Antes de empezar a examinar los sacrificios mismos, será útil ver una lista de pecados por los cuales no hay sacrificio en el Antiguo Testamento: la “resolución” de estos se encuentra en la muerte de la persona que los cometió. Otra vez nos ayuda Allen P. Ross en su libro Holiness to the Lord: A Guide to the Exposition of the Book of Leviticus (Baker Academic, 2002):
Contra el primer mandamiento: el sacrificio o adoración a otros dioses (Levítico 20:3; Deuteronomio 17:2-7), brujería (Éxodo 22:18; Levítico 20:6), falsa profecía (Deuteronomio 13:5; 18:20).
Contra el tercer mandamiento: blasfemia (Levítico 24:14, 16, 23).
Contra el cuarto mandamiento: trabajar el día de reposo (Éxodo 31:14).
Contra el quinto mandamiento: herir o maldecir a su padre o a su madre (Éxodo 21:15, 17; Levítico 20:9), ser contumaz o rebelde contra la voz de sus padres (Deuteronomio 21:18-21).
Contra el sexto mandamiento: el homicidio (Levítico 24:17, 21).
Contra el séptimo mandamiento: el adulterio (Levítico 20:10; Deuteronomio 22:22); la violación (Deuteronomio 22:25); la fornicación (Deuteronomio 22:21); el incesto (Levítico 20:11, 14).
Contra el octavo mandamiento: el secuestro (Éxodo 21:16).
Contra el noveno mandamiento: levantar falso testimonio contra alguien en cualquier de los casos anteriores (Deuteronomio 19:16, 19, 21).
De nuevo, cualquier de estas ofensas intencionales contra los diez mandamientos no fueron perdonados por los sacrificios de que vamos a leer hoy (Ross, Holiness, 130). Tenían que terminar en la muerte del pecador, o como el caso del rey David en su adulterio con Betsabé y el homicidio de Urías, tenían que ser perdonados por declaración de Jehová mismo (2 Samuel 12:13).
Acuérdese también de que el holocausto de Levítico 1, el sacrificio más básico del culto israelita, se presenta para la expiación del pecado. Así que al entrar Levítico 4, leemos sobre sacrificios por ciertas clases de pecado. Primero leemos: Cuando alguna persona pecare por yerro en alguno de los mandamientos de Jehová sobre cosas que no han de hacer (Levítico 4:2). Note que estos pecados no son premeditados; el pecador los cometió sin intención. Pero note también que aunque uno los ha cometido sin intención, todavía llevan culpa delante de Dios.
Este sacrificio es semejante al holocausto de Levítico 1: hay que identificar el animal apropiado, sin defecto; hay que imponerle la mano; el derramamiento de sangre de la víctima tiene un papel central. Pero se destacan unas diferencias importantes también:
1. En el caso del pecado de un sacerdote ungido, hay que llevar la sangre dentro del tabernáculo para rociar el velo siete veces y ponerla sobre los cuernos del altar de incienso, y luego derrama el resto al pie del altar de bronce (Levítico 4:5-7).
2. En vez de quemar el animal entero como en el holocausto, sólo queman la grosura y algunos órganos internos como el sacrificio de paz (Levítico 4:8-10).
3. Todo lo demás es llevado fuera del tabernáculo para ser quemado en el lugar de las cenizas, un lugar limpio donde queman los desechos del tabernáculo (Levítico 4:11-12). El sacerdote no guarda el cuero como en el holocausto; ¡no se queda con ninguna recompensa por el pecado! Desean que el pecado y su contaminación sean llevados lejos del lugar santo de Dios.
Note también que hay unas diferencias si el pecador es la congregación de Israel (Levítico 4:13), un jefe en Israel (Levítico 4:22) o una persona sin la responsabilidad de gobernar (Levítico 4:27):
1. Si peca la congregación de Israel, los ancianos ponen sus manos sobre la cabeza del becerro (Levítico 4:15).
2. Si peca un jefe, presenta un macho cabrío en vez de un becerro, y el sacerdote pone la sangre en los cuernos del altar de bronce; no la llevan dentro del tabernáculo (Levítico 4:23, 25).
3. Si peca una persona sin responsabilidad de gobernar, puede traer una cabra o cordero, hembra sin defecto (Levítico 4:28, 32); la sangre también se pone en los cuernos del altar de bronce, no dentro del tabernáculo (Levítico 4:30, 34).
Estos sacrificios nos enseñan mucho sobre el impacto del pecado, sobre la contaminación que lleva. Primero, note que una preocupación en estos sacrificios es la contaminación del tabernáculo. Por los pecados del pueblo, el tabernáculo se queda contaminado, y hay que purificarlo con sangre en los cuernos de los altares. Segundo, mientras más autoridad tiene el pecador, más contaminación llevan sus pecados para toda la comunidad. La relación de toda la comunidad con Jehová se pone en peligro mientras pecan sus líderes. Así que el sacrificio por el pecado tiene que ser suficientemente eficaz para limpiar la contaminación aún de los lugares más santos en relación con Dios.
Tercero, ¡qué bendición es el tener Jehová, el Dios perdonador, por Señor! Aunque los pecados cometidos sin intención dejan una contaminación grande sobre el pueblo, por la sangre derramada del sacrificio del pecado, Jehová nos dice: Obtendrán perdón… tendrá perdón… será perdonado… será perdonado (Levítico 4:20, 26, 31, 35). El pecado y su contaminación son llevados fuera del lugar de la relación con Jehová, a tal punto que el salmista puede celebrar: Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones (Salmo 103:12). ¡Gloria a Dios!
Apuntes adicionales: note también que los sacrificios descritos en Levítico 5 y 6:1-7 especifican y extienden los sacrificios por el pecado:
Levítico 5:1-4 clarifica cuatro casos en que la persona tiene que presentar un sacrificio por el pecado de acuerdo con lo que leímos en Levítico 4.
Note que Levítico 5:5 requiere la confesión del pecado en estos cuatro casos junta con el sacrificio.
Levítico 5:7-13 explica qué hacer para el sacrificio de pecado en casos de pobreza.
Levítico 5:14-16 explica la restitución que se añade en siclos de plata al sacrificio de pecado cuando se trata de pecados sin intención en las cosas santas de Jehová.
Levítico 5:17-19 lo aplica aún en casos de errar por ignorancia en las cosas santas.
Levítico 6:1-7 describe los sacrificios y la restitución que se dará cuando pecan por hurtos, falso testimonio o descuido de los bienes de su prójimo, casos como los de Éxodo 22:1-15.