemigos (Nahum 1:8). Y a la vez que avanza para juzgar a Nínive, da consuelo a su pueblo escogido: Así ha dicho Jehová: Aunque reposo tengan [los asirios], y sean
tantos, aun así serán talados, y él pasará. Bastante te he afligido [a ti, Judá]; no te afligiré ya más. Porque ahora quebraré su yugo de sobre ti, y romperé tus coyundas (Nahum 1:12-13).
Un judío solitario se atreve a anunciar confiadamente la destrucción completa de una gran nación, la más grande y rica de su época: Acerca de ti mandará Jehová, que no quede ni memoria de tu nombre; de la casa de tu dios destruiré escultura y estatua de fundición; allí pondré tu sepulcro, porque fuiste vil (Nahum 1:14). Y a la vez profetiza el gran gozo que habrá en la tierra prometida por las noticias de su destrucción: He aquí sobre los montes los pies del que trae buenas nuevas, del que anuncia la paz. Celebra, oh Judá, tus fiestas, cumple tus votos; porque nunca más volverá a pasar por ti el malvado; pereció del todo (Nahum 1:15).
Sin cámara de video ni internet, el profeta Nahum retrata la destrucción de Nínive en capítulos 2 y 3 como si estuviera presente en toda su luz y sonido. Repite los gritos de preparación por la defensa cuando los enemigos de Nínive se levantan contra la ciudad (Nahum 2:1; 3:14). Ve el apuro de los preparativos: Los carros se precipitarán a las plazas, con estruendo rodarán por las calles; su aspecto será como antorchas encendidas, correrán como relámpagos (Nahum 2:4). Ve el susto y el pánico en las caras mientras el ardor de la ira de Jehová se derrama sobre la ciudad pecaminosa (Nahum 2:7, 10). Describe el saqueo de las riquezas innumerables que había acumulado la ciudad en la larga historia de su opresión e injusticia (Nahum 2:9). Describe la vergüenza de su caída (Nahum 2:11-13; 3:5-6, 11). Declara la justicia de su destrucción – vuelve a contar las crueldades que las tropas asirias cometieron al destruir la ciudad de Tebas en Egipto, protegido por el río Nilo (Nahum 3:8-10); ahora les va a pasar lo mismo: Tú también serás embriagada, y serás encerrada; tú también buscarás refugio a causa del enemigo (Nahum 3:11).
Sobre todo, para los moradores de Jerusalén que no van a ver la destrucción de su enemigo, para las tropas judías que no van a participar en el ataque final,
Nahum les anuncia que Jehová en su justicia ha dirigido todo: Heme aquí contra
ti, dice Jehová de los ejércitos. Encenderé y reduciré a humo tus carros, y espada devorará tus leoncillos; y cortaré de la tierra tu robo, y nunca más se oirá la voz de tus mensajeros (Nahum 2:13; véase también 3:5). Y al final de esta “película profética”, los numerosos videntes y oyentes oprimidos por Asiria por décadas largas van a aplaudir la destrucción de su enemigo por el ardor de la ira justa de Jehová: Todos los que oigan tu fama batirán las manos sobre ti, porque ¿sobre quién no pasó continuamente tu maldad? (Nahum 3:19) La victoriosa justicia de Jehová será celebrada por todo su pueblo oprimido.