dominio glorioso, atento a las necesidades del remanente que ha preservado por
gracia.
Protege a su profeta Elías de la amenaza del arresto por Ocozías. Recibe a
Elías, y manifiesta su poder por medio de Eliseo. Sana las aguas de una ciudad.
Preserva a los reyes de Israel, Judá y Moab por darles agua en el desierto y victoria sobre los edomitas. Provee abundantemente por una viuda. Bendice a la sunamita con un hijo y lo resucita de la muerte. Quita el veneno de un potaje para los profetas y los sacia cuando hay poca comida. Una y otra vez Jehová demuestra su
provisión y su protección cariñosas a su remanente.
Por otro lado, se manifiesta su juicio también. Elías tiene una pregunta para juzgar al rey Ocozías: ¿No hay Dios en Israel, que vais a consultar a
Baal-zebub dios de Ecrón? (2 Reyes 1:3) Por lo menos Jeroboam en toda su idolatría todavía buscó al profeta de Jehová cuando le mandó a su esposa que consultara por la vida de su hijo (1 Reyes 14:1-3); Ocozías prefiere escuchar de un dios pagano y por eso, morirá (2 Reyes 1:16). Un grupo grande de jóvenes sale del centro de idolatría Bet-el para amenazar, menospreciar y burlarse del profeta de Jehová. De
acuerdo con la maldición de Levítico 26:22 (Enviaré también contra vosotros
bestias fieras que os arrebaten vuestros hijos), 42 de ellos son despedazados (2
Reyes 2:24). Aunque los enemigos de Jehová tengan poder terrenal y superioridad de números, no aguantarán el ardor de su ira.
Por todas estas historias nos enfrentan las mismas preguntas: ¿nos
identificamos con Jehová aún en tiempos de escasez, de debilidad, de amenaza y
de tribulación? ¿O somos llevados por el modo de pensar de la mayoría y de los poderosos en la tierra? ¿Mantenemos nuestra devoción a Jehová cuando no está de moda? Elías, Eliseo y el remanente de 2 Reyes experimentaron que Jehová es
suficiente y digno de alabanza especialmente en medio de esas situaciones.