La concentración en los milagros y su narrativa concisa hacen que la obra del Espíritu Santo resalte en el evangelio. Inmediatamente Marcos identifica a Jesús como Hijo de Dios (Marcos 1:1), y en vez de continuar con su genealogía y la historia de su nacimiento como Mateo, Marcos va directamente al ministerio preparativo de Juan el Bautista. Como punto culminante de su ministerio declara Juan: Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo (Marcos 1:8), y luego el Espíritu desciende sobre Jesús en su bautismo y escuchamos la confirmación del Padre que dice: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia (Marcos 1:10-11). En sólo 11 versículos Marcos nos ha demostrado los credenciales espirituales de Jesucristo, y de aquí en adelante nos los presenta en acción.
Las enseñanzas de Jesús en estos capítulos son breves. La más larga se trata del Espíritu Santo y reprende a los que lo blasfeman (Marcos 3:23-30). Generalmente sus enseñanzas son respuestas concisas a las preguntas de otros y subrayan la autoridad con que ministra.
Otro tema importante que aparece desde los primeros capítulos de Marcos es su inmensa popularidad con la gente común y corriente. Después de echar un espíritu inmundo de un hombre en la sinagoga de Capernaum: Muy pronto se difundió su fama por toda la provincia alrededor de Galilea (Marcos 1:28). Cuando llegó la noche, luego que el sol se puso, le trajeron todos los que tenían enfermedades, y a los endemoniados; y toda la ciudad se agolpó a la puerta (Marcos 1:32-33). Llega al punto de que: ya Jesús no podía entrar abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera en los lugares desiertos; y venían a él de todas partes (Marcos 1:45).
Su inmensa popularidad trajo también el peligro de que las multitudes nunca iban a dejarlo descansar, o que iban a aplastar a algunos en su deseo de verlo, o que iban a rebelar contra las autoridades y declararlo rey. Por eso muchas veces vemos su insistencia en callar la información sobre sus milagros y su identidad. Aun hace callar a los demonios que echa fuera (Marcos 1:34).
Por el evangelio de Marcos podemos maravillarnos junto con las multitudes por el poder espiritual y los milagros de Jesús y sentir con ellos el entusiasmo y la esperanza por la llegada del reino de Dios.