Note que la opresión extranjera es mandada por Jehová. Entre las maldiciones de que les advirtió en la ley mosaica les dijo: Si no me oyereis, ni hiciereis todos estos mis mandamientos, y si desdeñareis mis decretos, y vuestra alma
menospreciare mis estatutos, no ejecutando todos mis mandamientos, e invalidando mi pacto… pondré mi rostro contra vosotros, y seréis heridos delante de vuestros enemigos; y los que os aborrecen se enseñorearán de vosotros, y huiréis sin que haya quien os persiga (Levítico 26:14-15, 17). Traeré sobre vosotros espada vengadora, en vindicación del pacto (Levítico 26:25). Jehová te entregará derrotado delante de tus enemigos; por un camino saldrás contra ellos, y por siete caminos huirás delante de ellos; y serás vejado por todos los reinos de la tierra (Deuteronomio 28:25). El fruto de tu tierra y de todo tu trabajo comerá pueblo que no conociste; y no serás sino oprimido y quebrantado todos los días (Deuteronomio 28:33). El extranjero que estará en medio de ti se elevará sobre ti muy alto, y tú descenderás muy abajo (Deuteronomio 28:43).
El cumplimiento de estas maldiciones en el libro de Jueces se expresa por frases como: La ira de Jehová se encendió contra Israel, y los vendió en manos de Cusan-risataim rey de Mesopotamia (Jueces 3:8); Jehová fortaleció a Eglón rey de Moab contra Israel (Jueces 3:12) y: Jehová los vendió en mano de Jabín rey de Canaán, el cual reinó en Hazor (Jueces 4:2). Note que muchas veces las fuerzas
opresoras son encabezadas por una persona: Cusan-risataim (que significa “Cusan,
doble malvado” en el hebreo), Eglón (“pequeño becerro”) y Sísera, el capitán del
ejército cananeo. Pero en todo, no hay duda quién está en control del castigo que reciben los israelitas, y no se lo da injustamente: Hicieron, pues, los hijos de Israel lo malo ante los ojos de Jehová, y olvidaron a Jehová su Dios, y sirvieron a los baales y a las imágenes de Asera (Jueces 3:7). Los hijos de Israel volvieron a hacer lo mano ante los ojos de Jehová (Jueces 3:12; 4:1).
Entonces clamaron los hijos de Israel a Jehová (Jueces 3:9, 15; 4:3). Llegan al
punto de desesperación en que reconocen que no hay salvación en Baal y Asera. Y como prometió en versículos como Levítico 26:40-42, si ellos confiesan su iniquidad, se humillan su corazón incircunciso y reconocen su pecado: Entonces yo me acordaré de mi pacto con Jacob, y asimismo de mi pacto con Isaac, y también de mi pacto con Abraham me acordaré, y haré memoria de la tierra (Levítico 26:42).
Y Jehová levantó un libertador a los hijos de Israel y los libró (Jueces 3:9, 15; vea también 4:6). Como la opresión extranjera es encabezada muchas veces por una persona, la liberación por Jehová también es encabezada por uno: Otoniel, Aod, Samgar y Barac en los primeros cinco capítulos. Con la excepción de Otoniel, no sabemos nada de ellos antes de que sean escogidos por Jehová por su obra de la liberación; no hay nada en ellos que de antemano indicarían que serían jueces de Israel. Note también que en muchas ocasiones, la liberación viene por medio de un instrumento inesperado: el puñal de dos filos hecho por Aod, la aguijada de bueyes de Samgar y la estaca y el mazo de Jael, la mujer que mató a Sísera. Así demuestra que no es por linaje real ni alta tecnología ni destreza militar sino por la Presencia de Jehová que, por medio de lo humilde, común y no reconocido, salva a su pueblo.
Note también la importancia de las mujeres en estos relatos. Acsa, la esposa de Otoniel, se baja de su asno por respeto a la autoridad de su padre Caleb y le pide el favor de fuentes de agua para el sustento de su heredad (Josué 15:16-19;
Jueces 1:12-15). Débora le profetiza el mensaje de Jehová a Barac para la liberación de Israel de Sísera y le alaba a Jehová en cántico por la victoria. Y aunque Barac dirigió al ejército que venció a Sísera, fue Jael, una mujer, que negó la paz que había entre el rey de los cananeos y su esposo y ganó la fama por matar al que afligía a Israel. Igual como los hombres, estas mujeres sirven de ejemplo de cómo confiar en las promesas de Jehová, animar a los demás a la fe en él y cómo negar a los enemigos de Jehová para identificarse con Él.
Guarde en mente estos temas y características porque serán importantes para entender las lecciones de los jueces que vienen.