Biblia narra las vidas de los otros jueces principales según un evento destacado de liberación. Por ejemplo, dedica mucho espacio a Gedeón, pero todo se relaciona con la victoria sobre los madianitas. Dedica casi dos capítulos a Jefté, pero todo tiene alguna relación con su victoria sobre los amonitas. Con ellos, el evento de
liberación sirve de ancla para narrar todos los demás detalles de su vida. Pero no tenemos esta ancla histórica destacada en Sansón… a menos que sea su muerte.
Y así la vamos a entender, a excepción de todos los demás jueces. Vamos a entender el versículo: Y los que mató al morir fueron muchos más que los que había matado durante su vida (Jueces 16:30) como señal de que el propósito de Jehová por su vida se cumplió en ese evento. Nunca dirigió a ningún ejército como otros jueces. No disfrutó años de reposo después del acto de liberación. Pero por la muerte de Sansón, Jehová logró su propósito de que: Él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos (Jueces 13:5).
Ningún otro juez fue anunciado como salvador desde antes de su nacimiento como Sansón. Ningún otro hasta este momento es nazareo, ni le fue impuesto el voto de nazareo de por vida como Sansón (vuelva a ver Números 6:1-21 para acordarse del voto nazareo). El Espíritu de Jehová vino sobre él con más frecuencia que cualquier otro juez (Jueces 14:6, 19; 15:14). Por eso se supone que Sansón va a ser un juez más glorioso que los demás, que tal vez no sólo libera a Israel de la opresión filistea sino que haga que los israelitas vuelvan a los caminos de Jehová, que su ciclo espiritual en declive se pare. Por eso nos sentimos más desánimo al contemplar la vida de Sansón: no cumplió toda su potencial para glorificar a Jehová y liberar a Israel.
Podemos hacer una larga lista de las fallas de Sansón: insiste en casarse con una pagana en vez de una israelita, y lo hace contra la voluntad de sus padres (Jueces 14:1-3). Menosprecia su voto nazareo por acercarse al cuerpo muerto del león y tocarlo, por hacer banquete por su boda (Jueces 14:10; donde se supone que tomó vino con los demás convidados) y por revelar que si se le cortara el pelo,
perdería su fuerza. Se dirige por sus deseos sexuales, no por la santidad de Jehová.
Su violencia contra los filisteos se motiva por venganza personal, no por la santidad de Jehová, aún en su última petición: Fortaléceme, te ruego, solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome venganza de los filisteos por mis dos ojos (Jueces 16:28). Al examinar la vida de Sansón, podemos encontrar mucho que
criticar.
A la vez, los israelitas no se quedan sin culpa. En vez de apoyarlo contra la opresión filistea, tres mil hombres de Judá lo arrestan y lo entregan a los filisteos (Jueces 15:11-13). ¿Puede imaginar el arresto de Gedeón para entregarlo a los madianitas? Así se han acostumbrado los hombres de Judá a los 40 años de opresión filistea: la ven como normal; les molesta que Sansón quiebra la paz filistea, y en vez de reconocer a su salvador escogido por Jehová, lo entregan a sus
opresores.
Pero no podemos permitir que nuestro desánimo con Sansón y nuestra crítica de los israelitas superen u oscurezcan la gloria de Jehová. Sansón es responsable por su preferencia desobediente por una filistea como esposa, pero no nos podemos olvidar: Mas su padre y su madre no sabían que esto venía de Jehová, porque él buscaba ocasión contra los filisteos (Jueces 14:4). Cuando a Sansón le toca pagar los treinta vestidos, es el Espíritu de Jehová que viene sobre él para descender a Ascalón y matar y desnudar a treinta hombres (Jueces 14:19). El
Espíritu viene sobre él para matar a mil filisteos con la quijada de asno (Jueces 15:14-15), y Jehová hace un milagro en respuesta de su oración para apagar su sed (Jueces 15:18-19).
Pero más gloria aún se ve en la muerte de Sansón. En medio del templo de
Dagón, dios de los filisteos, ¿quién tiene autoridad y dominio? Aunque están presentes miles de filisteos gozándose de su dios falso, cantándole sus loores por la captura de Sansón, aunque todos los principales de los filisteos se ríen del escarnio de Sansón y alaban el poder de su dios, ¿quién tiene el verdadero poder? Sansón sabe y le clama en medio del espectáculo: Señor Jehová, acuérdate ahora de mí, y fortaléceme, te ruego, solamente esta vez, oh Dios (Jueces 16:28). Y todos los gritos de alabanza en el templo de Dagón de repente se apagan cuando Jehová manifiesta su poder.
Si reconocemos la gloria de Jehová en la destrucción del templo de Dagón (¿no fue ésta una de las razones porque Jehová les mandó a los israelitas a la tierra prometida?) podemos percibir de nuevo un aspecto de su santidad aterradora. No depende de la obediencia de su pueblo para manifestarse. Jehová se va a glorificar en concierto o en contra su pueblo. Puede glorificarse por la vida o por la muerte de su juez; puede glorificarse en su obediencia o su desobediencia. Su santidad no encuentra frontera: se va a manifestar o en el campo de la batalla o aún en el centro del paganismo. La santidad aterradora de Jehová es excelsa: existe independientemente de su creación, y nada ni nadie la puede detener.
Y si percibimos que la gloria y la santidad de Jehová son excelsas, entonces podemos entender por qué Gedeón, Sansón y Jefté son identificados como héroes de la fe en Hebreos 11:32 en el Nuevo Testamento. Estos jueces defectuosos, de quienes hay mucho por criticar en sus vidas, respondieron a la gloria de Jehová por fe. No confiaron en los dioses de los madianitas o de los amonitas o de los filisteos
sino en Jehová. Y Él utilizó aún sus defectos y sus pecados para glorificarse en medio de Israel y sus vecinos.
Y esta observación nos reta hoy también. La santidad aterradora de Jehová se manifestará con nosotros o sin nosotros. ¿Qué preferimos, entonces: que se manifieste en concierto con nuestra sumisión y obediencia, o que se manifieste en contra y a pesar de nuestras rebeliones?