Es en referencia al amor que les repite la instrucción en capítulo 4: Porque ya sabéis qué instrucciones os dimos por el Señor Jesús; pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación (1 Tesalonicenses 4:2-3). En otras palabras, Pablo nos pregunta: ¿Desea saber la voluntad de Dios por su vida? Es fácil discernirla. Dios desea que maneje su cuerpo de forma santa; la voluntad de Dios por usted es que evite el pecado sexual.
Pablo repite esta lección para los tesalonicenses porque el pecado sexual le roba de uno la capacidad de demostrar el verdadero amor cristiano. El adulterio, la fornicación y la pornografía son excitantes y dan mucho placer, pero son representaciones falsas del verdadero amor que ofrece Dios por Jesucristo, el amor representado por el matrimonio de un hombre y una mujer casados de por vida (Génesis 2:24; Mateo 19:3-6; Efesios 5:29-33). Las personas entregadas al pecado sexual experimentan sólo una representación vacía del verdadero amor. Y su práctica trae consecuencias graves: No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios (1 Corintios 6:9-10).
Gracias a Dios por el perdón del pecado sexual que les da a los que se arrepienten por fe en Jesucristo: Y esto erais algunos [es decir, fornicarios, adúlteros, etc.]; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios (1 Corintios 6:11). El nuevo creyente no se identifica más por las prácticas pecaminosas de su pasado sino por el lavamiento y la justificación por fe en Jesucristo. Y de acuerdo con la nueva vida en Cristo Jesús, Pablo les acuerda: No nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación (1 Tesalonicenses 4:7). Si usted es creyente, su sexualidad va a lucir su santidad en Cristo Jesús y capacitarlo como casado o como soltero para demostrar el verdadero amor.