Note también que este orden se basa en la identificación con los hijos de Jacob. La identidad más básica de todos los israelitas no será su profesión, su carrera, su lugar de nacimiento ni sus preferencias personales sino su relación genealógica con Abraham por medio de Isaac y Jacob. Esta relación los define individualmente, los define en sus familias y en su comunidad. Y para muchos, también los define espiritualmente. En una época el apóstol Pablo, como muchos israelitas por tantas generaciones, va a sentir mucho orgullo y un sentido de seguridad espiritual por su linaje físico: Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos (Filipenses 3:4-5). El poder ser contado en un censo como Números 1 – 4 para ellos significan la aprobación completa de Jehová, de que son herederos de las promesas declaradas a Abraham.
Note también que este censo tiene un propósito militar, de contar a todos los varones de veinte años en arriba que podía salir a la guerra. No se organizan para andar de vacaciones; entrarán la tierra prometida con la misión de derrotar a los cananeos y limpiar la tierra de su idolatría perversa y la contaminación a fuerzas.
Y adonde sea que los israelitas vayan, Jehová está en el centro de su pueblo. Todas las tribus tienen su lugar alrededor de la Presencia de Jehová en el tabernáculo; ninguna se queda excluida. Para los israelitas devotos, no habrá otro lugar mejor. Van a poder decir de acuerdo con los hijos de Coré: Prefiero estar a la puerta del tabernáculo que en las tiendas de la maldad. Mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, que habitar en las moradas de maldad (Salmo 84:10).
Con el censo de Números 1 – 4 surge otra pregunta que va a resonar por toda la Biblia. ¿Cómo se identifica uno con el pueblo de Jehová? ¿Tenemos usted y yo un lugar alrededor de la Presencia de Jehová? ¿Qué nos pasará a los que no somos del linaje de Abraham? O para ponerlo en términos que vimos en el libro de Génesis, ¿cómo llegará Abraham a ser bendición a las naciones? Tenemos más por leer antes de ver las respuestas completas a estas preguntas, pero por lo menos vemos muchos pasos decisivos en esa dirección – el Dios santo que puede morar en medio de su pueblo escogido, el Dios que acepta el sacrificio de un sustituto sin defecto, el Dios fiel que cumple sus promesas, el Dios redentor que cuenta a los suyos sin faltar uno.