En 1 Crónicas 21 – 22 vimos que este lugar, la era de Ornán jebuseo, iba a ser el lugar donde la ira justa de Jehová sería propiciada y donde Jehová escucharía la oración de su pueblo igual como la escuchó de David por la preservación de Jerusalén. Todo lo que leemos en estos capítulos confirma estas dos funciones
esenciales del templo. Como Jehová le dijo a Salomón cuando le apareció: Yo he oído tu oración, y he elegido para mí este lugar por casa de sacrificio (2 Crónicas
7:12).
También, como vimos en la consagración del tabernáculo, el templo será el lugar donde mora la Presencia de Jehová de una forma especial: Ahora estarán abiertos mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar; porque ahora he elegido y santificado esta casa, para que esté en ella mi nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre (2 Crónicas 7:15-16).
Por estos tres factores: 1) el ser el lugar por la propiciación de la ira justa de Jehová por los pecados, 2) el lugar donde Jehová escucha con misericordia la oración y 3) el lugar donde mora la Presencia de Jehová, Jerusalén y su templo serán únicos en la historia y la espiritualidad israelita. Marcarán profundamente
nuestra lectura de los libros históricos, los salmos y los profetas del Antiguo
Testamento y todo el Nuevo Testamento también.