Acuérdese de la organización de los israelitas hasta Números 10: eran organizados por tribus alrededor del tabernáculo, en tiendas y preparados para el movimiento. El tabernáculo estableció no sólo su centro espiritual sino su centro geográfico también. No importaba si estaban en el terreno de Sinaí, de Horma o de los campos de Moab; todas tribus tenían su lugar indicado en relación con el tabernáculo. Números 33 puso fin a esa época. Desde ese momento, las tribus van a centrarse por la tierra prometida misma. El tabernáculo va a continuar como su centro espiritual, pero su centro geográfico se ha transferido al espacio designado en Números 34:1-15.
Por eso es tan esencial que los israelitas entiendan lo siguiente:
1. La tierra es dada por Jehová: Yo os la he dado para que sea vuestra propiedad (Números 33:53). Igual como temían y guardaban la santidad de Jehová en el tabernáculo en el desierto, van a temer y guardar su santidad en la tierra.
2. Por eso, hay que quitar toda inmundicia de la tierra: Echaréis de delante de vosotros a todos los moradores del país, y destruiréis todos sus ídolos de piedra, y todas sus imágenes de fundición, y destruiréis todos sus lugares altos; y echaréis a los moradores de la tierra, y habitaréis en ella (Números 33:52-53).
3. Habrá consecuencias graves si no temen la santidad de Jehová en la tierra: Y si no echaréis a los moradores del país de delante de vosotros, sucederá que los que dejareis de ellos serán por aguijones en vuestros ojos y por espinas en vuestros costados, y os afligirán sobre la tierra en que vosotros habitareis. Además, haré a vosotros como yo pensé hacerles a ellos (Números 33:55-56).
4. Jehová les pone las fronteras de la tierra prometida; no serán determinadas sólo por su capacidad de conquistarla o no: Esta será vuestra tierra por sus límites alrededor (Números 34:12).
5. Jehová va a determinar la morada de las tribus en la tierra: Mandó Moisés a los hijos de Israel, diciendo: Esta es la tierra que se os repartirá en heredades por sorteo, que mandó Jehová que diese a las nueve tribus, y a la media tribu (Números 34:13).
6. Jehová aún va a escoger a los líderes que recibirán la repartición de tierras (Números 34:16-29).
7. Aún la lista de las tribus en Números 34:16-29 refleja esta nueva realidad. No está en el orden de ninguna otra lista de las tribus que hemos visto hasta este punto, pero sí caen generalmente en el orden de su ubicación futura en la tierra prometida, del sur al norte (si se cambian los lugares de Manasés y Efraín).
Note también que los levitas no sólo van a morar cerca al tabernáculo como antes sino que según Números 35:1-8, serán esparcidos por toda la tierra prometida. Igual como guardaban la santidad del tabernáculo, ahora van a guardar la santidad de la tierra. Por eso habla de las ciudades de refugio junto con las ciudades de los levitas – son instrucciones para guardar la santidad de la tierra: No contaminaréis, pues, la tierra donde habitáis, en medio de la cual yo habito; porque yo Jehová habito en medio de los hijos de Israel (Números 35:34). La santidad de Jehová no sólo se asocia con el tabernáculo y el pueblo sino con la tierra misma donde los israelitas van a morar.
Por la integridad de las tribus en la tierra, les urge resolver el problema posible de la heredad de las hijas de Zelofehad. Cuando anduvieron en el desierto, una familia de la tribu de Rubén no pudo mover su tienda para acompañar a las familias de Neftalí; una de Efraín no pudo desasociarse con su tribu para ponerse en frente con los de Judá. Todos tenían que establecerse geográficamente según su tribu y someterse a las autoridades que les correspondían para su protección. Pero si una mujer recibe una heredad y se casa con alguien de otra tribu, su heredad pasaría a él… y pertenecería a la tribu del esposo. En vez de una integridad geográfica por tribu, en unas generaciones toda la tierra sería un rompecabezas de alianzas a tribus diferentes, una pesadilla administrativa que cambiaría y se empeoraría con cada generación. Por eso manda que la mujer que recibe una heredad se case con alguien de su tribu, y: Como Jehová mandó a Moisés, así hicieron las hijas de Zelofehad (Números 36:10).
Así que al cerrar el libro de Números con la lectura de hoy, abrimos un nuevo capítulo en nuestro entendimiento del pueblo de Israel y su espacio sagrado que sirve de fundación por el resto de nuestras lecturas del Antiguo Testamento.