Mientras los discípulos admiran los edificios del templo, Jesús confirma el juicio divino que acaba de declarar en capítulo 23: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada (Mateo 24:2). Esta profecía motiva la pregunta de los discípulos después, una pregunta de dos partes: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? (Mateo 24:3) La respuesta de Jesús sobre cuándo serán estas cosas [la destrucción del templo] y su segunda venida y el fin del siglo [que aquí se ve como un evento] cubre capítulos 24 y 25.
Algunas preguntas importantes de que debaten los comentaristas incluyen: según nuestra perspectiva hoy, ¿cuáles versículos refieren a eventos que ya han pasado, y cuáles refieren a los que todavía son futuros? [Claro que para Jesús y sus discípulos en esta conversación, todos los eventos eran futuros.] ¿Describen versículos 29-31 un evento principalmente físico o espiritual? ¿Qué relación tiene versículo 34 con lo demás? Aquí en poco espacio no vamos a intentar a resolver todas estas preguntas, pero vamos a notar algunas observaciones que nos ayudarán a entender esta enseñanza.
Acuérdese de que la confusión de los discípulos es uno de los elementos principales que ocurre repetidas veces por todo el libro de Mateo. Es significativo que la respuesta de Jesús empieza: Mirad que nadie os engañe (Mateo 24:4). El propósito principal de Jesús en estos dos capítulos no es informar la curiosidad de los discípulos sino prepararlos por el tiempo cuando él no va a estar físicamente presente con ellos para que no participen en la confusión que su ausencia va a despertar: Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán (Mateo 24:5). Habrá guerras, desastres naturales, mucha persecución, falsos profetas, multiplicación de maldad y disminución del amor (24:9-12). Pero el verdadero discípulo no se debe desanimar ni ser llevado por el corriente de esa confusión y pecado: El que persevere hasta el fin, éste será salvo (24:13). Es decir, el discípulo tiene su primera tarea: mantenerse firme en lo que Jesús ya le ha revelado.
Después, Jesús declara su segunda tarea, algo que va a clarificar después de su resurrección en 28:18: Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin (Mateo 24:14).
Luego, Jesús describe un evento de impacto local (la destrucción del templo en el año 70 d.C. según mi forma de ver) en versículos 15-26 con la intención de quitar la confusión. Que los discípulos no piensen que la destrucción del templo, aunque horrible, sea directamente asociado con su venida. Todavía es un evento local: Ya os lo he dicho antes. Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis. Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre (Mateo 24:25-27). La segunda venida de Jesús, como vemos en versículos 29-31, será de impacto universal, no sólo local.
Entonces, que estén preparados cuando venga la tribulación asociada con la destrucción del templo: De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas [según entiendo yo, en referencia otra vez al evento local, a la destrucción de Jerusalén], conoced que está cerca, a las puertas (Mateo 24:32-33).
Mientras Jesús puede decir que la destrucción del templo va a ocurrir en esa generación (Mateo 24:34), dice que sólo el Padre sabe la hora de su segunda venida (24:36). Y su llegada no vendrá con señales. Vendrá como el diluvio en la época de Noé, o como ladrón en la noche; entonces los discípulos tienen su tercera tarea: Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor… Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis (24:42, 44).
¿Cómo va a velar el verdadero discípulo? Jesús se lo enseña en las parábolas del final de capítulo 24 y todo capítulo 25. La obediencia fiel a largo plazo, la inversión de los recursos naturales para los fines del reino de los cielos, la práctica regular de obras de misericordia a los necesitados, el reconocimiento de que va a rendir cuentas al Señor – estas acciones y actitudes demuestran la vigilancia del verdadero discípulo. ¿Y si su vida no manifiesta estas características? Pues, la venida del Señor será tan rápido que no habrá tiempo para cambiar (Mateo 25:10-13). Es mejor arrepentirse ahora mismo y obedecer al Señor que buscar el arrepentimiento demasiado tarde.
En toda la discusión que despiertan algunos de los versículos de estos dos capítulos, no pierda las enseñanzas principales – no sea engañado; declare las buenas noticias de Cristo Jesús a otros; tenga misericordia a los necesitados; y prepárese ahora mismo por la segunda venida de Jesucristo, porque cuando venga, no habrá más oportunidad para cambiar.