1) Pocas cosas encienden la ira y el llanto profundo en un esposo / en una
esposa tanto como la infidelidad descarada de su cónyuge. Estas parábolas con sus imágenes chocantes y desconcertantes nos hacen sentir la ira justa del Dios abandonado por su esposa, el pueblo de Israel.
2) Al escandalizarnos por los pecados de Jerusalén en capítulo 16 y de Ahola y Aholiba en capítulo 23, pecados que no tienen ninguna lógica posible en el trasfondo de la fidelidad de Jehová, tal vez podemos sentir mejor el escándalo de nuestros propios pecados delante la vista de Dios.
3) Estos capítulos sirven de recuerdo, en una sociedad inundada de
pornografía y que la ve como normal o un instrumento válido para excitarse
sexualmente, que toda clase de fornicación y adulterio es inaceptable, digna de
ser consumida bajo la ira justa de Jehová.