1) Note que el libro de los Salmos es dividido en 5 libros.
El primero incluye Salmos 1 – 41 y termina con un versículo de adoración a Jehová y una respuesta de la congregación: Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, por los siglos de los siglos. Amén y Amén (Salmo 41:13).
El segundo cubre Salmos 42 – 72 y también termina con un versículo de adoración y una respuesta del pueblo: Bendito su nombre glorioso para siempre, y toda la tierra sea llena de su gloria. Amén y amén (Salmo 72:19), y luego la anotación editorial: Aquí terminan las oraciones de David, hijo de Isaí (Salmo 72:20).
El tercero va de Salmos 73 – 89 y también termina con la adoración y respuesta: Bendito sea Jehová para siempre. Amén, y Amén (Salmo 89:52).
El cuarto empieza con el Salmo más viejo, el que Moisés escribió (Salmo 90) y va hasta el Salmo 106 que también termina por decir: Bendito Jehová Dios de Israel, desde la eternidad y hasta la eternidad; y diga todo el pueblo, Amén. Aleluya (Salmo 106:48).
El quinto empieza cubre Salmos 107 hasta 150 y termina por decir: Todo lo que respira alabe a JAH. Aleluya (Salmo 150:6).
Aunque normalmente no hacemos referencia a estos 5 libros dentro del libro de los Salmos, estas divisiones pueden servirnos para organizar y distinguir tantos salmos impresionantes.
2) Acuérdese que los salmos fueron escritos para ser cantados, para dirigir y expresar la adoración de los israelitas a Jehová. ¡Desafortunadamente no existe ninguna reproducción de cómo sonaba en su época! Si existiera, creo que nos quedaríamos asombrados por cuán distinto sonaría de nuestras formas de cantar en iglesias hoy, todas las cuales vienen de sistemas y teorías de música desarrolladas en los siglos más recientes.
3) Cuando hacemos referencia a un salmo, nunca decimos “capítulo” sino “salmo”. Así que nuestras referencias al libro de los Salmos son diferentes que a los demás libros de la Biblia.
4) Note que a veces aparece la palabra “Selah” al final de algunos versículos (por primera vez en Salmo 3), normalmente puesta a la derecha de la columna. No se sabe exactamente qué quiere decir aunque la gran mayoría de los comentaristas opinan que señala una pausa, posiblemente para ajustar los instrumentos o para que los cantantes reflexionaran sobre lo que acaban de cantar. Cuando leemos los salmos hoy, es recomendable pausar al llegar a la palabra “Selah” para contemplar lo que acaba de leer. Cuando leemos los salmos en voz alta, no decimos “Selah”.
5) A veces en su lectura va a encontrar el nombre JAH. Es simplemente una forma abreviada del nombre Jehová. Al leerlo en voz alta, puede decir el nombre “Jehová” para que sea entendible.
6) La palabra española “Aleluya” viene directamente del hebreo. Significa: Alabado sea Jehová.
7) Note que el Salmo 117 es el más corto y el 119, el más largo.
8) Para los aficionados del inglés, la gran mayoría de sus traducciones de la Biblia traducen el nombre Jehová como “LORD”, en letra mayúscula, y el título divino Adonai (Señor) como “Lord” con sólo la primera palabra en mayúscula. No afecta la pronunciación. Esta traducción tiene una larga historia que viene de la cautela y la reverencia que los judíos querían tener al nombre divino para no pronunciarlo en vano. Aún hoy cuando los judíos devotos llegan a las cuatro letras hebreas que representan el nombre divino, no pronuncian el nombre divino sino que dicen “Hashem” que significa “el Nombre”. Los traductores ingleses querían seguir el mismo respeto y así tradujeron el nombre divino por “LORD” que literalmente significa “Señor”. Así que, si lee el inglés, verá: “The LORD said to my Lord” donde el español traduce más claramente: Jehová dijo a mi Señor (Salmo 110:1).