La genealogía de Jesucristo en Mateo 1 pasa de Abraham por las generaciones a José, el padrastro de Jesús. Como Mateo nos dice claramente, José no engendró a Jesús pero lo aceptó como hijo, y por eso Jesús hereda su descendencia genealógica.
La genealogía de Lucas 3:23-32 va del presente al pasado, de José hasta Adán. Esta es la materna. Claro que sigue la pregunta: Si es la genealogía materna, ¿por qué Lucas 3:23 tiene el nombre de José y no el de María? Suponemos que Elí, el padre de María, sólo tuvo ella y tal vez otras hijas, pero ningún hijo. En este caso, por falta de un hijo, la herencia se transfiere a la hija y luego al esposo de la hija cuando se casa. El yerno es considerado legalmente como si fuera hijo.
Mire el ejemplo de las hijas de Zelofehad en Números 27:1-11. Su padre tuvo hijas pero ningún hijo, y luego murió en el desierto. Sin ningún hijo, el nombre de su familia se habría borrado de entre las familias de Israel. Ellas pidieron y recibieron la heredad de su padre, y Jehová estableció las prioridades del parentesco para estos casos en que un varón muere sin hijo.
Aparece de nuevo el caso de las hijas de Zelofehad en Números 36. Algunos príncipes de la tribu de Manasés dicen que si ellas se casan con hombres de otra tribu, la heredad pasaría de ellas a sus esposos y, en la próxima generación, a sus hijos… pero, ¡serían considerados de la otra tribu, la tribu de sus esposos! Así que dentro del territorio de Manasés podría haber una pequeña parte de la tribu de Aser, y otra de la tribu de Simeón, etc. Pasando muchas generaciones, en vez de una organización por tribus íntegras y separadas en su geográfica, ¡todo el territorio de Israel sería un rompecabezas de alianzas! Entonces les ponen una restricción a las hijas de Zelofehad: que se casen con hombres de su tribu solamente. Así se va a preservar la integridad de la tribu por las generaciones.
De acuerdo con estas leyes podemos entender Lucas 3:23. Elí tuvo una hija: María, sin ningún hijo. Ella recibe la heredad de su padre. Cuando se casa con José, un hombre de la misma tribu que ella (la tribu de Judá), su heredad pasa a él. Ahora José tiene todos los derechos legales como si fuera hijo de Elí. Cuando Lucas cuenta la genealogía, no entra en los detalles. Simplemente pone en lista los nombres de los varones de cada generación sin ninguna mujer. Por eso pasa por encima del enlace matrimonial por María y describe la relación entre yerno y suegro como la ven por la ley de las heredades en Israel: José, hijo de Elí (Lucas 3:23).
Note que esta explicación concuerda con sus trasfondos en Mateo y Lucas. La genealogía de Mateo 1 y el resto del capítulo nos permiten ver el nacimiento de Jesús de la perspectiva de José. No se menciona la visita del ángel Gabriel a María, ni la visita de ella a Elisabet, etc. En cambio, nos cuenta del sueño de José cuando le anunció que el hijo engendrado en ella fue concebido por el Espíritu Santo (Mateo 1:20). En cambio, Lucas 3:23-32 y los capítulos anteriores concuerdan con la perspectiva de María. El ángel Gabriel le anuncia el nacimiento de Jesús, luego visita a Elisabet, etc. No se menciona la lucha interna de José en si se iba a casar con ella o no. Así entre los evangelios de Mateo y de Lucas, tenemos dos perspectivas del nacimiento de Jesús y sus dos genealogías para comunicarnos una verdad gloriosa: era un hombre completamente integrado a la vida humana, pero concebido por el Espíritu Santo y por eso, el Hijo de Dios.