(Hay 6 videos que explican el significado de Salmo 1 versículo por versículo – haga clic aquí si desea verlos. ¡Prometo no repetir esa información ahora!)
Note que como entrada al libro de los Salmos, Salmo 1 nos declara la importancia de no leer los salmos aparte del trasfondo de toda la Biblia. Los lectores tenemos que encontrar nuestro deleite, nuestra delicia, en toda la ley de Jehová. Si leemos únicamente los salmos en la Biblia, aunque con buenos motivos como para encontrar consuelo o consolación, los primeros versículos de Salmo 1 nos demuestran cuán lejos estamos del conocimiento de Dios: Bienaventurado el varón que… en la ley de Jehová está su delicia (Salmo 1:1-2), una referencia a los primeros cinco libros de la Biblia (Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio). La ley de Jehová es la base para entender todos los salmos. Fueron escritos por hombres que se deleitaban en la ley; sirven de consuelo, consolación y mucho más a los que conocen su palabra y la obedecen. Al leer los salmos, que no nos olvidemos esta puerta de entrada.
Salmo 2 nos señala la importancia del Ungido de Jehová en los salmos que siguen. El Ungido, llamado el Mesías en el hebreo o el Cristo en el griego, refiere a uno que es ungido con aceite para demostrar que es puesto aparte por Jehová, su instrumento escogido para sus fines de la redención y la salvación de su pueblo, escogido para reinar y gobernar en justicia (lea 1 Samuel 16:1-13 para ver un ejemplo histórico). Históricamente este título refería al rey David o su descendiente que reinaba sobre el trono de Judea en Jerusalén, pero el significado profético de muchos versículos sobre el Ungido nos dirigen a un Ser mucho más grande y glorioso que el rey David, a su descendiente físico que a la vez es desde la eternidad, a Jesucristo.
Por ejemplo, en los primeros versículos de Salmo 2 leemos sobre una rebelión contra Jehová y su ungido: ¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas? Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido, diciendo: Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas (Salmo 2:1-3). El resto del salmo canta del rechazo de los rebeldes por Jehová, su reafirmación de su ungido y la advertencia a los reyes que lo amen con temor.
Note que en Hechos 4, los discípulos de Jesucristo entienden estos versículos como una profecía sobre Jesucristo. En oración dicen: Por la boca de David tu siervo dijiste: ¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas? Se reunieron los reyes de la tierra, y los príncipes se juntaron en uno contra el Señor, y contra su Cristo. Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera (Hechos 4:25-28). Según ellos, el rey David no era el tema del salmo tanto como el medio de comunicación para profetizar de Jesucristo, el Ungido por excelencia, de cómo fue rechazado por los líderes judíos y gentiles que lo crucificaron, y de la vindicación del Ungido cuando el Padre lo resucitó.
Por eso, si el Salmo 1 nos indica la importancia de leer los salmos con atención a toda la ley de Jehová, el Salmo 2 subraya la importancia de leerlos en sumisión y alabanza al Ungido de Jehová, en sumisión y alabanza a Jesucristo. Si nos deleitamos en la palabra de Dios y nos sometemos a su Cristo, estamos listos para entrar en el libro de los Salmos.