a) un amor especial revelado en su pacto,
b) a algunos impíos / pecadores escogidos en su soberanía,
c) sólo por su gracia, sin que sus escogidos la merezcan, entonces…
¿por qué no vivirán esos escogidos como quieran, en libertinaje, pecando en todo lo que quieran, porque ya son aceptados por su Dios que siempre está listo a recibir el sacrificio de un sustituto por sus pecados?
Es decir, ¿qué prohíbe que los participantes del pacto actúen como quieran? ¿Qué garantía hay que van a respetar la justicia de Dios?
La Biblia da varias respuestas a esta inquietud, una de las cuales se destaca en la lectura para hoy. Acuérdese que ayer leímos en Génesis 27 del engaño de Rebeca y Jacob para asegurarse de la bendición del pacto. Acuérdese también que vimos en Génesis 25:22-23 y Romanos 9:11-12 que la bendición del pacto no era de Isaac para dársela a ninguno; Jehová ya había revelado quién la iba a recibir. El engaño de Génesis 27 fue completamente innecesario. La bendición dada por Isaac no iba a poder cambiar nada; sólo pudo confirmar lo que Jehová ya había decidido. El hecho de que ocurrió tal como pasó nos declara más sobre las intenciones pecaminosas de Isaac, Rebeca, Esaú y Jacob que los caminos rectos de Jehová y su ministración justa del pacto.
Si esto reconocemos, ¿qué pasará al engañador Jacob? ¿No continuará a pensar que el engaño es una forma legítima para salir adelante? ¿No pensará que puede ganar todo, aún las bendiciones de Dios, por engaño?
La respuesta del pacto y de la gracia a todas estas preguntas se puede resumir en las palabras de Jesús en Apocalipsis 3:19: Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.
Por gracia, Jehová va a reprender y castigar a Jacob. Por gracia, le va a presionar hasta que se arrepienta. Por su gran amor a ese pecador escogido, va a utilizar las pruebas y los fracasos en sus relaciones con otros, el sufrimiento, la humillación y otros encuentros por todo el transcurso de su vida para moldear su alma hasta que refleje en alguna forma la justicia de Jehová.
Este proceso de disciplina empieza inmediatamente después del engaño de su padre. En vez de ser un motivo de celebración por toda la comunidad, la transferencia de la bendición a otra generación es motivo de separación, de encubrimiento y de una amenaza a la muerte entre hermanos. Rebeca busca la forma de proteger a su hijo y por pretexto lo manda lejos… cuando se despide de su hijo, será la última vez que lo ve. Jacob busca una esposa, pero no con la bendición que tenía su papá cuando los camellos de Abraham, encargados de riqueza, marcharon hacia Harán. Aunque un hijo de la promesa, Jacob es desterrado de la tierra de la promesa y aparece en Harán para buscar una esposa sin nada que ofrecer sino la fuerza de sus brazos. Por la gracia de Jehová la encuentra. Pero siete años después, cuando descubre la mañana después de su boda que ha sido engañado, resuena como una lección de la justicia la respuesta de Labán: No se hace así en nuestro lugar, que se dé la menor antes de la mayor (Génesis 29:26). Tal vez así se hace en el Canaán de tu origen, Jacob, pero aquí no permitimos esas transgresiones de la primogenitura.
Pero mucho más que una lección sobre la primogenitura, es una lección sobre su carácter y sobre Dios: la justicia de Jehová no permite el engaño. Por medio de Labán, uno aún más astuto que Rebeca o Jacob, Jehová le da a Jacob la lección de Gálatas 6:7: No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.
Pero Jehová por su gracia no lo abandona en el destierro y la vergüenza. Aunque le toca otros siete años más de servir a Labán por Raquel, luego otros años, engaños y humillaciones más, Jehová preserva a su escogido, lo prospera y lo encamina de nuevo a la tierra prometida. Y vamos a ver la misma dinámica en las vidas de los descendientes de Jacob en otras partes de la Biblia: son desterrados hacia el norte y el nordeste para ser disciplinados… y después de que sus opresores son juzgados, regresan a la tierra prometida, más humildes y dependientes en Jehová.
Y también tenemos una respuesta a la pregunta con que empezamos nuestra reflexión bíblica hoy: ¿Qué prohíbe que un escogido por gracia viva en libertinaje? Esta misma gracia que también lo disciplina y moldea para reflejar la justicia de Jehová.