Los autores identificados en esta sección son el rey David (el autor de casi todos estos salmos), los hijos de Coré (que escribieron o cantaron Salmos 42 – 49) y Asaf (el autor del Salmo 50). Los hijos de Coré son descendientes del Coré que ayudó a levantar una rebelión contra Moisés y Aarón en Números 16. Él y los que lo acompañaron en la rebelión fueron tragados vivos por la tierra o consumidos por fuego, pero los hijos de Coré no murieron (Números 26:10-11). Muchas generaciones después uno de sus descendientes, el cantor Hemán, fue nombrado por David y los levitas para dirigir con sus hijos el servicio de canto en la casa de Jehová (1 Crónicas 6:31-33, 37). Fue acompañado en el canto y en la dirección de instrumentos por su pariente Asaf (1 Crónicas 15:16-17, 19) que en el primer lugar sonaba los címbalos (1 Crónicas 16:4-5).
En esta sección de los Salmos se destacan las peticiones del ungido a Jehová y sus testimonios de la salvación. Note por ejemplo en Salmo 3 como se levanta su petición o queja a Jehová: ¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios! Muchos son los que se levantan contra mí. Muchos son los que dicen de mí: No hay para él salvación en Dios (Salmo 3:1-2).
David responde a esta tribulación por clamarle a Jehová con una seguridad fundada en la relación entre Jehová y su ungido del Salmo 2. Aquí ora: Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; mi gloria, y el que levanta mi cabeza (Salmo 3:3).
Luego encuentra la salvación: Con mi voz clamé a Jehová, y él me respondió desde su monte santo. Yo me acosté y dormí, y desperté, porque Jehová me sustentaba (Salmo 3:4-5). Y con confianza en Jehová mira hacia los retos que le esperan: No temeré a diez millares de gente, que pusieren sitio contra mí. Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío; porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla; los dientes de los perversos quebrantaste (Salmo 3:6-7).
Entonces, por la fidelidad de Jehová en salvarlo a él, David anuncia la salvación a todo el pueblo: La salvación es de Jehová; sobre tu pueblo sea tu bendición (Salmo 3:8). Y estos temas de la petición a Jehová, su salvación y el anuncio de la salvación a todo el pueblo vuelven a surgir una y otra vez en los salmos en esta sección.
Otros salmos concentran en la gloria de Jehová como el Salmo 8 que se abre y se cierra apropiadamente con la declaración: ¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! (Salmo 8:1, 9) Otros como el Salmo 32 se maravillan en el perdón que Jehová otorga a pecadores arrepentidos. Otros como el Salmo 16 y el Salmo 23 se recrean en su amor fiel. Salmos 36 y 37 entre muchos otros se sostienen en la justicia de Jehová. Y esta sección termina con el Salmo 72 y la esperanza que la salvación, la gloria, el perdón, el amor fiel y la justicia de Jehová se manifiesten en la próxima generación cuando reina el hijo de David, Salomón. Por eso, mientras lee Salmos 1 - 72, alabe y glorifique a Jehová por sus maravillosos atributos y ore en esperanza por las próximas generaciones.