Por ejemplo, en Deuteronomio 4:10-12 Moisés vuelve a contar los eventos impresionantes en Sinaí en Éxodo 19:16-19 como el fuego, las tinieblas, y el sonido de la voz de Jehová, y añade un detalle que no fue mencionado directamente en Éxodo 19: A excepción de oír la voz, ninguna figura visteis (Deuteronomio 4:12). Y es más que un detalle; es una lección digna de toda su atención: Guardad, pues, mucho vuestras almas; pues ninguna figura visteis el día que Jehová habló con vosotros de en medio del fuego; para que no os corrompáis y hagáis para vosotros escultura, imagen de figura alguna (Deuteronomio 4:15-16).
Y Moisés les comunica que no sólo tienen la obligación presente de guardar esta lección sino también la responsabilidad de enseñarla en el futuro: Cuando hayáis engendrado hijos y nietos, y hayáis envejecido en la tierra, si os corrompiereis e hiciereis escultura o imagen de cualquier cosa, e hiciereis escultura o imagen de cualquier cosa, e hicieres lo malo ante los ojos de Jehová vuestro Dios, para enojarlo; yo pongo hoy por testigos al cielo y a la tierra, que pronto pereceréis totalmente de la tierra hacia la cual pasáis el Jordán para tomar posesión de ella; no estaréis en ella largos días sin que seáis destruidos (Deuteronomio 4:25-26). Si guardan la lección de Éxodo 19:16-19, reconocerán que Jehová es incomparable, y disfrutarán el cumplimiento de sus bendiciones futuras: Aprende, pues, hoy, y reflexiona en tu corazón que Jehová es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y no hay otro. Y guarda sus estatutos y sus mandamientos, los cuales yo te mando hoy, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, y prolongues tus días sobre la tierra que Jehová tu Dios te da para siempre (Deuteronomio 4:39-40).
De igual manera necesitan acordarse de los Diez Mandamientos. No sólo se van a acordar de los mandamientos mismos repetidos en Deuteronomio 5:6-21 sino de la actitud histórica con que los recibieron: Ahora, pues, ¿por qué vamos a morir? Porque este gran fuego nos consumirá; si oyéremos otra vez la voz de Jehová nuestro Dios, moriremos. Porque ¿qué es el hombre, para que oiga la voz del Dios viviente que habla de en medio del fuego, como nosotros la oímos, y aún viva? (Deuteronomio 5:25-26). Jehová aprobó esta actitud: ¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre! (Deuteronomio 5:29) Una lección del pasado, para estimularlos a la obediencia presente, para que sean capaces de recibir las bendiciones futuras: Andad en todo el camino que Jehová vuestro Dios os ha mandado, para que viváis y os vaya bien, y tengáis largos días en la tierra que habéis de poseer (Deuteronomio 5:33).
Los israelitas no sólo deben estar de acuerdo con esta forma de narrar la historia; la tienen que reproducir: Mañana cuando te preguntare tu hijo, diciendo: ¿Qué significan los testimonios y estatutos y decretos que Jehová nuestro Dios os mandó? (Deuteronomio 6:20) Los israelitas contestarán por repetir su historia con el mismo fin de despertar la obediencia presente de su hijo para que experimente el cumplimiento de las promesas de Jehová también: Nosotros éramos siervos de Faraón en Egipto, y Jehová nos sacó de Egipto con mano poderosa… Nos mandó Jehová que cumplamos todos estos estatutos, y que temamos a Jehová nuestro Dios, para que nos vaya bien todos los días, y para que nos conserve la vida, como hasta hoy… (Deuteronomio 6:21-25)
Como vimos ayer también, esta forma de narrar la historia debe impactar las almas de los israelitas no sólo para obediencia sino para adoración santa en reconocimiento de sus atributos únicos de Jehová: ¿Qué nación grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está Jehová nuestro Dios en todo cuanto le pedimos? (Deuteronomio 4:7) Jehová tu Dios es fuego consumidor, Dios celoso (Deuteronomio 4:24). Dios misericordioso es Jehová tu Dios, no te dejará, ni te destruirá, ni se olvidará del pacto que les juró a tus padres (Deuteronomio 4:31). A ti te fue mostrado, para que supieses que Jehová es Dios, y no hay otro fuera de él (Deuteronomio 4:35). Es decir, la narrativa de la historia israelita tiene el fin de animar al oyente a una relación viva con su Dios incomparable: Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas (Deuteronomio 6:4-5).