El altar de bronce donde se van a poner los sacrificios de animales, de flor de harina y las libaciones,
La fuente de bronce, entre el altar de bronce y el tabernáculo, donde los sacerdotes van a lavar las manos y los pies cada vez que la pasan. Aquí nos cuenta que fue hecha de los espejos de las mujeres que velan a la puerta del tabernáculo de reunión (Éxodo 38:8), y
El atrio, donde van a trabajar los sacerdotes, separado del campamento por las cortinas y sus columnas.
El inventario nos cuenta de la diligencia de los israelitas en utilizar el oro, la plata y el bronce donados.
También repasamos los detalles de la ropa del sumo sacerdote:
El efod con sus piedras de ónice en las hombreras con los nombres de todas las tribus de Israel,
El pectoral con sus 12 piedras preciosas con los nombres de todas las tribus también,
El manto con campanillas y granadas en las orillas, y
La mitra con la lámina de la diadema santa de oro puro que dice: SANTIDAD A JEHOVÁ.
Presentan todo a Moisés que lo inspecciona y les da su aprobación: he aquí que la habían hecho como Jehová había mandado (Éxodo 39:43). ¡Qué diferentes son sus acciones esta vez! Nada de desobediencia como en el caso del becerro de oro. Ni tampoco ninguna de la maldición: Y los bendijo (Éxodo 39:43). No hay necesidad de que Moisés vuelva a interceder por ellos hoy para que Jehová los perdone; esta vez sirve de canal de bendición, comunicando el placer de Jehová en su obra. Posiblemente respira en oración: Sea la luz de Jehová nuestro Dios sobre nosotros, y la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros, sí, la obra de nuestras manos confirma (Salmo 90:17).